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La esencia de la sabiduría de la Cabalá

Antes de comenzar a elucidar la historia de la sabiduría de la Cabalá, referida por muchos, considero  necesario comenzar con una completa clarificación de la esencia de esta sabiduría, que a mi parecer, muy pocos conocen. Y naturalmente es imposible hablar de la historia de algo sin antes conocer la cosa misma.

Aunque este conocimiento es más vasto y profundo que  el océano, haré el máximo esfuerzo, con toda la fuerza y el conocimiento que he adquirido en este campo, para aclararlo e iluminarlo desde todos los ángulos, lo suficiente para que cualquier alma extraiga las conclusiones correctas, tal como son en verdad, sin dejar margen para el error,  como suele suceder en tales cuestiones.

¿EN TORNO A QUÉ GIRA LA SABIDURÍA?

Esta pregunta viene a la mente de toda persona sensata. Para tratarla en forma apropiada, proporcionaré una definición confiable y duradera: esta sabiduría es  nada más y nada menos que una secuencia de raíces, que se desprenden por la vía de causa y consecuencia, mediante reglas fijas, determinadas, entretejiéndose en un solo y elevado objetivo descripto como "la revelación de Su Divinidad a Sus criaturas en este mundo."

Y existe aquí una conducta de lo particular y lo general:

General: toda la humanidad está eventualmente obligada a llegar a esta inmensa evolución, como está escrito, "Porque estará la tierra llena del conocimiento del Señor, como las aguas que cubren el mar" (Ieshaiahu/Isaías 11:9). "Y no enseñarán más cada cual a su compañero y cada cual a su hermano, diciendo: “¡Conoced al Señor!”, porque todos ellos Me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor de ellos" (Irmiahu/Jeremías 31:33). "no tendrá que esconderse más tu maestro, sino que tus ojos verán a tu maestro” (Ieshaiahu/Isaías 30:20).

Particular: que aún antes de la perfección de toda la humanidad, esta regla es implementada en unos pocos individuos elegidos en cada generación. Estos son los únicos dotados, en cada generación, con ciertos grados de revelación de Su Divinidad. Y estos son los profetas y los hombres de Dios.

Y como dijeron nuestros sabios, "No existe una generación que no posea un hombre como Abraham y Jacob". Por lo tanto se ve que la revelación de Su Divinidad se implementa en cada generación, tal como nuestros sabios, que nos merecen toda la confianza, lo proclaman.

LA MULTIPLICIDAD DE PARTZUFIM, SEFIROT Y MUNDOS

Sin embargo, de acuerdo con lo anterior, surge una pregunta: dado que la sabiduría no tiene más que un rol especial y claro, ¿por qué la cuestión de la multiplicidad de Partzufim, Sefirot y conexiones intercambiables, que son tan abundantes en los libros de Cabalá?.

En efecto, si uno considera el cuerpo de un pequeño animal, cuya única tarea es subsistir para  poder existir en este mundo durante el tiempo suficiente para engendrar y propagar su especie, encontrará en él una estructura compleja de millones de fibras y tendones, como lo han descubierto los fisiólogos y anatomistas. Y hay mucho que les queda por descubrir a los seres humanos. En consecuencia, se puede concluir la inmensa variedad de asuntos y canales que necesitan conectarse con el fin de obtener y revelar esa meta sublime.

DOS CONDUCTAS: DESDE ARRIBA HACIA ABAJO Y DE ABAJO HACIA ARRIBA.

Esta sabiduría se divide generalmente en dos órdenes paralelos e idénticos, como dos gotas de agua. La única diferencia entre ellos es que el primer orden se extiende desde Arriba hacia abajo, hacia este mundo, y el segundo orden atraviesa desde abajo hacia arriba, precisamente a través de las mismas rutas y  estructuras impresas en su raíz, cuando aparecieron desde Arriba hacia abajo.

El primer orden es llamado  "el orden de descenso de los mundos, PartzufimSefirot", en todas sus incidencias, ya sean duraderas o pasajeras. El segundo orden es llamado “logros o grados de profecía y Espíritu Santo". Una persona recompensada con éste debe seguir las mismas sendas y entradas, y gradualmente obtiene cada detalle y cada grado, precisamente a través de las mismas reglas que fueron impresas en ellos en el momento de su emanación desde Arriba hacia abajo.

La revelación de la Divinidad no aparece de una sola vez, sino gradualmente, durante un período de tiempo, dependiendo de la purificación del logro, hasta que se descubre todos los grados desde Arriba hacia abajo. Y debido a que ellos llegan en orden de logro, uno después del otro y uno por encima del otro, como lo hacen los peldaños de una escalera, son llamados "grados" (pasos).

