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204. El propósito del trabajo

Lo escuché en el año 1938


Durante el período de preparación, el trabajo entero radica en el “no”; pues tal como está escrito, “y serán afligidos en una tierra que no es”. Sin embargo, en lo referente a la lengua, que es considerada “mí”, uno primero debe adquirir el estado del amor.

No obstante, durante el período de preparación, el trabajo se encuentra sólo bajo la forma de “no”; es decir, de “no has de tener”, y mediante la profusión de noes llegamos al punto de Dios[1] de Jésed. Pero antes de eso hay muchos noes, lo cual representa otros dioses: muchos noes. Esto se debe a que de Lo Lishmá uno llega a Lishmá.

Y a causa de que la Sitra Ajra sirve de apoyo, aun después, cuando trabajamos para atraer Kedushá (Santidad), si se acepta esta asistencia, caemos de nivel, y entonces aquélla toma la abundancia que habíamos atraído. De ese modo la Sitra Ajra tiene el poder de dominarlo a uno, y de este modo uno se encuentra forzado a satisfacer su deseo. Y uno no tiene otra alternativa más que ascender a un nivel más alto.

Así, el proceso se vuelve a repetir, al igual que antes, con los cuarenta y nueve portones de impureza. Esto significa que uno camina a través de los niveles de Kedushá hasta los cuarenta y nueve portones. Pero allí, ella tiene el control para tomar toda la vitalidad y la abundancia, hasta que la persona cae cada vez dentro de un portón de impureza mayor, puesto que “Dios ha hecho a uno opuesto al otro”.

Y cuando uno llega al portón número cuarenta y nueve, ya no puede continuar ascendiendo, hasta que el Creador venga y lo redima. Y respecto a eso se dice que “Devoró riquezas, pero las vomitará; de su vientre se las hará echar Dios”. Esto quiere decir que ahora uno toma toda la abundancia y la vitalidad que la Klipá (cáscara) tomaba de los cuarenta y nueve portones de Kedushá. A esto se refiere la frase: “el pillaje del mar”.

Sin embargo, es imposible ser redimido antes de que sea sentido el exilio. Y cuando uno camino por los cuarenta y nueve, percibe el exilio, y el Creador redime en la puerta número cincuenta. Y la única diferencia entre Galut (exilio) y Geulá (redención) radica en la letra Álef, que es “Alufó Shel Olam” (Paladín del mundo). Por lo tanto, además, si uno no alcanza el exilio de manera apropiada, le faltará ese nivel.



[1]  En hebreo, la palabra “El” (heb: Dios) consiste de las mismas letras que la palabra “Lo” (heb: No), pero en orden inverso.

 

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