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Maternidad y educación

Un diálogo entre el cabalista Michael Laitman y los instructores de la Academia de Cabalá, Michael Sanilevich y Eugene Litvar.

6 de agosto de 2007


Tabla de Contenidos:

  • La actitud de las personas hacia la maternidad
  • La raíz espiritual de la maternidad
  • ¿Sufren los niños por los pecados de sus padres?
  • Libre albedrío
  • Cómo educar a los niños correctamente
  • La formación de los deseos correctos en los niños
  • ¿Se debe tratar a los niños hiperactivos con medicamentos?
  • Los niños y las drogas
  • La educación espiritual en los niños es de suma importancia
  • ¿Qué es la Luz Superior?


La actitud de las personas hacia la maternidad

Litvar: ¿Cómo podemos explicar el hecho de que la humanidad se ha vuelto más colérica, más descortés e intolerante en el curso de su desarrollo a través de la historia, sin embargo, al mismo tiempo, la maternidad en todos los pueblos, culturas y religiones goza de gran respeto? ¿Cuál es el origen de esta actitud en las personas?

M. Laitman: Es natural y no depende de nosotros. Esta actitud hacia la maternidad se transmite por medio de la educación dentro de la familia. El amor del hijo por su madre, el amor de la madre hacia él, así como la protección que él recibe de ella, se transmite después a la relación entre marido y mujer. De alguna manera, el marido ve a una madre en su esposa, y ella lo trata a él, no sólo como un marido, sino en parte como a un niño. Estos comportamientos se transmiten. La correspondencia entre los sexos es muy compleja.

Asimismo, el respeto a la mujer lo determina la necesidad de la continuación de la especie: el hombre no mira a la mujer únicamente como un objeto de satisfacción sexual, sino también como una compañera para la existencia y la vida. Pero ahora estoy hablando desde un punto de vista egoísta, normal, saludable y animal.

Estamos conscientes de cómo era la situación en los siglos anteriores: la mujer era necesaria para la continuación de la especie; para tener herederos. Se le elegía de acuerdo a su salud y su capacidad para procrear. Pero, incluso con esta actitud puramente consumista hacia la mujer, siempre fue respetada. El respeto lo transmite el hijo que fue educado por su madre, y así sucesivamente, porque él además ve una madre en su esposa, hasta cierto punto.

Como ejemplo, les voy a contar mi propia experiencia. Yo fui educado como un chico normal, aunque leía mucho; participaba en las clases de ciencias y me veía a mí mismo como un futuro científico. Asistí a la universidad y en mi segundo año tuve un profesor llamado Svyadosh, que más adelante publicó un libro en dos volúmenes llamados: La conducta sexual del hombre y la conducta sexual de la mujer. Él trabajaba en Leningrado, en una gran clínica psiquiátrica, y nos enseñó fisiología, psicología y anatomía. Realmente le gustaba llevar a sus estudiantes a visitar diferentes instalaciones médicas.

Estudiábamos el tema de la cibernética biomédica. Él nos llevó a instituciones médicas, puesto que nosotros, futuros ingenieros en cibernética biomédica, necesitábamos conocer a los médicos y familiarizarnos con los equipos. Visitamos la clínica psiquiátrica del profesor Svyadosh en innumerables ocasiones, al igual que los necrocomios (por ejemplo, la Morgue de Leningrado, un depósito de cadáveres frente de la estación de trenes Vitebsk), así como las maternidades. Posteriormente, en el Hospital de Maternidad # 4, escribí uno de mis trabajos.

Éramos chicos de 19 años, en nuestro segundo año de carrera. Nos llevaron a ver las mujeres en situaciones de parto. Y allí había alumbramientos muy complicados. Las mujeres permanecían allí durante días y no podían dar a luz. En esos tiempos (aproximadamente 1965) la medicina y los equipos no eran de muy buena calidad.

Cuando presencié un parto por primera vez quedé tan estupefacto que mi actitud hacia las mujeres cambió inmediatamente: comencé a tratarlas con respeto. Cuando un hombre está presente durante el nacimiento de un bebé, lo experimenta de una forma especial, particularmente en aquel entonces.

Ni la morgue ni los institutos de salud mental, donde había personas que corrían por todas partes haciendo muecas horribles o tendidas en una cama, amarradas, me impresionaron de manera tan poderosa como aquello. Intencionadamente, él nos llevó a visitar estos centros de reclusión.

Sin embargo, lo que realmente me marcó en forma profunda y positiva para toda la vida fue percibir la manera en que una persona nace en medio del sufrimiento. Asistimos a muchas patologías graves: presentaciones complicadas y otros casos muy complejos. El profesor Svyadosh a propósito nos llevó a esos pabellones.

Si pudiera, haría lo mismo con todos los hombres jóvenes. Los llevaría a todos esos sitios: una clínica psiquiátrica, una morgue y una maternidad.

Igualmente, Svyadosh nos llevó a la Unidad de Control y Registro Informativo –el primero en Rusia. Nos mostró cómo se llevaban a cabo las operaciones de corazón abierto en ese centro.

Él hizo mucho por nosotros, aunque no tenía por qué haberlo hecho. Le estoy muy agradecido por su preocupación en mostrarnos prácticamente cómo la sociedad cuida de la gente, la rehabilita, la da la bienvenida a la vida, toma bajo su cuidado a aquellos que han perdido la razón, inhuma a las personas –estos son cuatro ejemplos trascendentales. Eso nos preparó de manera extraordinaria: el grupo entero se fortaleció por dentro y lo que percibí inmediatamente es que todos comenzaron a sentir más respeto por las mujeres.

La raíz espiritual de la maternidad

E. Litvar: ¿Por qué casi todas las mujeres que se convierten en madres, incluso si realmente no deseaban dar a luz (por ejemplo, lo hicieron para complacer a su esposo, para consolidar a la familia o por alguna otra razón) aún así ama, atiende y mima a su bebé? ¿Existen raíces espirituales en ello, o es un factor psicológico?

M. Laitman: Vemos comportamientos semejantes en los animales. No hay nada espiritual. ¡Absolutamente no! ¿Por qué pensamos que existe algo espiritual en eso? ¿Por qué conectarlo con la espiritualidad? Necesitamos ver a las personas como productos de la naturaleza, que existen en este estado en el nivel animal. No hay nada espiritual en ello.

Lo espiritual es lo que podemos cultivar dentro de nosotros, por nosotros mismos, si desarrollamos la necesidad de lo que llamamos “el punto en el corazón.” Si este punto, el embrión del alma futura, no emerge en una persona, entonces él o ella es sencillamente como un animal, sin diferencia alguna de los otros animales, excepto por una sistematización interna ligeramente mayor, y nada más. Así que no debemos buscar nada sobrenatural en las personas. Cualquier tipo de animal en nuestro mundo posee lo mismo.

Hay algunas especies que mueren para dar a luz. Existen peces que retornan a sus aguas de origen para desovar –nadando cientos y miles de kilómetros, y mueren después de depositar sus huevos. Así es la naturaleza: nos empuja hacia adelante por medio de los instintos, y no podemos hacer nada al respecto. En nuestra vida, actuamos únicamente bajo la rígida influencia de la Naturaleza.

Miren cómo nos sentamos, cómo hablamos. Dentro de nosotros llevamos un cálculo continuo: ¿qué es mejor para nosotros? ¿Esto o aquello? Todo esto es la naturaleza: es la forma en que nuestros sistemas interactúan. Y no hay necesidad de buscar algo espiritual o sobrenatural: es una máquina.

E. Litvar: ¿Esta máquina está controlada por las leyes del Mundo Superior o a  las leyes de este mundo?

M. Laitman: Está controlada en base a las leyes de nuestro mundo. Es nuestro cuerpo animal. Sin embargo, en su último nivel (el nivel del ser humano) este cuerpo animal se subdivide en la persona inanimada, la persona vegetativa, la persona animal y la persona humana.

Dentro de esas personas que crecen hasta el nivel del humano dentro del humano, gradualmente emerge un punto en el corazón, la aspiración por adquirir un nivel aún más alto. Ese nivel realmente está “más allá de los límites”; es más elevado que nuestra naturaleza, y no podemos alcanzarlo mediante nuestras leyes terrenales. Allí ya necesitamos trabajar en nosotros mismos en forma muy seria, siguiendo un método cabalístico específico. Sin embargo, todo esto le pertenece al alma, a la esencia espiritual de las personas. Por el contrario, de lo que estamos hablando ahora pertenece a la esencia animal, y no hay nada sobrenatural, especial o espiritual en ello.

¿Sufren los niños por los pecados de sus padres?

E. Litvar: “¿Por qué los niños pequeños sufren por los pecados de sus padres? ¿Realmente sufren por los pecados de sus padres?”

M. Laitman: Todos nosotros nacemos con rasgos particulares, los cuales no elegimos; después nos educan unos padres que tampoco elegimos y estos padres a su vez fueron educados por otros padres, y en su momento fueron al preescolar, a la escuela, y estuvieron en unos ambientes que ellos no escogieron. Justamente sucedió de esa manera. Por consiguiente, recibimos a nuestros padres como productos confeccionados por el ambiente que los formó. Por lo tanto, ellos a su vez nos educaron de la misma manera, y nosotros, llegado el momento, educaremos de esta forma a nuestros hijos. Y no hay nadie a quien culpar por nuestros pecados excepto a la naturaleza. No tenemos absolutamente a nadie a quien culpar por esto, ni a nuestros padres ni a los padres de nuestros padres, a nadie.

Todos nosotros somos la consecuencia de un  desarrollo continuo, un desarrollo incesante y gradual, que está basado en la  causa y el efecto. Ninguna persona tiene voluntad en este sentido. No existe el libre albedrío en nuestra vida corporal; en el nivel corporal no existe absolutamente nadie a quien culpar.  Así pues, olvidemos lo que está bien o mal en nosotros debido a la gente que nos rodea: parientes, mentores, los primeros maestros, o quien sea. Uno recibe lo que recibió, y eso es todo: ese es el destino.