NOMBRES ABSTRACTOS

Muchos creen que todas las palabras y los nombres en la sabiduría de la Cabalá son una clase de nombres abstractos. Esto se debe a que ésta trata de la Divinidad y la espiritualidad, que están por encima del tiempo y el espacio, donde incluso nuestra imaginación no puede llegar. Por eso han decidido que seguramente estas cuestiones se refieren únicamente a nombres abstractos, o incluso más sublimes y exaltados que nombres abstractos, puesto que están completamente y desde el principio, exentos de elementos imaginarios.

Pero ese no es el caso. Al contrario, la Cabalá emplea solamente nombres y denominaciones  que son concretas y reales. Para los Cabalistas existe una regla inflexible según la cual, "Lo que no logramos, no lo definimos con un nombre ni con una palabra".

Aquí debe saber que la palabra "logro" (Heb: Hasagá) implica el último grado de comprensión. Se deriva de la frase. "que tu mano alcanzará" (Heb: Ki Tasig Iadjá). Esto significa que antes de que algo se vuelva completamente diáfano, como si uno lo tuviera agarrado en su mano, los Cabalistas no lo consideran como logro, sino entendido, comprendido, etc.

LA REALIDAD DE LA SABIDURÍA DE LA CABALÁ

Las cosas reales se encuentran aún en la realidad física que se despliega ante nuestros ojos, aunque no tengamos la percepción ni la imagen de su esencia.  Tal es el caso de la electricidad y el magnetismo, llamados "fluidos".

Sin embargo, ¿quién podría decir que estos nombres no son reales, cuando conocemos vívida y satisfactoriamente sus acciones? No podríamos ser más indiferentes al hecho de que no tenemos percepción de la esencia del asunto mismo, a saber la electricidad misma.

Este nombre es tan tangible y conocido por nosotros como si fuese completamente percibido por nuestros sentidos. Hasta los niños pequeños están familiarizados con la palabra, "electricidad," de la misma manera que conocen  palabras como pan, azúcar, etc.

Más aún, si uno desea ejercitar sus herramientas para examinar un poco, le diré que como una totalidad, ya que no existe la más mínima percepción del Creador, es por lo tanto imposible acceder a la esencia de ninguna de Sus criaturas, aún de los objetos tangibles que podemos sentir con nuestras manos.

Así, todo lo que conocemos acerca de nuestros amigos  y parientes en el mundo de acción ante nosotros no es otra cosa que "familiarizarse de sus acciones". Estas son impulsadas y nacen por la asociación de su encuentro con nuestros sentidos, lo cual nos aporta una completa satisfacción aunque no tengamos percepción alguna de la esencia del tema.

Además, uno no tiene percepción o logro alguno incluso de su propia esencia. Todo lo que usted conoce de su propia esencia no es más que una serie de acciones que se extienden desde su esencia.

Ahora podemos concluir fácilmente que todos los nombres y denominaciones que aparecen en los libros de Cabalá son en verdad auténticas y fácticas, aunque no tengamos en absoluto logro alguno en el tema. Esto es así porque quienes se dedican a ello tienen la satisfacción completa de su percepción inclusiva de su plenitud última, es decir una mera percepción de acciones, provocada y surgida de la asociación de la Luz Superior con aquellos que la perciben.

No obstante, esto es suficiente, pues la regla dice: "Todo lo que es medido y extractado de Su Providencia para ser realizado en la naturaleza de la Creación, es completamente satisfactorio". De modo similar, uno no puede desear un sexto dedo en su mano, porque cinco dedos son suficientes.

LOS TÉRMINOS MATERIALES Y LOS NOMBRES FÍSICOS EN LOS LIBROS DE CABALÁ

Cualquier persona sensata comprenderá que cuando tratamos de cuestiones espirituales, y aún más cuando se trata de  la Divinidad, no disponemos de palabras o letras con las cuales contemplarlas. Esto se debe a que todo nuestro vocabulario no es sino una combinación de las letras provenientes de nuestros sentidos y nuestra imaginación. Pero, ¿cómo pueden ser de ayuda allí  donde no existen la imaginación ni los sentidos?.

Incluso si tomamos la sutil palabra que puede ser usada en tales cuestiones, a saber la palabra “Luz Superior", o aún "Luz Simple", continúan asociándose a la luz del sol, o a la de una vela, o la luz de placer que uno experimenta cuando resuelve una gran duda. Sin embargo, ¿cómo podemos emplearlas en cuestiones espirituales y  y caminos Divinos? Estos ofrecen al examinador nada más que falsedad y engaño.

