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Apoyo en la Torá

Apoyo en la Torá

Cuando un hombre estudia Torá deseando llegar al aspecto en que todas sus acciones sean con el fin de otorgar, debe siempre intentar apoyarse en la Torá. Ya que este “apoyo” es el aspecto de nutrición, el cual es amor, temor, júbilo y, vigor. Todo esto es lo que él debe extraer de la Torá. En otras palabras, la Torá debe darle estos resultados.

Y si estudia Torá y no obtiene estos resultados, aquello no se considera Torá. Esto es porque “Torá” se refiere a la Luz que se viste en la Torá, como dijeron nuestros sabios: “Creé la inclinación al mal, Creé la Torá como condimento”. Esto se refiere a la Luz en la Torá, ya que la luz en ella lo corrige.

También debemos saber que la Torá está dividida en dos discernimientos:

1. El discernimiento de la Torá; y,

2. El discernimiento de la Mitzvá.

Según la verdad es imposible entender estos dos discernimientos antes de que el hombre sea recompensado con el caminar en los senderos del Creador, en “El Secreto del Señor es para aquellos que le temen”. Esto se debe a que en el momento en que él se encuentra en estado de preparación para entrar al Palacio del Señor, es imposible entender los Senderos de la Verdad.

Sin embargo es posible dar un ejemplo, ya que incluso el hombre que se encuentra en el tiempo de preparación, también puede comprender en algún modo, qué son los Caminos del Señor. Está escrito en (Sutá 21), “Rabí Yosef dijo, ‘Una Mitzvá protege y salva mientras se dedica a ella. La Torá protege y salva, tanto cuando se dedica a ella como cuando no se dedica a ella”.

“Cuando se dedica” significa cuando se tiene algo de Luz, la Luz que alcanzó, la cual el hombre puede usar solamente mientras se encuentra en él, ya que ahora está alegre por el hecho de que la luz le ilumina. Esto es llamado el discernimiento de la Mitzvá; es decir, que aun no ha sido recompensado con el discernimiento de la Torá, sino que solamente con la Luz es que él extrae la vitalidad de la Kedushá (santidad).

Lo cual no es así con la Torá: puesto que él alcanza un camino en el trabajo, es por eso que puede usar aquel camino que ha alcanzado, aun cuando “no se dedica a ella”; es decir, que no se ocupa de ella, lo cual quiere decir, incluso cuando no tiene la Luz. Esto se debe a que sólo la iluminación se ha apartado de él, pero por causa de haber alcanzado dicho trabajo es que puede utilizarla, incluso si la iluminación se ha aparatado de él.

Sin embargo, junto con esto hay que entender, que en el discernimiento de la Mitzvá (en el momento en que se dedica a ella), la Mitzvá es mayor que el discernimiento de la Torá (cuando no se dedica a ella). “Cuando se dedica” quiere decir que ahora recibe la Luz, la cual es llamada “el que se dedica a ella”, ya que recibió la Luz en ella.

Es por eso que cuando el hombre tiene Luz, la Mitzvá es más importante que la Torá cuando él no tiene Luz; se dice entonces que no hay vitalidad de la Torá. Por un lado la Torá es importante porque se puede usar el camino que ha adquirido en la Torá. Aun así no tiene vitalidad, la cual es llamada “Luz”. Y cuando se ocupa en la Mitzvá, de esa forma recibe la vitalidad que es llamada “Luz”. Con respecto a esto, una Mitzvá es más importante que la Torá.

Por eso, cuando un hombre está sin vitalidad, él se encuentra en el aspecto de “malvado”. Y en vista que ahora no puede decir que el Creador dirige al mundo en el aspecto de “El Bueno que hace el bien”, es que él es considerado un malvado, ya que condena a su Hacedor, puesto que ahora él siente que no tiene ninguna vitalidad ni motivo para estar alegre, ya que dependerá de él decir que ahora agradece al Creador, por causa de que Él le otorga el bien y el placer.

Y no hay que sorprenderse, ya que él dirá que cree que el Creador dirige a otros con la Providencia de El Bueno que hace el bien, debido que los caminos de la Torá son entendidos por nosotros en el aspecto de la sensación en los órganos. Y si el hombre no siente la bondad y el placer, ¿Qué le da el hecho de saber que otra persona tiene la sensación de la bondad y el placer?

Si de verdad el hombre hubiese creído que la Providencia se revela a su amigo así, en el aspecto de El Bueno que hace el bien, esa creencia debería haberle traído alegría y placer, por el hecho que cree que el Creador dirige al mundo con la Providencia del bien y el placer. Y si esto no le trae vitalidad y alegría, ¿de qué le sirve decir que el Creador supervisa a su amigo así, con la Providencia de “El Bueno que hace bien”?

Porque lo importante es lo que el hombre siente en su propio cuerpo – Sea que es bueno para él, o sea que es malo para él. Y en caso de que sea bueno para su amigo, él lo siento solamente si él disfruta del bien que tiene su amigo, ya que entonces está diciendo, que el Creador es El Bueno que hace el bien. Y si se siente mal, no puede decir que el Creador lo dirige con el aspecto de El Bueno que hace el bien.