Lo que hagamos ahora con eso, si surge una pregunta dentro de nosotros del tipo  -¿Por qué vivo? ¿Para qué? ¿Acaso tengo una predestinación más alta, más grande que simplemente existir y luego abandonar este mundo?- eso es lo que importa. Si en una persona surge un sentimiento de estar destinado a algo más elevado que ella misma, entonces él o ella se desentenderán de las preguntas ¿de dónde vengo?, ¿quién soy? y ¿cómo soy? La persona necesita aplicarse para alcanzar la Meta Superior, que siente o percibe de alguna manera delante de sí.

Por lo tanto, no tenemos a nadie a quien culpar ni razones para mirar atrás en nuestra vida corporal mientras nos estamos desarrollando; y más aun en la vida espiritual, si nos estamos desarrollando, no hay razón para prestarle atención a nuestras cualidades corporales. Se nos proporcionan todas las condiciones iniciales y necesitamos trabajar con ellas. No hay razón para huir. ¿Por qué ocurre todo esto? En este momento, no hay manera de saberlo.

Los cabalistas que alcanzan un nivel más elevado perciben nuestro mundo, así como el mundo Superior, desde allí. Ellos pueden ver de dónde proviene cada persona, quién es, qué clase de alma tiene, por qué ese cuerpo emergió en nuestro mundo con tales propiedades, en este entorno particular, y con estos parámetros internos y externos prescritos en particular, de manera que más adelante la persona tenga la aspiración de crear un alma, de desarrollarla, y de servir a toda la humanidad de una manera singular. Eso es acrobacia aérea.

Libre albedrío

M. Sanilevich: Continuamos tratando el tema del “libre albedrío”.

M. Laitman: Es un tema recurrente, porque si el libre albedrío existe, entonces tenemos algo sobre lo que podemos discutir, pero si no, no hay nada que decir. ¿Cuál sería el caso? Existimos normalmente, tratando de extraer el mayor beneficio para nosotros  en cada instante que pasa. Si existe el libre albedrío, eso significa que se nos otorgó por alguna razón, para la realización de alguna meta en especial, y en ese caso necesitamos descubrir cuál es esa meta, comenzar a ejercer la libertad, y entonces estaremos en condiciones de hacer algo. Pero si no podemos hacer nada, entonces no nos queda otra cosa más que vivir nuestras vidas calmadamente, y eso es todo. ¿Qué podemos hacer? En ese caso la persona no se diferencia de un animal. En consecuencia, el esclarecimiento del libre albedrío es un asunto fundamental.

M. Sanilevich: A partir de lo que usted dice parecería ser mucho más fácil que una persona viviera sabiendo que no tiene libertad en esto y en aquello. Pero, sí tiene libertad en algo en particular.

M. Laitman: Sí, por supuesto.

M. Sanilevich: Si una persona sabe que no se puede cambiar la enfermedad, el infortunio, ni todo lo que ocurre en la vida, entonces ¿por qué todo el alboroto?

M. Laitman: Nuestra naturaleza corporal nos da una excelente oportunidad de llegar a esa conclusión. Vemos que entre más enfermedades derrotamos, se presentan otras nuevas, más graves. En otras palabras, nada nos ayuda. Vemos que no funciona el método sencillo y directo para mejorar nuestras vidas, o de alguna forma intentar cuidarnos del mal, acercándonos a la bondad y cosas por el estilo.

Por otra parte, el libre albedrío es la barrera que separa a la persona del animal. En otras palabras, si el humano que está dentro de nosotros está situado detrás de esa barrera, entonces está todavía en el nivel animal, y si está por encima de esa barrera entonces es humana.  “Humana” significa ser libre. Adam significa semejante al Creador (de la palabra hebrea “Dome”- semejante). Por lo tanto, una persona que revela que el propósito de la existencia humana es volverse similar al Creador, elevarse al nivel del Creador, utiliza todos los medios posibles que posee en el mundo para lograrlo, se realiza a sí misma y se vuelve humana. Eso es lo que constituye el libre albedrío. Todas las demás acciones que no están dirigidas a la semejanza con el Creador, no son libres. Lo único es que no lo percibimos claramente y existimos en la ilusión del libre albedrío.

Y en lo que respecta a nuestra vida: cuando la gente hace la separación entre la parte donde realmente pueden hacer algo y la parte donde comprueban que no depende de ellos, tenemos una antigua y hermosa oración, “Dios, dame la fuerza para cambiar lo que está en mi poder cambiar. Dame inteligencia para no hacer lo que no está en mi poder. E ilumíname para separar una cosa de la otra”.

Separar una cosa de la otra tiene un profundo significado. Significa separar la parte donde una persona no es libre, de la parte donde es libre. Eso significa entender, descubrir que esa parte en donde una persona no es libre no debe tocarse, y que la parte donde es libre debe utilizarse para la realización de la persona.

M. Sanilevich: ¿Debe una persona descubrir por sí misma en dónde radica su  libertad y en dónde no?

M. Laitman: ¿Quién más podría hacerlo por él o por ella?

M. Sanilevich: Una persona de la calle no puede descubrirlo sola. Lo que usted dice no constituye una prueba para él o ella.

M. Laitman: No lo puede hacer porque no se lo van a enseñar en la escuela normal; sólo en una escuela de Cabalá.

M. Sanilevich: ¿Así que la persona necesita hacer una introspección para estar segura? Pero, eso le puede llevar toda la vida.

M. Laitman: Primero que nada, ¿para qué serviría la vida sino para esto?  La persona puede existir como una vaca con una linda campanita o puede tratar de hacer de sí misma un ser humano. Para eso justamente nos fue otorgada la vida desde el comienzo hasta el fin de nuestro ser. ¿Para qué más?

No hay razón para pensar que se puede resolver en un solo día. Es algo que se lleva a cabo día con día y que lo lleva a uno al nivel del Creador. Esto puede sonar imprudente o irreal, pero es verdad: hasta el absoluto y completo nivel del Creador. Por eso es que desde el principio se llama ser humano a una persona: porque necesita alcanzar la equivalencia con el Creador.

Ahora digamos cómo hacerlo. Sólo puede lograrse leyendo y estudiando la Cabalá. No se requiere nada más. La persona debe empezar desde ahí, y todo lo demás lo encontrará en los libros.

La persona no necesita imponerse ninguna limitación, ejercicio (particularmente los físicos), o cambios en su vida, ahora o más tarde. Puedo garantizar eso desde el principio. No se necesita cambiar nada: profesión, familia, actividades, religión o gustos – nada. Si la Cabalá cambia a una persona en algún sentido, es en una actitud hacia la vida más seria y correcta, o más bien en una realización correcta.

Y después naturalmente, él se verá a sí mismo, a la gente, y al mundo de manera diferente, y  tratará a todos y todo de una manera ligeramente diferente, pero esto ocurrirá en su libre albedrío, y él comenzará a percibir el Mundo Superior y al Creador en sus revelaciones interiores. En la medida en que una persona es similar a Él, entonces comenzará a descubrir una sensación de pertenencia y su conexión.

E. Litvar: Separamos las personas en dos categorías, es decir: los “animales” y quienes aspiran a llegar a ser humanos o que ya son seres humanos.

M. Laitman: Hasta que no llega el momento en que la pregunta sobre la realización del libre albedrío, la cuestión del, ¿Para qué vivo y por qué?, surge en nosotros, todos somos animales. “Animales” no es una palabra peyorativa: “animales” significa que existimos automáticamente. Incluso si nos parece que nosotros no existimos automáticamente y decimos: ¿Cómo? Yo elegí a qué colegio ir, en dónde trabajar en el futuro, qué ver y dónde pasar mi tiempo. Justo ahora tengo muchas opciones frente a mí: puedo hacer esto o puedo hacer aquello. ¿Qué haré esta noche? Puedo ir al cine, al bar, salir con mis amigos, ver a una chica, quedarme en casa, leer un libro, ir a una biblioteca, a un restaurante o cualquier otra cosa que desee…

E. Litvar: ¡Pero elegimos!

M. Laitman: ¡Es una ilusión! En un momento dado, escaneamos de todas esas opciones que tenemos, de acuerdo con nuestras necesidades y posibilidades. Efectuamos sumas y restas y entonces obtenemos un resultado,  como cualquier calculadora.

No conocerán el resultado final.  Se puede formar en uno espontánea, subconscientemente y de pronto se nos proporciona en nuestras sensaciones y consciencia y lo aceptamos como nuestra propia decisión, igual que cualquier otra.

Digamos que en algún momento el individuo desea algo. ¿De dónde proviene este “Yo quiero”? Ahora, él quiere. Alguien encendió algo dentro de él y repentinamente dice “Yo quiero”.  Pero, ¿de dónde proviene este deseo si él no lo tenías antes? De pronto sintió este deseo, este pensamiento creciendo dentro de él. ¿Cómo llegó allí? Podríamos decir, “del subconsciente”.  Pero, ¿qué es el subconsciente? ¿Quién decidió que ese deseo debía emerger?

Aquí es donde comenzamos a sentir que no somos tan elementales, que estamos formados de varias capas de diferentes clases. De una manera que no nos queda clara, nuestro intelecto, deseos y sentimientos surgen para luego entremezclarse, se elevan hasta nosotros y despiertan diversos impulsos, estímulos y actitudes. Y lo que es más importante, dependiendo de la forma en que estas diversas sensaciones surjan en una persona, percibirá diferentes imágenes del mundo. La persona ve lo que quiere ver y no ve lo que no quiere ver. Si ve algo amenazador y se concentra en ello, entonces no verá nada más. En otras palabras, nuestra visión y nuestras percepciones son realmente muy subjetivas y están filtradas.

Por lo anterior, no podemos decir que cada uno de nosotros ve el mismo mundo. Todo lo que sucede en nosotros sucede en el exterior, debido a cierto mecanismo particular, que es regulado por alguien que no somos nosotros. Y cuando miramos atrás, difícilmente podemos aceptar que: “¿Fui yo? ¿Yo hice eso? ¿Me conduje de esa manera? Era una persona completamente diferente, no era yo.”

E. Litvar: Eso ocurre.

M. Laitman: Es la sensación que sentimos porque, como decimos, “¿Es mi vida o es un sueño?” En la realidad, ese no era “yo”.

Cómo educar a los niños adecuadamente

M. Sanilevich: Nos ha llegado esta pregunta: “Mi esposa y yo hemos decidido tener nuestro primer hijo. Hemos leído casi toda la literatura sobre educación y la cabeza nos da vueltas. ¿Cuál es su consejo? ¿Qué es lo más importante en la educación de un niño según con la Cabalá?”

