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22. Torá Lishmá

Lo escuché el 6 de febrero de 1941

La Torá recibe el nombre de Lishmá (en be­neficio del Creador) principalmente cuando uno la estudia con la intención de saber con certe­za, y sin la más mínima duda de que existe un juez y que existe un juicio. Que existe un juicio significa que uno ve la realidad tal como esta se presenta ante nuestros ojos. Es decir, que cuando trabajamos de acuerdo a la fe y el otor­gamiento, vemos que estamos creciendo y as­cendiendo a diario, puesto que notamos a cada instante una mejoría.

Por el contrario, cuando trabajamos en la forma de recepción y conocimiento, vemos que declinamos cada día hasta el último escalón de degradación posible que existe en la realidad.

Cuando examinamos estas dos situaciones, vemos que existen un juicio y un juez. Esto se debe a que, mientras no seguimos las leyes de la verdad de la Torá, somos castigados de inme­diato. En esa situación podemos ver que existe un juicio justo. En otras palabras, vemos que esta es la mejor manera, y la más apropiada, de alcanzar la verdad.

Esto significa que el juicio es justo, que sólo así podemos llegar al propósito supremo, para entender dentro de la razón, con total y absoluta comprensión de que no hay otro propósito supe­rior, el cual sólo puede ser alcanzado por medio de la fe y el otorgamiento.

Así, si uno estudia con este fin: el de entender que existe un juicio y que existe un juez, se le lla­ma Torá Lishmá (en beneficio del Creador). Este es también el sentido de lo que dijeron nuestros sabios: “Grande es el Talmud que guía hacia la acción”.

Pareciera como si debiera haber dicho “que lle­va hacia acciones”, es decir, a tener la capacidad de llevar a cabo muchos actos, en plural y no en singular. Sin embargo, lo cierto es que, como ya lo hemos mencionado antes, el estudio debe brindar­le a uno solamente fe, y la fe recibe el nombre de Mitzvá(Mandamiento/precepto), la cual coloca al mundo entero en una jerarquía de mérito.

La fe también es llamada “hacer”, pues es co­mún que quien lleva a cabo alguna acción, previa­mente debe haber tenido una razón que lo empu­jó a realizarla conforme con su razón y según la correlación que existe entre la mente y la acción.

Mitzvá se alegra, pues se ha sentenciado a sí mismo… a inclinar la balanza hacia el mérito”. A esto se refiere el dicho “Grande es el Talmud que guía hacia la ac­ción”, es decir, a un acto sin razón denominado “por encima de la razón”.

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