Y precisamente por eso, si él disfruta por el hecho de que su amigo tiene el bien, es que él recibe de eso un estado de beneficio elevado y alegría, entonces él puede decir que el Creador dirige bien. Y si no tiene alegría, puesto que siente que es malo para él, ¿cómo puede decir entonces que el Creador es El Bueno que hace el bien?

Por lo tanto, todo depende del estado en el que el hombre se encuentra. Si no tiene vitalidad o alegría, él ya se encuentra en un estado en el cual no tiene amor por el Creador, de tal manera que pueda justificar a su Hacedor, para estar con alegría, como corresponde a alguien que obtiene un beneficio por servir a un Rey grande e importante.

En resumen, debemos saber que la Luz Superior está en un estado de completo reposo. Y toda la expansión de los Nombres Sagrados viene por medio de los inferiores; es decir, todos los nombres que tiene la Luz Superior vienen como resultado del logro de los inferiores. En otras palabras, según sus logros es que se le llama Luz Superior. O sea, de acuerdo al modo en que el hombre alcanza la Luz, según su sensación, con ese nombre es que él la denomina.

Si el hombre no siente que el Creador le da algo, ¿qué nombre le puede dar al Creador si no recibe algo de Él? Solamente que al momento en que cree en el Creador, entonces cada uno de los estados que él siente, dice que estos le vienen desde el Creador. Es entonces de acuerdo a su sensación que él le da un nombre al Creador. Es decir, si un hombre siente el bien en el estado en que se encuentra, dice que el Creador es llamado “El Bueno que hace el bien”, puesto que así es como él siente, ya que recibe de Él la bondad. Es en ese estado que el hombre es llamado Tzadik (Justo), ya que él Matzdik (justifica) a su Creador.

Y si el estado en el que se encuentra el hombre siente que es malo para él, entonces no puede decir que el Creador le envía el bien. Por lo tanto, en ese estado es llamado Rashá (malvado), ya que él Marshía (Condena) a su Hacedor. Sin embargo, no existe un estado tal como el intermedio; es decir, un estado en el cual el hombre diga que él siente que es bueno y malo a la vez, ya que, o es bueno o es malo para él.

Y esto es lo que está escrito en (Berajot 61), “El mundo no fue creado sino para los malvados completos ó para los justos completos”. Y esto se debe a que no hay una realidad tal, en la que el hombre sienta tanto el bien como el mal simultáneamente.

Cuando se dice que hay algo intermedio, es referente al asunto en que para los creados existe un discernimiento de tiempo, y es más conveniente decir: intermedio entre dos tiempos, uno después del otro, tal como aprendemos, que existe un asunto de elevaciones y descensos, los cuales son dos tiempos: el hombre, una vez es malvado y, una vez es justo. Pero que un hombre sienta que al mismo tiempo es malo y bueno para él, tal realidad no existe.

Y de lo dicho resulta, que cuando dijeron que la Torá es más importante que una Mitzvá, es precisamente en el momento en que no se ocupa de ella; es decir, al momento en que no tiene vitalidad. Entonces la Torá es más importante que una Mitzvá que no tiene vitalidad. Ya que no se puede recibir nada de una Mitzvá que no tiene vitalidad. Lo cual no es así con el discernimiento de la Torá: Ya que de todas maneras ha permanecido para él un camino en el trabajo, el cual recibió al momento en que se había ocupado en la Torá, a pesar que la vitalidad se apartó de él. Sin embargo, el camino permaneció en él, pudiendo hacer uso de él. Y hay un tiempo en que la Mitzvá es más importante que la Torá; o sea, cuando hay vitalidad en la Mitzvá y no hay vitalidad en la Torá.

Por eso el momento en que no se ocupa de ella; es decir, cuando no tiene vitalidad ni alegría en el trabajo, no tiene otro consejo sino la plegaria. Sin embargo, durante la plegaria, debe saber que él es malvado, porque no siente el bien ni el placer que se encuentran en el mundo, a pesar de que hace cuentas, ya que así puede creer que el Creador da sólo el bien.

No obstante, no todos los pensamientos de un hombre son verdad en los caminos del trabajo. Ya que en los caminos del trabajo, si el pensamiento lo trae por medio de la acción; es decir, por medio de la sensación en los órganos, para que los órganos sientan que el Creador es El Bueno que hace el bien, entonces los órganos deberán recibir vitalidad y alegría de eso. Y si uno no tiene vitalidad, ¿de qué le sirven todos los cálculos, si ahora los órganos no aman al Creador debido a que Él les imparte todo el bien?

Es por eso que él necesita saber, que si no tiene vitalidad o alegría en el trabajo, esto es signo de que es un malvado, debido a que no tiene el bien, siendo todos los cálculos falsos, si es que éstos no son traídos por medio de un acto; es decir, por medio de la sensación en los órganos, ya que un hombre amará al Creador por causa de que Él imparte el bien y el placer a los creados.

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