 

M. Laitman: La cuestión más importante que debe entender un niño es que ustedes no lo están tratando con amor absoluto, de la forma en que ustedes quisieran, sino más bien con un sentido de verdad, mediante el cual, por su bien, el amor y las exigencias se encuentran en equilibrio mutuo..

Si ustedes lo tratan de esta manera, entonces el niño de dos o tres años, subconscientemente (obvio, pues de otra manera cómo podría él tener la habilidad de aceptar o captar nada de ustedes) como un animalito pequeño, que observa a un animal grande, percibirá sus normas de conducta, que no provienen de un espontáneo sentimiento de amor y no dependen de la fatiga o la felicidad, sino que están dirigidas hacia su adecuado desarrollo. Si su sentimiento de amor está equilibrado con el sentido de la disciplina, y siempre lo tratan a él objetivamente, por su bien, entonces él también percibirá todo como “la línea del medio”, que así se llama enla Cabalá.

La línea derecha es el amor infinito, que nada puede restringir. La línea izquierda es la línea del juicio, de la firmeza, de la restricción, porque ustedes están tratando con alguien que tiene enormes deseos egoístas, y ustedes también son egoístas –él tiene una necesidad enorme del amor de ustedes y ustedes tienen la necesidad de amarlo. Así, cuando estas dos líneas de conducta, mutuamente exclusivas, (la línea derecha y la izquierda) van en paralelo una con la otra e interactúan una con la otra apropiadamente: desde ustedes frente al bebé, el bebé percibe la conducta adecuada de ustedes y. como un pequeño localizador, los “capta” y se educa de esta manera.

Si ustedes desarrollan esta actitud en un bebé o en un niño un poco mayor, que ya corre y salta por todos lados, grita, rompe cosas y es muy travieso (digamos un niño de cinco o seis años de edad o un poco mayor) entonces ustedes lo impulsan a encontrar las mismas líneas de conducta en él mismo, en relación con ustedes, cuando él se da cuenta de que, “Justo ahora, ustedes me están tratando de esta manera, y ahora me están tratando de esta otra. ¿Por qué? Algo parece fuera de equilibrio. De esta forma… de esta otra.” – al utilizar ustedes este método, él gradual, involuntariamente, comienza a mirarlos a ustedes y se convierte en una personita educada. Ustedes lo conducen con dos riendas, digamos, y él comienza a entender lo qué son estas dos riendas que ustedes manejan, el efecto que tienen y entiende por qué todo ocurre. Esto es lo que constituye la educación de una persona. Sin embargo, para esto los padres necesitan que se les eduque primero.

E. Litvar: ¿Por lo que usted dice, parece que el enfoque principal en la educación de un niño debería ser acostumbrarlo a educarse él solo y determinar sus siguientes pasos por sí mismo?

M. Laitman: Él chico lo hará si usted lo educa de esta forma, pues tiene esas predisposiciones interiores. Él necesita encontrar ese sistema de conducta entre la línea derecha y la línea izquierda. Mi maestro, el Rav Baruch Ashlag, solía contarme cómo lo había educado su abuela.

Digamos que el día de hoy él había hecho algo incorrecto. Ella lo llamaría dos días después, (un niño de cinco o seis años, no recuerda lo que ocurrió hace dos días pues este concepto no existe para él) y le diría:

-Baruch, ¿recuerdas lo que pasó hace dos días? Hiciste algo ofensivo. ¿Lo recuerdas?

- Sí. - ¿Recuerdas que no te castigué?-

Sí, lo recuerdo.

- Y ahora necesitas recibir tu castigo.

Lo hacía calmadamente, dos días después del hecho. Ella lo enseñó de esta manera. Él lo recordaba y estaba agradecido. Cuando me lo platicaba, yo lo percibía, y él mismo lo decía: “Estoy tan agradecido con ella.”

Luego de dos días, cuando podía ver que ella sentía dolor por tener que castigarlo, que no tenía deseos de hacerlo. No lo hacía en un arranque de ira: “¡Ah, te agarré!” No había rabia ni nada de eso. Ella le enseñó, a pesar de sus deseos y sufrimientos en ese momento, que debía recibir un castigo por su mala conducta. ¿Se pueden imaginar lo que esto significa? Esto no es sólo guiar a una personita, significa que uno necesita guiarse por sí mismo.

M. Sanilevich: Si una persona ama a un niño, ¿cómo puede tratarlo objetivamente? ¿No es eso imposible?

M. Laitman: Eso es justamente lo que constituye el amor: el deseo de moldearlo correctamente. ¿En qué otra cosa puede consistir el amor? ¿En darle todo en cualquier momento? No hay nada peor que eso. Sabemos cuáles son los resultados.

Vean cómo la aristocracia inglesa resuelve el asunto de la educación de sus hijos. He visto esto de primera mano en los colegios ingleses. En invierno todo el mundo tiene que bañarse con agua fría pues no hay agua caliente en las duchas. Se sientan en bancos de madera y comen en platos de loza resquebrajados, que probablemente tienen doscientos años de antigüedad: no es placentero. Envían a sus hijos a esas escuelas y pagan costosas matrículas.

Incluso en el ejército los castigos físicos estaban permitidos hasta finales de 1950. No estoy diciendo que esta era una forma correcta de educación; no es cabalístico y no está basado en el conocimiento de las raíces espirituales. Sin embargo, “amar a un niño” significa que los padres dividen su conducta entre el amor y la severidad, y establecen un contraste correcto entre uno en relación con la otra, construyendo una línea media entre ellos, por el bien de aquél a quien está dirigido.

El trato del adulto hacia un niño pequeño es algo muy serio, difícil e intenso. Se necesita estar bajo auto-control constante, lo que implica que el adulto necesita primero recibir una educación. Necesita entender cómo tiene que ser.

Desde los primeros días de la existencia de un niño, al igual que un animalito, al niño se le obliga a sentir al adulto, y se le implantan las propiedades de las tres líneas. Estas riendas –la derecha y la izquierda- las sentirá el bebé de manera inconsciente, instintiva, sin siquiera haber abierto todavía los ojos, ciego, como en sus primeros días, pero, no obstante, él lo entenderá.

M. Sanilevich: ¿Así que si los padres no se han transformado, serán incapaces de educar a un niño correctamente?

M. Laitman: Si ustedes no se transforman, no podrán hacer nada con un niño. Lo van a lisiar. ¿Qué modelo interior pueden utilizar para guiarlo? Ustedes necesitan tener el modelo interior de la correcta correlación entre las líneas de la izquierda y la derecha con la finalidad de guiarlo a él.

Primero deben estar implantados en ustedes el amor y la severidad y sus interconexiones correctas, de tal forma que su egoísmo no interfiera, que estén por encima de ello, porque el amor del niño hacia ustedes, así como el amor de ustedes por él (esto también es egoísmo) interferirá en todo.

E. Litvar: Usted empleó los conceptos, “la línea izquierda y la línea derecha” en varias ocasiones. ¿Tomó de la Cabalá estos conceptos para la educación de los niños?

M. Laitman: Sí, lo apliqué al nivel corporal.

E. Litvar: ¿Entonces cuando usted habla en un lenguaje común, está implicando algo más Elevado?

M. Laitman: Por supuesto, pero ese ya es un nivel diferente. En ese punto ya no estamos hablando de educar a un pequeño, sino de formar una persona espiritual.

E. Litvar: Díganos, ¿tiene muchos estudiantes?

M. Laitman: Sí.

E. Litvar: ¿Los ayuda dándoles consejos o métodos prácticos para la educación de sus hijos?

M. Laitman: Creo que ocurre más que nada de manera intuitiva, puesto que la gente que estudia Cabalá se transforma y transmite ese cambio a los miembros de su familia de manera natural.

E. Litvar: ¿Cómo ve las relaciones en las familias de sus estudiantes? ¿Sus niños son distintos al ambiente en el que viven?

M. Laitman: ¡Sin duda! Nuestros niños son muy diferentes de los otros niños. Ustedes no verán ningún problema grave, negativo entre nuestros niños; no hay uso de drogas, no hay desviaciones, no hay desconexión, ni permisividad.

Estos niños terminan la escuela y continúan sus estudios, o eligen una ocupación, toman un curso corto en esa especialidad y se ponen a trabajar. Tenemos muchos ejemplos de niños trabajando en nuestra organización, porque han crecido aquí y conocen nuestros materiales muy bien.

Y como regla, los chicos y las chicas crean familias entre ellos porque tienen intereses similares, se conocen al igual que a sus padres, y no necesitan buscar a nadie de fuera. Ellos entienden que no encontrarán nada afuera y que necesitan un compañero tanto en la vida espiritual como en la vida corporal.

Este es un sistema de interacciones entre la gente completamente diferente y por ahora no puede tomarse como un ejemplo para los demás. Pero si una persona intenta aplicar el método cabalista para educar a un niño, puede estar absolutamente seguro de que no le hará ningún daño.

Yo eduqué parcialmente a mi hijo –o eso me pareció- porque yo lo veía sólo periódicamente cuando él volvía a casa de un internado. Pero aún así, estaba preparado para educarlo de tal manera que desde los 14 años de edad (y ahora él ya lleva 20 años viviendo lejos de nosotros) él pertenece a la Cabalá y está consagrado a ella en su corazón y en su alma. De alguna manera no se puede separar de ella. Eso es porque la Cabalá lo elevó ligeramente por sobre los otros, y él ya no podría seguir percibiendo el mundo de otra manera. Yo estaba absolutamente seguro, cuando le permití irse tan lejos a los 14 años (Inglaterra, Estados Unidos y Canadá), que él no se iba a meter en problemas.

E. Litvar: ¿Los niños que reciben la educación siguiendo el sistema que usted preconiza son distintos a los niños del mundo exterior? Por ejemplo, ¿son más sanos, participan en los deportes? ¿Pueden los chicos defenderse o están muy reprimidos?

M. Laitman: No, no están reprimidos y creo que serían capaces de defenderse.

E. Litvar: ¿Participan en los deportes, o toman cualquier otra clase?

M. Laitman: ¿No ha estado en la azotea de nuestro centro? ¿Vio el centro deportivo que hay allí? Todas esas actividades están a disposición de ellos.