Es particularmente así cuando uno necesita encontrar algo racional en esas palabras que lo ayuden en las   negociaciones acostumbradas en la búsqueda de la sabiduría. Aquí el sabio debe ser muy riguroso empleando definiciones a los ojos de los observadores.

Y si el sabio llegara a fallar siquiera en una simple palabra desafortunada, ciertamente confundirá y conducirá a error a los lectores. Estos no entenderán en absoluto lo que está diciendo allí, antes de ello, después de ello, y todo lo conectado con esa palabra, como es sabido para cualquiera que estudie libros de sabiduría.

Por lo tanto, uno debe preguntarse, ¿cómo es posible que los Cabalistas empleen palabras erróneas para explicar las interconexiones en esta sabiduría? Además, es sabido que no existe definición a través de un nombre falso, pues la mentira no tiene patas ni base.

De hecho, aquí se necesita tener un conocimiento previo de la Ley de la Raíz y las Ramas, por la cual las palabras se relacionan una con otra.

LA LEY DE LA RAÍZ Y LA RAMA POR LA CUAL SE RELACIONAN LOS MUNDOS

Los cabalistas han descubierto que la forma de los cuatro mundos, llamados AtzilutBriáIetziráAsiá, comenzando con el primero, el más elevado, llamado Atzilut, y finalizando en este mundo físico, tangible llamado Asiá, es exactamente el mismo en cada ítem y evento. Esto significa que todo lo que acontece y ocurre en el primer mundo se encuentra también sin cambios en el siguiente mundo, debajo de éste. Esto es del mismo modo en todos los mundos que le siguen, hasta este mundo tangible.

No existe diferencia entre ellos, sino solamente un grado diferente, percibido en la sustancia de los elementos de la realidad de cada mundo. La sustancia de los elementos de la realidad en el primero, el más elevado, es más pura que la de todos los mundos debajo de éste. Y la sustancia de los elementos de la realidad en el segundo mundo es más tosca  que la del primer mundo, pero más pura que todo lo que se encuentra en un grado inferior.

Esto continúa en forma similar hasta este mundo ante nosotros, cuya sustancia de los elementos en realidad es más densa y oscura que en todos los mundos que le preceden. Sin embargo, las formas y los elementos de la realidad y todos sus acontecimientos permanecen inalterados e iguales en cada mundo, tanto en cantidad como en calidad.

Esto ha sido comparado con lo que sucede con un sello y su impresión: todas las formas en el sello se transfieren perfectamente en cada detalle e intrincación sobre el objeto impreso. Así es con los mundos, donde cada mundo inferior es una impresión del mundo Superior a éste. Por lo tanto, todas las formas en el Mundo Superior son meticulosamente copiadas, tanto en cantidad como en calidad, en el mundo inferior.

Así, no existe un elemento de la realidad o un acontecimiento de la realidad en el mundo inferior, que no se encuentre su semejanza en el mundo Superior a éste, tan idénticos como dos gotas de agua. Y estos son llamados “Raíz y Rama”. Eso significa que el ítem en el mundo inferior se considera una rama de su modelo, que se encuentra en el Mundo Superior, siendo la raíz del elemento inferior, como si  cada ítem en el mundo inferior fuera impreso y hechos para ser.

Esa fue la intención de nuestros sabios cuando dijeron, "No existe una brizna de hierba aquí abajo que no tenga una estrella y un guardián arriba que la toca y le dice; “¡Crece!”.  Resulta que la raíz,  llamada "fortuna", la compele a crecer y asumir su atributo en cantidad y calidad, como en el ejemplo del sello y lo impreso. Esta es la ley de la Raíz y la Rama, la cual se aplica a cada detalle y acontecimiento de la realidad, en cada mundo singular, en relación con el mundo Superior a ese.

EL LENGUAJE DE LOS CABALISTAS ES UN LENGUAJE DE RAMAS

Esto significa que las ramas indican sus raíces, que son sus matrices, que necesariamente existen en el Mundo Superior. Pues no existe realidad en el mundo inferior que no se desprenda de su Mundo Superior. Como en el caso del sello y la impresión, la raíz en el Mundo Superior obliga a su rama en el mundo inferior a revelar enteramente su forma y característica, como dijeron nuestros sabios, que la fortuna en el mundo Superior, se relaciona con la hierba en el mundo inferior, la impulsa, la fuerza a completar su crecimiento. Debido a esto, cada rama en este mundo define bien su molde, situado en el Mundo Superior.