M. Sanilevich: ¿Existe algún manual sobre la educación de los niños en la Cabalá –un libro cabalístico que describa cómo educar a los niños?

M. Laitman: No, y eso es algo que ustedes deberían publicar.

M. Sanilevich: ¿Por qué nadie lo ha hecho hasta ahora?

M. Laitman: La Cabalá estaba oculta. No se revelaba a la gente. Así que se podría decir que esta es la presentación mundial. Sólo hasta ahora estamos comenzando a revelar la Cabalá con la idea de explicar cómo crear una familia, cómo educar a los niños, cómo tratar a la sociedad, el gobierno, la familia, a uno mismo, la ecología, etc.

Sólo hasta ahora surge gradualmente la necesidad de hablar sobre ello: antes no existía esa necesidad porque estaba totalmente oculta. Hoy en día, la gente se ve forzada a adaptar la ciencia de la Cabalá a sus estilos de vida con el fin de tratar de sobrevivir en este mundo y todas estas oportunidades están comenzando a revelarse. En otras palabras, en términos prácticos, se trata de un instrumento que nos ayudará a cambiar nuestras vidas.

E. Litvar: Me da la impresión de que la Cabalá y los cabalistas constantemente responden a una necesidad, a un deseo de la gente que los rodea. Son casi como el Creador.

M. Laitman: Es el único camino.

E. Litvar: ¿Los cabalistas ajustan constantemente su conducta con el Creador? “Así como Él es, así es como nosotros seremos”.

M. Laitman: ¿Qué puede ser más perfecto que eso? Existe la naturaleza, y su ley más elevada y global que define el sistema se llama el Creador. Es una ley que contiene absolutamente todas las otras leyes. Esta ley general abarca el inanimado, vegetativo, animado y la naturaleza humana, la naturaleza Superior de todos los mundos, la absoluta perfección, el conocimiento, la interacción y comunicación de todos los sistemas del universo. No sólo nuestro mundo, nuestro universo, sino también otros universos y mundos; todo esto se llama “el Creador”. Todo esto se revela al cabalista.

Naturalmente, la revelación de esta ley general, de esta fuerza general, de este sistema general, construye al ser humano. El hombre se forma bajo su influencia. Obviamente una persona cambia, y sólo de acuerdo con esto desea cambiar. ¿De acuerdo a qué debería cambiar una persona? ¿De acuerdo a la sesión plenaria del Comité Central del CSPU o la decisión de las Naciones Unidas? ¿De acuerdo a qué? ¿Qué otra norma puede haber sino la ley general de la Naturaleza?

Entonces, debemos estudiar la Naturaleza y ser semejantes a ella, ser elementos integrales de ella. Si llegamos a ser elementos integrales de la Naturaleza, con nuestro libre albedrío y nuestra posibilidad de transformación para ser iguales a la Naturaleza, entonces llegaremos más arriba, seremos iguales a esta ley universal de la Naturaleza que abarca todo. Eso significa que seremos iguales al Creador, y sólo entonces seremos llamados “humanos”.

E. Litvar: ¿En este sistema de educación de los niños, se debe esperar que éste haga preguntas, como lo hacen los cabalistas? En otras palabras, ¿el niño debe preguntar lo que desea y después los padres le dan respuesta? ¿O los padres provocan un deseo en el niño orientándolo hacia lo que consideren necesario?

M. Laitman: Se práctica de ambas formas. Pero, incluso si el deseo es provocado, la educación debe realizarse de acuerdo a las necesidades del niño. “Educar al niño de acuerdo a sus necesidades”.La formación de los deseos correctos en los niños

E. Litvar: ¿O sea que los cabalistas construyen el sistema de educación de tal manera que los deseos correctos se forman constantemente en el niño?

M. Laitman: Los deseos correctos, la evaluación correcta y su realización, pero sólo en este orden y en la medida que los deseos provengan del niño –esto es lo que queremos decir con “de acuerdo a su manera”. En otras palabras, cada persona tiene su propio sendero, sus propias características, y sólo necesitamos ayudarlos a llegar a esta comprensión, pero sin deformarlos o encerrarlos dentro de nuestra propia disciplina rígida.

E. Litvar: ¿O sea que mientras mis amigos levantan pesas todos los días yo puedo continuar fumando?

M. Laitman: Si usted piensa que esa es la corrección.

M. Sanilevich: Siguiente pregunta: “Mis padres eran muy pacientes y bondadosos conmigo, y con ellos yo podía conseguir todo lo que quería. Y por encima de todo yo los amo. ¿Es esta una buena forma de educación?”

M. Laitman: El hecho de que este niño utilizara el amor de sus padres para obtener todo lo que él quería de ellos lo ha corrompido el doble. ¡El doble! Primero que nada, los ha tratado en forma egoísta, y segundo, se acostumbró a recibir todo lo que desea en su vida. ¿Puede imaginar lo mal que se siente en la vida ahora? Esto significa que él prácticamente carece de otra línea paralela de conducta. Sólo egoísmo de su parte contra el amor de ellos, sólo este sistema funcionaba. El segundo sistema de limitación y control no existía. ¿Cómo podemos controlar a un animal con una sola rienda? Por eso es que nos han entregado dos líneas.

Por otra parte, si hoy por alguna razón particular, esa persona está comenzando a entender y a darse cuenta, entonces podrá corregirlo. Sin embargo, necesitará muchos años para llegar a comprender correctamente con la ayuda de la Cabalá. El niño no tenía libre albedrío en lo que sus padres le daban. Sencillamente ellos lo trataban de esa manera. Pero a pesar de esto, va a necesitar trabajar mucho en el futuro para corregir las acciones pasadas.

M. Sanilevich: ¿Según la Cabalá está permitido dar una que otra palmada para educar a los niños?

M. Laitman: Por supuesto. Está escrito en la Torá (La Biblia): “Choseh shifto sone bno,” que significa: “Aquellos que eximen a sus hijos de castigos…” “…odian a sus hijos.” En otras palabras, el castigo necesita ser ponderado y correcto, como en el ejemplo que les di de la abuela de mi Maestro. En dos días, castíguelo calmadamente para formar una actitud correcta hacia su mala conducta y hacia el castigo.

E. Litvar: “¿En la educación del niño, a qué deben darle más atención los padres: los deportes (es decir, la salud del chico), o el desarrollo de su mente? No hay suficiente tiempo para todo.”

M. Laitman: Yo me involucré personalmente en el desarrollo espiritual de mi hijo, y lo inscribí en clases para su desarrollo físico. Estudió karate, luego le compré una bicicleta y le daba tareas: por ejemplo, le decía, “Hay un amigo mío que vive a 30 kilómetros de la casa. Ve hasta allá, tómate una taza de café, me llamas y regresas a la casa.” Cuando tenía entre 10 y 11 años hacía esta clase de tareas. Yo estaba seguro que las hacía.

E. Litvar: Nos referimos al caso en que el niño no tiene tiempo. Ahora, tienen siete u ocho materias al día en la escuela, y luego la tarea en casa. Físicamente, ni el niño ni los padres tienen suficiente tiempo.

M. Laitman: ¿Para qué necesitan todo eso? Inscríbanlo en una escuela donde estudie entre dos y tres horas al día. Si hacen eso no se va a perder nada.

¿Qué gana la gente asistiendo a la universidad luego de la preparatoria para después sentarse a trabajar 15 horas al día e ir luego a casa a dormir? Pueden tener una casa grande, una buena cama, y todo lo demás, pero se acuestan muertos de fatiga, sólo para levantarse al otro día muy temprano para sentarse a trabajar otras 15 horas. ¿Para qué? Déjenlo ser una persona sencilla; no hay necesidad de que capte tanto. Pero, el chico será sano y todo lo demás estará bien. ¿Quién sabe si dentro de quince años, cuando él sea un adulto, habrá todavía necesidad de las ciencias actuales? Por supuesto que no. El mundo será completamente diferente.

Eduquen al niño normal, correctamente, de acuerdo con la línea del medio: no simplemente en una dirección u otra; intenten ir ajustándolo todo. No se deben estudiar las materias más de cuatro horas al día. ¡Eso es el máximo! Denle la oportunidad de realizar un trabajo físico, deportes, durante otras cuatro horas, y que luego pase el mismo tiempo haciendo algo espiritual, libros, televisión, cultura, Cabalá; todo en conjunto, en pequeñas porciones.

Estarán educando a un niño que lo tendrá todo: y eso es lo que constituye su educación o formación. Leer durante quince horas al día los temas escolares no es educación. ¿Para qué serviría? Hoy en día esos temas cambian todos los años. Al año siguiente, todo lo que han estudiado antes ya no es válido. No hay necesidad de tratar de mantenerlos al día con lo que está de moda. Yo pienso que no hay ninguna razón para enviar a los niños en estos establecimientos, en donde emplean toda su fuerza para mantenerse al nivel de los otros.

E. Litvar: ¿No necesita una persona ser inteligente para estudiar Cabalá y llegar a aplicar todo lo que usted está describiendo?

M. Laitman: ¿La clase de inteligencia que nos dan en la escuela? Allí no hay inteligencia, ni los profesores ni los estudiantes poseen inteligencia.

E. Litvar: Los niños desarrollan su mente en la escuela. Ven más, saben más y se vuelven intelectuales.

M. Laitman: Observamos cómo la gente se desarrolla hoy en día. Estoy juzgando por los resultados. ¿Qué es lo que se desarrolla? La humanidad está sufriendo una degradación debido a los métodos intelectuales de educación.

E. Litvar: ¿Cómo puede ser eso? ¡Los seres humanos están volando al espacio!

M. Laitman: Sí, ¿Y qué? Se están convirtiendo en grandes técnicos y eso es todo. No se convierten en mejores personas gracias a eso.

E. Litvar: ¿No necesita inteligencia una persona para avanzar más adelante en la Cabalá?

M. Laitman: No necesita nada. Eduquen a los niños para convertirlos en personas normales, comunes y corrientes, que se han desarrollado en conjunto y receptivos a todo.

E. Litvar: ¿Está usted diciendo que un plomero puede estudiar Cabalá igual que un destacado académico de las bellas artes?

M. Laitman: Y tendrá más éxito.

E. Litvar: ¿Por qué?

M. Laitman: No carga con el peso de las diversas ciencias y sus convencionalismos. Todos esos conocimientos no lo formaron a su manera como a una miserable criatura que sólo sabe algo dentro de su propio terreno. ¿Me entienden?

Cuando me refiero a un plomero no es en forma peyorativa. Si es una persona que se ha desarrollado normalmente, si recibió una educación normal (una educación media superior), hizo deportes, se trata de una persona sana y normal. Sabe de computación, literatura, un poco de música, y además ahora recibe la Cabalá. De la Cabalá aprenderá sobre las estructuras de los mundos, del alma, conocerá el propósito del mundo y de la creación, cómo está formado nuestro mundo y cómo existe, cómo existe el mundo espiritual, y entenderá que él existe en ellos. ¿Cómo podría entonces él ser peor que el miserable académico que puede saber sus binomios pero que no sabe nada más?

E. Litvar: ¿Así que usted piensa que el énfasis en la educación de los niños debería hacerse en su salud?

M. Laitman: No, sino en un desarrollo versátil, es decir, el mismo método de las dos riendas.

¿Se debe tratar a los niños hiperactivos con medicamentos?

M. Sanilevich: ¿Qué se puede hacer en una familia con el niño hiperactivo?

M. Laitman: ¿Qué podemos hacer? Este es un problema que se presenta en el mundo entero, un problema de nuestra generación: los niños hiperactivos. Hoy a los niños no los admiten en la escuela sin Ritalin. (Ritalin es un medicamento para tratar la hiperactividad). Los maestros no quieren trabajar con niños que no pueden permanecer sentados y quietos en sus pupitres, así que estos niños no son admitidos en las escuelas sin esta medicación. Pero, estos niños no pueden permanecer quietos, ¿qué pueden hacer? Es el egoísmo, que simplemente está estallando en todas las personas de nuestra generación. La persona no se puede controlar. ¿Qué podemos hacer con esa gente?

Las escuelas modernas no les pueden ofrecer a los niños un crecimiento armonioso. Déjenlos correr durante una hora, luego permítanles descansar un poco, digamos unos quince minutos, luego siéntenlos a estudiar dos horas. A continuación dejen que corran otra vez por una hora, y que vuelvan a sentarse a estudiar otras dos horas. Esa sería una educación normal.

Cuando me refiero a que los dejen correr, quiero decir que organicen juegos a través de los cuales los niños se sientan interconectados entre ellos y que tengan la certeza que ganamos sólo cuando nos conectamos con los otros. Aprenderán a tratarse de esta manera. Empleen su intelecto para crear un sistema en donde los estudios sean más interesantes para los niños en vez de ser más formales. Todo puede estructurarse para que resulte muy agradable. Entonces cualquiera querrá estudiar.

M. Sanilevich: ¿Se refiere usted a juegos colectivos con una pelota? Si una persona no le pasa la pelota a otra, todos pierden.

M. Laitman: Sí, de ese tipo. Cualquier juego físico que no permita a nadie aflojar y que todos los niños vean claramente la interdependencia y responsabilidad que tienen ante los otros. En otras palabras, el juego es un elemento educativo en sí mismo. Yo pienso que no habría problemas entonces.Pero si ustedes quieren amarrarlo a un pupitre durante ocho horas al día, como han dicho, ¿entonces quién aguanta eso? Yo no podría hacerlo.

E. Litvar: El sistema educativo actual es así.

M. Laitman: Entiendo.

M. Sanilevich: La gente le está pidiendo a usted consejos cabalísticos. Hasta donde entiendo, la orientación que usted está dando tiene que ver con el desarrollo en general.

M. Laitman: Esto es orientación cabalística. ¿Qué más podría ser? ¿Qué pueden los padres esperar de sus pequeños hijos? ¿Qué puedo decirles? ¿Podemos cambiar y educar a los maestros? Nada puede hacerse al respecto. Necesitamos cambiar el sistema entero.

El sistema que tenemos es anticuado. Por una parte, las necesidades de las personas han aumentado, y por otra parte, el sistema en sí mismo es viejo y fastidioso. La gente cambia (con el nuevo egoísmo) y por lo tanto ahora se encuentran entre dos fuegos: necesitan vivir en el antiguo sistema con un nuevo egoísmo que ha crecido, que no les permite descansar, y al mismo tiempo tratar de lograr cada vez mayores resultados. ¿Cómo puede esto ser posible? ¡Estos niños se encuentran en una situación grave! Yo sacaría a mi hijo de este tipo de educación. ¿Para qué la necesitaría? ¿Qué tan malo podría ser que creciera para cuidar caballos?

M. Sanilevich: Discúlpeme, pero hoy en día no hay manera de conseguir dinero para comer sin una educación.

E. Litvar: La persona no tendría dinero, nada.

M. Sanilevich: Quienes completan ocho o diez años en la escuela y no llegan a la educación superior, no pueden ganarse la vida. Y una persona necesita sostener a su familia y adquirir los bienes básicos.

E. Litvar: Y no podrá casarse. Si se dedica a cuidar caballos, ¿qué chica querría casarse con él? Ella le pedirá una casa, un auto, un apartamento, un avión… Cuando usted dice “el egoísmo está creciendo”, ¿qué quiere decir? ¿Es interior?

M. Laitman: El egoísmo es la base de toda nuestra esencia. Yo lo entiendo. Es realmente difícil sobrevivir en el mundo actualmente sin todas esas cosas, pero también, definitivamente necesitamos cambiar el mundo.

No obstante, yo preservaría a mis hijos. Buscaría una ocupación más tranquila, normal, para ellos. Existen cientos de ocupaciones profesionales así hoy en día. No todo el mundo necesita ocupar los puestos más prestigiosos en las compañías modernas. Yo organizaría su vida precisamente, y ésta consistiría de componentes espirituales y materiales de tal forma que una cosa equilibrara a la otra.

Ciertamente no descuidaría la necesidad de ganar un salario normal de manera que tenga posibilidad de sostenerse a sí mismo y a su familia, pero sólo en la medida de lo necesario. Y lo más importante, por supuesto, es el componente espiritual. ¿Para qué le serviría esta vida si solo la ve pasar y esto es todo? ¿Cuál sería el objeto de andar corriendo de una conferencia internacional a otra? Todo eso está vacío –completamente vacío. Es una feria de vanidades.

Las personas necesitan utilizar este mundo, esta vida, tener una familia e hijos, pero lo más importante, por supuesto, es el desarrollo espiritual. Sin esto, ¿con qué llegaremos al final de nuestras vidas? ¿Siendo grandes académicos? ¿Qué recompensa recibiremos, flores en nuestra tumba? ¿Para qué vivimos? Estamos viviendo para alcanzar un objetivo: la meta eterna de la creación. Por lo tanto, necesitamos basarlo todo en eso precisamente.

Lo más importante es la meta, que debe determinar la actitud del hombre ante la vida para que después él pueda construir su vida entera alrededor de ella. Es lo mismo que una persona que sueña en producir un buen artículo que posteriormente resultará en la creación de una compañía exitosa.

Creo que lo mismo se aplica a la vida de nuestros niños. ¿Qué entienden los niños de la vida? Nosotros planeamos sus vidas; ellos no lo hacen. Si los estamos guiando hasta que tienen 20 o 25 años, (puede ser que hasta mayores), entonces necesitamos saber qué nos gustaría que fuera el resultado final.

Presentamos a los niños el objetivo más importante: el componente espiritual, ya que ésta es la razón de su existencia. Preferimos que su existencia en este mundo no sea en vano, queremos que ellos alcancen la salida hacia el Nivel Superior durante el curso de sus vidas y que ellos experimenten la existencia eterna y perfecta. De acuerdo con esto, planeamos sus vidas: cómo educarlos, cómo deben entender el desarrollo de su vida, organizamos los límites dentro de los cuales ellos necesitan existir, de quién necesitan mantenerse alejados, a quién deben acercarse y así por el estilo. Tratamos de formar todas estas cosas en ellos.

Por supuesto, es difícil porque necesitamos enviarlos a preescolar, a la escuela, la universidad y todo lo demás que necesiten. Ellos están constantemente rodeados por personas, por un ambiente, del cual tomarán todo, pero al mismo tiempo necesitamos mostrarles que el componente espiritual es lo más importante, y que es determinante en comparación con todo lo demás.

Más adelante, de acuerdo con esto, formaremos un plan general junto con los niños: adónde irán y qué harán. No creo que luego de esto ellos querrán estudiar por diez horas al día en la escuela, hacer las tareas por otras cinco horas, asistir al mismo tipo de universidad, al mismo tipo de trabajo, y trabajar de esta forma hasta el final de sus vidas.

Pero por otra parte, parece que lo tienes todo, eres respetado, y te respetas a ti mismo. ¿Pero cuándo vas a cosechar lo que plantaste? ¿Adónde va todo eso?

No estoy en contra, pero todo necesita estar en equilibrio. Hace cincuenta años, yo estaba seguro de que cuando creciera la gente trabajaría cuatro horas diarias. La gente trabajaba ocho horas diarias en ese entonces, y ahora trabaja doce.

E. Litvar: Un lector y escucha de lengua rusa pregunta lo siguiente: “¿Cómo puedo educar a mi hijo espiritualmente? ¿Qué significa ayudar a un niño espiritualmente?”

M. Laitman: Esta persona no debería tener ningún problema. Nuestro centro cabalístico, La academia de Cabalá edita más materiales en ruso que en cualquier otro idioma (español, hebreo, inglés, francés y todos los otros).

E. Litvar: Sí, creo que hay unos 40 títulos diferentes.

M. Laitman: Tal vez no hemos trabajado lo suficiente para explicar estos problemas; familia, niños, crecimiento, organización de una sociedad, conducta en la escuela, etc. Sin embargo, puesto que hasta ahora solamente encontramos estos miasmas o vicios en la humanidad, estamos comenzando a hablar acerca de ellos y a esclarecer estos problemas. En consecuencia, ¿qué piensa la Cabalá de todo esto? Nosotros le explicamos a la gente cómo puede resolver estos problemas.