Por consiguiente, los Cabalistas han hallado un vocabulario preestablecido y glosado, suficiente para crear un excelente lenguaje hablado. Esto les permite conversar entre ellos de los asuntos en las Raíces Espirituales mencionando simplemente la rama tangible en este mundo bien definida para nuestros sentidos físicos.

Los oyentes entienden la Raíz Superior hacia la cual señala esta rama física porque está relacionada  con ella, siendo su impresión. Así, todos los seres de la creación tangible y todas sus instancias han llegado a ellos como nombres y  palabras bien definidos, indicando las Raíces Espirituales Superiores. Aunque no pueda haber una expresión verbal en su lugar espiritual, puesto que está más allá de toda imaginación, éstas han ganado el derecho a ser expresadas en palabras a través de sus ramas, dispuestas ante nuestros sentidos aquí en el mundo tangible.

Esa es la naturaleza del lenguaje hablado entre los Cabalistas, mediante el cual ellos transmiten sus logros espirituales persona a persona y de generación en generación, tanto en forma oral como escrita. Ellos se entienden uno al otro totalmente, con toda la exactitud que se requiere para negociar en la investigación de la sabiduría, con definiciones precisas uno no puede fallar en ello. Esto es así porque cada rama tiene su propia definición natural y única, y esta definición indica hacia su raíz en el Mundo Superior.

Tenga en cuenta que este Lenguaje de las Ramas de la sabiduría de la Cabalá es más conveniente para explicar los términos de la Sabiduría que todas nuestras lenguas ordinarias. A partir de la teoría del nominalismo es sabido que las lenguas han sido deformadas por el habla popular. En otras palabras, debido al uso excesivo de las palabras, éstas han sido vaciadas de sus contenidos precisos, provocando grandes dificultades para transmitir deducciones precisas de uno a otro a través de la palabra oral o escrita.

Este no es el caso en el Lenguaje de la Ramas de la Cabalá:  éste se deriva de los nombres de las creaciones y sus acaecimientos, colocados ante nuestros ojos, y definidos por las leyes inalterables de la naturaleza. Los lectores y oyentes nunca serán inducidos a  una mala comprensión de las palabras que se ofrecen a ellos, ya que las definiciones naturales son absolutamente determinadas y no pueden ser infringidas.

LA TRANSMISIÓN DESDE UN SABIO CABALISTA HACIA UN RECEPTOR QUE COMPRENDE

Por lo tanto, escribió el RAMBAN en su introducción a su comentario de la Torá: "Y le traigo un verdadero pacto a todo aquel que estudie este libro: que todos los indicios que escribo en los secretos de la Torá, le aseguro firmemente que mis palabras no serán captadas por ninguna mente ni inteligencia, excepto de la boca de un sabio Cabalista al oído de un receptor que entiende". Del mismo modo, Rav Jaim Vital escribió en su introducción al Árbol de Vida, y además, en palabras de nuestros sabios (Jagigá, 11): "Uno no estudia Cabalá a solas, a menos que sea sabio y entienda con su propia mente".

Sus palabras son totalmente comprensibles cuando dicen que uno debe recibir de un sabio Cabalista. Pero ¿por qué la necesidad de que el discípulo sea primero sabio y capaz de comprender por sí mismo? Además, si él no es así, entonces no se le debe enseñar, aunque sea la persona más justa en el mundo. En forma adicional si uno ya es sabio y capaz de comprender por sí mismo, ¿qué necesidad tiene de aprender de  otros?.

De lo anterior se deduce que sus palabras se comprenden con absoluta simplicidad: hemos visto que todas las palabras y los nombres que nuestros labios pronuncian no pueden ayudarnos a expresar ni la más mínima expresión de los asuntos Divinos y espirituales, que se encuentran por sobre  el tiempo y el espacio imaginarios. En cambio, hay un lenguaje especial para estos asuntos, que es el Lenguaje de las Ramas, que indican su relación con sus Raíces Superiores.

Sin embargo, este lenguaje, aunque extremadamente apropiado para su tarea de profundizar en los estudios de esta sabiduría, más que otros lenguajes, es solamente entonces si el que escucha es sabio por sí mismo, es decir que conoce y entiende la forma en que las ramas se relacionan con sus raíces. Es así porque estas relaciones no son del todo evidentes cuando las examinamos desde abajo hacia arriba. En otras palabras, es imposible encontrar alguna deducción o apariencia en las Raíces Superiores observando las ramas inferiores.