E. Litvar: ¿Dónde puede una persona hallar un sistema para la formación de un niño en el cual la Cabalá esté presente?

M. Laitman: La humanidad llegará a sentir la necesidad de establecer un sistema educativo basado en la ciencia de la Cabalá. Será estudiado en preescolar, la escuela básica y en las instituciones superiores. ¡La humanidad indudablemente llegará a esto! No sé si pasará por más derramamiento de sangre o menos. Eso ya depende de la mentalidad de nuestros políticos, funcionarios, del sistema educativo y de otras cosas. Pero llegarán a esto: no hay otro lugar adónde ir. Esto es la realidad objetiva.

El egoísmo crece, y no podemos manejarlo. Poco a poco la ciencia de la Cabalá está comenzando a surgir como un remedio (que es absolutamente preciso) para resolver todos los problemas del mundo porque en el fondo de todos los problemas del mundo se encuentra solamente el egoísmo. La ciencia de la Cabalá ofrece la única solución: cómo corregir gradualmente este egoísmo para volverlo benéfico y apropiado al usarlo. No existe otro sistema. Por lo tanto, estaremos forzados a aceptar esta ciencia y enseñarle a la gente lo que necesita hacer consigo misma.

Todas las personas necesitan saberlo. Todo el mundo necesitará aprenderlo. ¿En la escuela? Sí, en la escuela, en el preescolar, en las instituciones de educación superior, y por supuesto en el hogar, en la televisión y en la radio. La Cabalá llegará a todas las personas a través de todos los medios posibles de influencia. La gente lo va a desear porque querrán sobrevivir.

En consecuencia, hasta que llegue el momento, necesitamos hacer todo lo posible para determinar los métodos de formación, educación e interacción entre las personas en la cultura, las artes, la conducta entre la gente, en las instituciones públicas y en las relaciones internacionales, de tal manera que la gente entenderá cómo implementar la Cabalá correctamente respecto a su propio egoísmo para que cese de destruir el mundo. Tratemos de hacerlo. Es nuestra tarea. Así lo entiendo yo.

E. Litvar: Sin embargo, un espectador está preguntando qué puede leerle a su hijo con el fin de desarrollarlo.

M. Laitman: Siempre juntos en la Sección Niños de www.kabbalah.info/es.

E. Litvar: ¿Y qué puede uno leerle a un niño que ya va a la escuela?

M. Laitman: Todos nuestros artículos.Los niños y las drogas

M. Sanilevich: ¿Cómo podemos educar a los niños para que no usen drogas? ¿Cómo puede la Cabalá ayudarnos en este sentido?

E. Litvar: Este no es sólo un problema en las escuelas. Está por todas partes. Adonde sea que vamos nos ofrecen drogas las personas de nuestra edad. Es generalizado.

M. Laitman: Así fue como aprendí a fumar. Yo no quería hacerlo. ¿Quién querría? La gente me ofrecía un cigarrillo y me decía: “Anda, fuma”. Por cierto, una de esas personas, un antiguo amigo mío de la escuela, que es ahora un profesor, tiene problemas con el corazón, pero continúa fumando dos cajetillas al día. Él casi me forzó a fumar. Recuerdo que yo tenía como 14 años entonces y me entrenaba – principalmente en la pista. Luego, durante mis años universitarios pude participar en las carreras y correr los cinco mil metros planos, a pesar de que fumaba. Yo no quería fumar, pero mis amigos me forzaban y se me formó un hábito. Lo dejé muchas veces, por cinco años, por siete años, y la última vez lo dejé hace sólo seis meses, a la edad de 60. Y consumir drogas es peor, porque la adicción es mucho más fuerte.

E. Litvar: Es algo terrible. La juventud está sufriendo una degradación total.

M. Laitman: ¿Por qué llega la gente a esto? ¿Por qué se vuelven dependientes de la sociedad que les ofrece drogas? ¿Por qué no pueden estar por encima de eso?Las drogas son un tema completamente diferente y lo hemos discutido repetidamente. En general, esta es una nueva situación, aunque las drogas han existido por alrededor de diez mil años. Sin embargo, sólo recientemente las masas han comenzado a emplearlas.

Las personas llegan a las drogas por una sola razón: porque no pueden hallar otra cosa que silencie otra necesidad interna muy seria. ¿Por qué los jóvenes, que no sienten ninguna falta de satisfacción en sus más ingentes necesidades repentinamente empiezan a usar drogas?

El egoísmo está tan desarrollado y exige a tal punto satisfacción que nada de lo que rodea a una persona la puede llenar. La gente parece tenerlo todo, pero tiene una carencia interna, y no saben lo que es. Sólo tienen la sensación que algo los devora por dentro.

Yo dejé de fumar muchas veces. Conozco esa sensación, cuando no fumas por varias horas (en un avión o en otro lugar), y entonces inhalas el humo. Es desagradable, pero no hay nada que puedas hacer: lo deseas. La razón por la que digo esto es que la humanidad actualmente ya no puede llenarse con satisfactores terrenales. Algo carcome a la persona por dentro y sólo una droga la desconecta de estas alimañas interiores, esta “solitaria” que lo está devorando. Allí es donde se encuentra el problema.

El problema no es que nos ofrezcan las drogas en todas partes; siempre las habían ofrecido antes y no eran muy caras, mientras que hoy, por el contrario, son muy costosas (las personas ganan miles de millones de dólares vendiéndolas). En realidad, las drogas son lo más barato en el mundo. ¿Cuánto pueden costar? Son realmente muy baratas, pero en el mercado los distribuidores las venden caras para ganar dinero.

El problema es que el individuo siente una necesidad interna – no por las drogas en sí mismas, sino por la plenitud espiritual y no sabe de qué tipo particularmente, pero la necesidad ya está instalada dentro de ellos. Esto está aumentado en todos nosotros hoy en día.

E. Litvar: ¿Las personas tienen una aspiración interior por la espiritualidad y la enmascaran con las drogas?

M. Laitman: Por supuesto.

E. Litvar: ¿Cuál es la conexión entre la espiritualidad y las drogas?

M. Laitman: La gente no sabe qué los atrae a la espiritualidad. ¡No lo saben! Sencillamente sienten un vacío interior muy grande. Lo sienten. En consecuencia, tienen esa predisposición.

M. Sanilevich: ¿Y si una persona cae en las drogas debido a la presión de un grupo?

M. Laitman: Eso es irrelevante. Decimos que la razón es por la presión del grupo. Sin embargo, el individuo ya tiene esta predisposición interior. No entendemos y subestimamos el desarrollo del egoísmo entre las personas y los niños en estos tiempos. El Ritalin, esa medicina para la hiperactividad que se les administra a los niños en esta época, ¿no es una droga? Es un medicamento que constantemente calma y tranquiliza a los niños, los golpea en la cabeza y los suprime.

E. Litvar: ¿Los deprime?

M. Laitman: No quiero entrar en el mecanismo de sus efectos. Existen un gran número de artículos, trabajos y hallazgos sobre el tema. Es una cuestión muy complicada. La mayoría de la gente no se da cuenta de que existe un problema, pero en algún momento el problema se manifestará.

Las drogas son terriblemente perjudiciales: desconectan a las personas del mundo, de la vida y la realidad. ¿Qué puede tener de bueno que la gente que no tiene nada que hacer con su vida se mantenga conectado a la vida? ¿A qué vida están conectados? Se quieren desconectar de ella.

¡Denles una vida diferente! Denles un propósito. La vida, el mundo de hoy no le ofrece propósitos a la gente. Vemos lo que está pasando: el distanciamiento, la depresión, los suicidios –cualquier persona caería en las drogas con este tipo de vida.

E. Litvar: ¿Qué podemos decirle a los miles de madres que se están haciendo la misma pregunta?

M. Laitman: Aparte de lo que siento por ellas, una sola cosa: encontrar un lugar para sus hijos, donde puedan estudiar Cabalá. Nuestros niños no consumen drogas. Puedo garantizarles eso. Es porque ellos tienen algo que puede llenarlos. Tienen una plenitud interior.

Necesitamos entender que estamos en una esfera, que se llama “naturaleza.” Existimos dentro de la naturaleza.

E. Litvar: ¿Y no lo vemos?

M. Laitman: No, por supuesto que no lo vemos. Existen llenados para todas nuestras necesidades internas: sólo necesitamos situarnos en la correlación apropiada con el llenado. Tenemos muchos y diversos deseos y necesidades. Si los manejamos correctamente, entonces nos encontraremos en armonía con la naturaleza y llenaremos nuestros deseos. Todo el problema consiste en que no sabemos cómo llenarnos. La Cabalá, la ciencia de la recepción, nos enseña sobre el llenado.

E. Litvar: ¿Por llenado usted quiere decir “satisfacción”?

M. Laitman: Satisfacción de nuestros deseos: todos ellos, en todos los niveles: mental, físico, psicosomático y demás. Necesitamos aprender a llenar esos deseos. Las personas tienen deseos, surgen y crecen más y más, de generación en generación, pero el hombre no sabe cómo llenarlos y se deprime. Por eso es que la depresión es el problema número uno en el mundo hoy en día. Las personas consumen drogas porque no saben cómo librarse de la falta de satisfacción. Esta situación la podemos observar en las personas desde sus primeros años de vida.

No entendemos a los niños y ellos tampoco se entienden a sí mismos. Sin embargo, los niños sienten el vacío bajo las diferentes “cáscaras” que tienen: los conocidos, las fiestas; pero en su interior llevan un vacío, un temor: “Si no soy como todo el mundo, ¿entonces qué haré?” y otros miedos. En otras palabras, el niño, la persona, carece de su propio “yo”, su propia base. Es lo que no le dan a esos niños. ¿Y dónde podrían conseguirlo? Sus padres no lo tienen. No tienen los maestros correctos, y los maestros que tienen son incapaces, así que no tienen a nadie a quien recurrir.

La Cabalá es el único método que nos enseña cómo llenarnos correcta, cómodamente, sin causar daño a los otros y al mismo tiempo en estado de armonía.

E. Litvar: ¿No irá la gente a tener la impresión de que, independientemente del tema que tratemos, nosotros repetimos Cabalá, Cabalá, Cabalá una y otra vez?

M. Laitman: Sí, por supuesto.

E. Litvar: ¿Usted y yo ganamos algo de esta forma?

M. Laitman: Estamos ganando algo.

E. Litvar: Me refiero al dinero.

M. Laitman: Voy a platicarle del dinero que puedo ganar de esta forma. Si aparte de este libro, pudiera vender píldoras, entonces ganaría dinero. Pero no hay nada que vender. Vaya con los editores que publicaron este libro, cómpreles el libro y sabrá cuánto me pagaron. Creo que no recibí nada de ellos. ¿Qué clase de negocio es éste si nuestro sitio en la red está completamente disponible y absolutamente todos nuestros libros están allí?

E. Litvar: ¿Podemos leerlos gratuitamente cuantas veces lo queramos?

M. Laitman: Sí, léanlos gratuitamente y no necesitan nada más.

E. Litvar: ¿Qué es lo que lo impulsa constantemente a tratar de mostrarle a la gente que tenemos la Cabalá, que hay algo oculto en ella, que estudiándola las personas avanzan hacia algo que existe fuera del ámbito de nuestro mundo?

M. Laitman: La persona que ha sentido la perfección y sabe lo que proporciona alcanzar el Mundo Superior, se siente lleno de la necesidad de este tipo de existencia y no puede dejar de desear que los demás lo experimenten también. Además, uno claramente entiende que nuestro mundo está siendo empujado en esta dirección a través de los sufrimientos concebibles e inconcebibles.

Nuestra naturaleza cerrada y global está estructurada de tal forma que, a través de diversos tipos de sufrimiento, empuja a la humanidad a comprender la interacción correcta entre todos, de tal modo que existamos conforme a las leyes de esta Naturaleza. Llamamos “la ciencia de la Cabalá” a la recepción correcta de todo lo que la Naturaleza ha preparado para nosotros.

No existe otro camino. Tarde o temprano así es como será. Examínenlo y verán. Todo está abierto. Todo es gratis. Nadie los está empujando a ir algún sitio –ni al principio ni más tarde. Todo está disponible para ustedes. Esta es una pregunta muy corriente: “¿Por qué necesitan todo esto?”

E. Litvar: Sí.

M. Laitman: Yo ni siquiera tengo que decir algo. Vengan y vean por ustedes mismos.

M. Sanilevich: Si unas docenas de profesores estuvieran diciendo lo que usted, sería diferente, pero usted es el único.

M. Laitman: Hoy la gente ya habla acerca de esto, pero el líder y la persona que está creando el sistema completo soy yo. ¿Cuándo ocurrió de otra forma en este mundo?

E. Litvar: Está el caso de Jesucristo. Él era una persona que no vivió mucho tiempo. Pero por él, después se fundó una iglesia que en unos 100-150 años abarcó al mundo entero. Y ahora cada población y cada asentamiento poseen su propio diseminador. Existen siete mil millones como nosotros, y sólo uno como usted. ¿Acaso es usted el más inteligente de todos?

M. Laitman: ¿Qué clase de respuesta espera de mí? ¿Espera que le diga que hay una trampa? ¿Lo qué hay detrás de todo esto?

E. Litvar: Quiero que usted pruebe que no tiene un motivo personal o social detrás de todo esto.

M. Laitman: Entonces vamos a cobrar 50 dólares por lección. La gente sabrá que trabajamos por ese dinero y ya no harán preguntas. Cuando algo es gratis siempre la gente pregunta, “¿Por qué necesitan esto? ¿Quién les está pagando?”

E. Litvar: Si le cobramos 50 dólares a todos, se nos catalogará dentro de la misma categoría de quienes venden hilos rojas. Tenemos otra pregunta muy clara y directa: “Dígame, ¿los cabalistas son tan sinvergüenzas como todos los demás?”¿Me entiende? La gente no nos cree. La naturaleza del egoísmo es tal que si el egoísmo no ve un beneficio, no puede entender el alboroto que se arma.

M. Laitman: Pero existe otro tipo de beneficio. Es superior al egoísta y es intangible. Le diré por qué lo necesito: “Yo, egoístamente, quiero jalar a todo el mundo hacia la Cabalá”.

E. Litvar: ¿Y qué obtendrá usted?

M. Laitman: Si todo el mundo llega a comprender el Mundo Superior, si llegamos a vivir en una sociedad abierta, que abarque el mundo espiritual Superior así como también nuestro mundo corporal, entonces viviremos en un ámbito de infinidad, armonía, perfección y eternidad: usted, yo y todos los demás. Hasta que eso no le ocurra a usted, tampoco me va a ocurrir a mí.

E. Litvar: ¿Así que usted depende de nosotros?

M. Laitman: Por supuesto.

E. Litvar: ¿Eso significa que usted podrá estar en ese estado hasta que yo esté allí también?

M. Laitman: Yo puedo sentirlo, pero sólo puedo estar allí plenamente junto con usted. Estamos ligados mediante un lazo en este aspecto.

E. Litvar: ¿Así que usted me necesita a mí?

M. Laitman: Sí, lo necesito a usted.

E. Litvar: Pero usted no ha dicho lo más importante. Queda al descubierto que usted tiene cierto interés en ser feliz de la manera en que usted lo entiende. Y ahora usted está jalando a toda la humanidad en esta dirección porque usted quiere ser feliz.

M. Laitman: Sí.

E. Litvar: Entre tanto, digamos que yo soy un bárbaro. Pertenezco a esa parte de la humanidad que piensa que para los hombres blancos cazar es significativamente más interesante y placentero que estudiar una ciencia Superior.

M. Laitman: Pero no hay escapatoria, la ciencia de la Cabalá seguirá su curso de todos modos. El egoísmo se está desarrollando y el objetivo de todo el sufrimiento es para empujarlo a usar la Cabalá, para realizarla y llegar a la perfección. No hay otra opción. Si no sucede hoy, ocurrirá dentro de cincuenta o cien años. ¿Cuál es la diferencia? De todos modos, no nos queda mucho tiempo.

E. Litvar: Esto es lo que usted dice: “He hallado lo que son la verdadera felicidad y el deleite; lo he sentido, sé que vamos hacia allá a pesar de todo. Por lo tanto, estoy ofreciendo a todo el mundo que lleguemos allí más temprano y a través del placer en vez del dolor”. ¿Es eso lo que usted está ofreciendo?

M. Laitman: Correcto, muy bien dicho.

E. Litvar: ¿Y no nos está cobrando nada?

M. Laitman: Recuerde que yo deseo que eso me ocurra a mí también. ¿Qué puedo hacer? Es como si yo necesitara llegar a una cierta estación, en donde me voy a sentir bien. Pero para llegar necesito un tren y yo no puedo rentarlo para mí solo. Necesito a las otras personas.

E. Litvar: Necesita que ellos compren sus boletos.

M. Laitman: Sí, necesito que compren sus boletos. Todo el mundo se sentirá bien allá, pero necesito llegar primero. ¿Ahora me entiende?

E. Litvar: Sí, absolutamente. Para ponerlo en términos sencillos, un niño quiere permanecer en el nivel preescolar. Quiere jugar en el jardín con sus autos de juguete. Pero nadie le está preguntando qué es lo que quiere. Le guste o no, el 1 de septiembre tendrá que ir a la escuela. Si estudia mal, recibirá un castigo. Así que, de todas maneras, hará lo que es necesario.

M. Laitman: Por supuesto.

E. Litvar: ¿Es rígido el sistema de gobierno Superior que usted a veces llama Naturaleza?

M. Laitman: No es rígido. Por el contrario, en la medida en que una persona lo comprende, se siente libre dentro de él.

E. Litvar: Me refiero para aquellos que son obstinados y no quieren estudiar, como los niños.

M. Laitman: Si en este momento liberáramos a una persona en este mundo, como si fuera un animal enjaulado, vería que algunas cosas están permitidas mientras que otras están prohibidas; no puede cruzar la calle cuando la luz está en rojo, no puede hacer esto y aquello: escuchará: “no lo tomes”, “no robes” y todo eso. En esta situación, se sentirá como un animal acechado. Quienquiera que comete el más leve error es castigado, encarcelado, golpeado o insultado. Esta persona no sabría qué hacer. Entonces le diríamos a esa persona, “Ven acá durante una semana. Te vamos a explicar todo”. Le explicamos, le enseñamos y posteriormente la persona regresa al mundo. Ahora se sentirá libre puesto que recibió una instrucción interior sobre cómo comportarse y no se sentirá presionado. Por el contrario, verá que es por su bien: cruzar la calle con la luz verde, no robar, hacer algo aquí, recibir algo allá.

En consecuencia, ¿cambió el mundo? No ha cambiado. Cambió la persona. La persona recibió el programa correcto interno de interacción con la naturaleza exterior y se siente libre, mientras que antes se sentía como un animal enjaulado.

Esto es lo que nos da la Cabalá: entender la naturaleza, lo que podemos y no podemos hacer. La persona siente que está en el mundo del Infinito – en la perfección y la armonía porque se ha sintonizado adecuadamente con todas esas oportunidades. ¿Se pueden imaginar lo miserable que se sentiría un salvaje si lo ponemos en nuestro mundo? Pero si le enseñamos, se sentirá cómodo: no podría sobrevivir sin esa instrucción.

Entonces, ¿qué necesitamos que ocurra? Necesitamos enseñar a las personas a entender correctamente la naturaleza: cómo es esta naturaleza, en qué mundo vivimos, la sociedad que necesitamos crear, cómo necesitamos interactuar entre nosotros. Y que todo esto necesita estar de acuerdo con la Naturaleza en la que existimos.

Todos somos como animalitos heridos, que hemos creado terribles relaciones alrededor nuestro. Necesitamos ver hacia el mundo exterior, hacia la Naturaleza que nos rodea. Ella posee todas las leyes de conducta en el nivel humano –la Naturaleza lo tiene todo. Si aprendemos de Ella, haremos que nuestras vidas sean iguales a la Naturaleza misma: eternas, infinitas, armoniosas y perfectas.La educación espiritual en los niños es lo más importante.

E. Litvar: Las madres que están escuchando o viendo nuestro programa están reteniendo cada palabra suya y haciéndose la siguiente pregunta: ¿Le aconsejaría a su hija que le enseñe Cabalá a sus niños desde temprana edad?