Todo lo contrario, la inferior es estudiada a partir de la Superior. Por lo tanto, primero se debe alcanzar las Raíces Superiores, la forma que tienen en la espiritualidad, por encima de toda imaginación, sino más bien con un logro puro. Y una vez que uno ha logrado por completo las Raíces Superiores con su propia mente,  puede examinar las ramas tangibles de este mundo y saber cómo se relaciona cada rama con su raíz en el Mundo Superior, en todos sus órdenes, en cantidad y cualidad.

Cuando uno conoce y comprende perfectamente todo eso, hay un lenguaje común entre él y su maestro, a saber el Lenguaje de las Ramas. Empleándolo, el sabio Cabalista puede expresar los estudios en la sabiduría, conducida en los Mundos Espirituales Superiores, tanto los que ha recibido de sus maestros, como sus expansiones en la sabiduría, que ha descubierto por sí mismo. El motivo es porque ahora tienen un lenguaje común y se entienden uno a otro.

En cambio, cuando un discípulo no es sabio y comprende el lenguaje a su modo, es decir, la forma en que las ramas indican a sus raíces, naturalmente el maestro no puede transmitir siquiera una simple palabra de esta sabiduría espiritual, mucho menos negociar con él en el examen de la sabiduría. Esto es así porque no tienen un lenguaje común que puedan utilizar, y se convierten en mudos. Por lo tanto, es necesario que la sabiduría de la Cabalá no sea enseñada a menos que el discípulo sea sabio y entienda por sí mismo.

Aún más debemos preguntarnos: ¿Cómo es entonces que el discípulo se ha vuelto tan sabio como para conocer las relaciones entre la rama y la raíz remontándose a las Raíces Superiores? La respuesta es que aquí los esfuerzos de uno son en vano; ¡lo que necesitamos es la ayuda del Creador! El completa a aquellos que capturan Su cariño con sabiduría, entendimiento y conocimiento para adquirir logros sublimes. ¡Aquí es imposible ser ayudado por alguien de carne y hueso!.

En verdad, una vez que Él aumentado el cariño de una persona y le ha sido otorgado el logro sublime, uno está entonces preparado para  llegar y recibir la vastedad de la sabiduría de la Cabalá de un sabio Cabalista, porque solo ahora tienen un lenguaje común.

APELACIONES AJENAS AL ESPÍRITU HUMANO

Con todo lo dicho hasta ahora, usted entenderá por qué a veces encontramos en los libros de Cabalá apelaciones y términos completamente ajenos al espíritu humano. Éstas abundan en los libros fundamentales de la Cabalá, como El Zohar, los Tikunim, y los libros del Arí. Es en verdad desconcertante por qué estos sabios emplearon apelaciones tan modestas para expresar nociones tan sagradas y elevadas.

Sin embargo, usted lo entenderá totalmente una vez que haya adquirido los conceptos anteriores. Esto se debe a que ahora resulta claro que ningún lenguaje en el mundo puede emplearse para explicar esta sabiduría, excepto el que ha sido previsto para tal fin, a saber el Lenguaje de las Ramas relacionado con sus Raíces Superiores.

Así, obviamente, ninguna rama u ocurrencia de una rama debe ser descuidada debido a su grado inferior, o no ser utilizada para expresar el concepto deseado en las interconexiones en la sabiduría, ya que no hay otra rama en nuestro mundo que tome su lugar.

Al igual que dos cabellos no se alimentan de la misma raíz, no hay dos ramas que se relaciones con una única raíz. Por consiguiente, abandonando un acontecimiento inusual, perdemos el concepto espiritual que le corresponde en el Mundo Superior, ya que no disponemos de una sola palabra que pronunciada en su lugar indique esa raíz. Además, tal incidente podría afectar a la sabiduría entera en toda su vastedad, ya que ahora hay un eslabón faltante en la cadena de la sabiduría conectada con ese concepto.

Esto mutila a toda la sabiduría, ya que no hay ninguna otra sabiduría en el mundo donde los asuntos estén tan fusionados y entrelazados a través de causa y efecto, origen y  consecuencia, como la sabiduría de la Cabalá, conectada de cabo a rabo como una larga cadena. Por lo tanto, con la pérdida temporal de tan siquiera un pequeño conocimiento, la sabiduría entera se oscurece ante nuestros ojos, ya que todas las cuestiones están atadas entre sí muy fuertemente, literalmente fusionándose en una.

Ahora usted no se sorprenderá del empleo ocasional de apelaciones ajenas. Ellos no tienen ninguna libertad de elegir las apelaciones, para reemplazar la mala con la buena. Siempre deben utilizar la  rama o el incidente, que precisamente apunta a su Raíz Superior en toda su necesaria medida. Más aún, los temas deben ser ampliados para proporcionar una definición precisa a los ojos de sus camaradas observadores.

 

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