M. Laitman: Yo obligaría a mi hijo. Presionaría menos a mi hija menos porque las exigencias para las niñas son algo diferentes.

E. Litvar: La señora pregunta sobre una hija suya que ya es madre.

M. Laitman: Tengo dos hijas. Una está preparando un doctorado en biología, es una futura doctora en biología, y la otra estudia filosofía, y prepara su doctorado en Cabalá. Ambas están conectadas con la Cabalá y ambas entienden de qué se trata.

E. Litvar: ¿Ellas tienen hijos?

M. Laitman: No todavía.

E. Litvar: Si ellas tuvieran hijos, sus nietos, ¿les diría a ellas que les enseñaran Cabalá?

M. Laitman: Definitivamente.

E. Litvar: ¿Así que usted le aconseja a las madres que estudien un poco de Cabalá para entender de qué se trata y así luego enseñar a sus hijos

M. Laitman: Sí.

E. Litvar: ¿Esto es lo más importante para su formación?

M. Laitman: ¡Es lo más importante en la vida de cualquier persona en general! Todo lo demás no significa nada. ¡Es la razón por la que existimos en el mundo! Los cincuenta o setenta años –cualquiera que sea la duración de nuestras vidas- son para que salgamos de este mundo y entremos al Mundo Superior, y no para que vivir nuestras vidas y caer. ¡Necesitamos vivir y ascender! Esa es la diferencia.

Entendemos cómo termina la vida corporal. Termina en un cementerio. Pero la salida puede ser hacia el Mundo Superior. La sensación de eternidad y perfección que usted empieza a recibir cuando interactúa con la Naturaleza y que está situada por encima del egoísmo, ésta no desaparece.

E. Litvar: ¿Hasta en el cementerio?

M. Laitman: Por supuesto

M. Sanilevich: Incluso si una persona lee el libro entero, no va a sentir que sea una tarea sencilla aprender a interactuar con el resto de las personas y con la Naturaleza.

M. Laitman: Me doy cuenta que en vista de que han surgido miles de millones de libros en el transcurso de la humanidad, es difícil convencer a las personas de que existe algo especial en este. Sin embargo, la humanidad cree en la Biblia (la Torah).

E. Litvar: Pero no como usted y yo.

M. Laitman: Eso es irrelevante. Podemos decir lo que sea, pero la Biblia, o el Antiguo Testamento, es el fundamento espiritual de la humanidad. Podemos cambiarlo como queramos, edificar sobre él tanto como deseemos, pero seguirá siendo la base, en donde todo se inició. Así que la Cabalá es la base de la Biblia.

E. Litvar: ¿De manera que la Cabalá existía antes de la Biblia?

M. Laitman: Sí, antes de la Biblia. Es su cimiento. Es su significado interior, es el fundamento a partir del cual se escribió la Biblia y no es un libro nuevo en la humanidad. La Cabalá revela la parte interna, secreta, de la Biblia. Por eso es que la llaman “la ciencia secreta”. La Cabalá describe las narraciones alegóricas de la Biblia sobre acontecimientos que parecen haber ocurrido en el mundo en forma estrictamente científica: como interacción de fuerzas, interacción de almas, y por consiguiente, es la base. Es la parte interior, lo más preciado que tiene la humanidad por encima de todas las cosas.

En otras palabras, esta es la parte más espiritual, más interna de todo lo que existe en nuestro mundo y lo que lo mantiene unido. De la misma manera que la Biblia es el fundamento de todo, la Cabalá es el fundamento de la Biblia. ¿Entiende usted la clase de libro que ofrecemos?

E. Litvar: ¿Es mágico? (no quiero decir como en un cuento de hadas).

M. Laitman: Por supuesto que es mágico porque cambia a la persona que lo lee. Despierta la Luz Superior y esa Luz lo ilumina y lo corrige.

¿Qué es la Luz Superior?

M. Laitman: La Luz Superior es la energía que eleva a una persona por encima de nuestro mundo. Ésta comienza a ver todo desde Arriba. No ve las cosas en el mismo nivel que los otros: las drogas, cómo robar, cómo sobrevivir. Esta persona ya aspira a algo más elevado y eso ya lo clasifica como un ser humano.

E. Litvar: ¿Cuando usted dice “humano en humano”, es esto exactamente a lo que se refiere?

M. Laitman: Sí, esta energía es precisamente lo que forma a un humano como humano.

E. Litvar: ¿Y esa fuerza está en estos libros?

M. Laitman: Sí.

M. Sanilevich: Hoy cuando una persona va a una tienda, puede ver una gran cantidad de libros sobre la Cabalá escritos por diversos autores. ¿Existe alguna diferencia entre los autores o se puede escoger cualquiera de ellos?

E. Litvar: Yo estudié Cabalá por unos siete años y leí una gran cantidad de libros, pero no podía discernir cuál de ellos me gustaba más.

M. Laitman: Entonces, ¿por qué viniste con nosotros?

E. Litvar: En los otros lugares llegué a un callejón sin salida. Estudié esoterismo durante trece años y allí llegué a un callejón sin salida. No tenía otro lugar adonde ir. Para mí, era la Cabalá o nada.

M. Laitman: No puedo hacerme publicidad, pero les voy a decir una cosa. En la Cabalá genuina, tenemos cinco fuentes:

  • La primera fuente es de nuestro antepasado y patriarca Abraham (el primer cabalista).
  • La segunda viene de Moisés: Los Cinco Libros de Moisés (o La Biblia, La Torá).-
  • La tercera es la del Rabí Shimon: El Libro del Zohar.
  • La cuarta proviene del Ari (Siglo XVI), y
  • La última proviene de Baal HaSulam (siglo XX).

Estos cinco autores son, sin lugar a dudas, los fundadores y genuinos expertos en la Cabalá. Nosotros estudiamos sus libros. Todos los demás son subsidiarios en cierta medida, pero es mejor no estudiarlos. Es todo lo que puedo decir.

Y todos los cabalistas están de acuerdo en que la Cabalá se compone de estas cinco fuentes. Yo los puedo recomendar a nuestra audiencia con toda seguridad. Sin embargo, estos libros no existen en inglés, por eso tenemos los libros de Laitman. ¿Qué podemos hacer? Así que tenemos los libros de Laitman.

Sin embargo, Laitman tomó el artículo Introducción al Libro del Zohar (el artículo se llama realmente Introducción a la ciencia de la Cabalá; es una de las introducciones al Libro del Zohar) y lo convirtió en el libro, La ciencia de la Cabalá. En otras palabras, este libro es una traducción del artículo introductorio del Libro del Zohar. Por supuesto, es un trabajo serio, un artículo serio, y no es sencillo. Al final del libro, se muestran varios gráficos, dibujos y demás. No es un trabajo cualquiera, es un trabajo científico.

E. Litvar: Tengo tres libros en casa, que se llaman “El Zoar,” “El Zogar,” y “El Zohar.” Estos libros provienen de diferentes traductores. ¿En qué difiere su traducción de éstos?

M. Laitman: No es una traducción. Este libro es el primer volumen de El Libro del Zohar. El Libro del Zohar con los comentarios consta de 10 ó 20 volúmenes, dependiendo de la edición. El primer volumen es el más importante. Contiene, en forma comprimida, todos los otros volúmenes, basado en la cantidad de energía que posee y de las explicaciones que ofrece.

Así que esta es la traducción del primero de los diez volúmenes de El Libro del Zohar. Además, está tiene comentarios y explicaciones que yo recibí de mi maestro. En consecuencia, no creo que haya otro libro en el mundo que explique tan clara, correcta y verazmente, que incluya explicaciones, aclaraciones, gráficos, dibujos y cálculos – todo lo referente a la ciencia de la Cabalá- y al mismo tiempo, todo lo que tiene que ver con su parte interior, oculta, por así decirlo, o mística. No creo que otro libro ofrezca todo eso.

Estoy orgulloso de él. Estoy orgulloso de haber podido escribirlo de esa manera. Por “escribir” quiero decir traducir y añadirle lo que yo he recibido de mi maestro. Estos libros son serios y muy complejos. Sin embargo, no son los libros que yo le recomendaría al auditorio. Estos libros son para especialistas que desean ahondar profundamente, ampliar su conocimiento y enseñar, como con cualquier otra forma del conocimiento humano. Pero para las personas regulares, existe una gran cantidad de libros que nos hablan sobre la Cabalá, sobre cómo debe conducirse una persona.

Por ejemplo, los siguientes artículos son apropiados: El Propósito de la Cabalá, La Revelación de la Divinidad, La Perfección y el Mundo, (¿Cómo lograr la perfección en nuestro mundo?), El Libre Albedrío, (¿En dónde puede la persona hallar su libre albedrío y cómo puede determinar si es libre o no), La Esencia de la Cabalá y su Propósito, (¿Qué es esta ciencia? ¿Qué necesita la persona de ella? ¿Realmente la necesita? ¿Cuál es su propósito y qué pide ella de nosotros?) El Lenguaje de la Cabalá, (Por qué la Cabalá nos habla con este lenguaje especial. A nosotros nos puede parecer que no entendemos nada: necesitamos una llave especial con la finalidad de poder comenzar a entenderla). Las Condiciones para la Revelación de los Secretos de la Cabalá, (¿Qué clase de secretos son éstos, por qué se necesitan ciertas condiciones, y cómo podemos aproximarnos a ellas). También están las Preguntas Frecuentes, Conceptos Fundamentales de la Cabalá y otros más.

Las explicaciones son sencillas pero suficientes para que la persona se familiarice con esta ciencia, la manera práctica de aplicarla y cómo mejorar nuestra vida a través de ella. No se necesita ser un genio para usar la computadora o la televisión. Sólo necesitamos pulsar un par de botones y disfrutar. Es lo mismo en la Cabalá: hay que conocer uno o dos libros, leerlos y eso será suficiente para que su vida y la de sus hijos sea significativa.

La ciencia de la Cabalá.

La Perfección y el Mundo

El Libre Albedrío

La Esencia de la Cabalá y su Propósito

El Lenguaje de la Cabalá

Condiciones para la Revelación de los Secretos de la Cabalá

Preguntas Frecuentes

Conceptos Fundamentales de la Cabalá

 

Biblioteca

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