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28. No moriré, sino que viviré

Lo escuché en 1943

En el versículo “No moriré, sino que viviré”, para que uno pueda alcanzar la verdad, debe existir la sensación de que si no la alcanza, se sentirá como si estuviera muerto. Esto se debe a que desea vivir, y significa que el versículo: “No moriré, sino que viviré” se refiere a aquel que desea alcanzar la verdad.

Este es el sentido de Joná Ben Amitay”. Jo­nás” proviene de la palabra hebrea Jonaá (frau­de); y Ben (hijo) proviene de la palabra hebrea Mevín (entiende). Uno entiende, porque siempre analiza la situación en la que se encuentra, y ve que se ha engañado a sí mismo y que no está an­dando por la senda de la verdad.

Esto se debe a que la verdad implica otorgar, es decir, Lishmá (en beneficio del Creador). Lo contrario a esto son el fraude y el engaño, es de­cir, sólo recibir, que es Lo Lishmá (no en benefi­cio del Creador). De este modo, uno luego obtie­ne “Amitay”, que proviene de la palabra Emet” (verdad).

Este es el sentido de “tus ojos son como pa­lomas”. Einaim (ojos) de Kedushá (Santidad), también llamados Einaim de la sagrada Shejiná (Divinidad), son Yonim (palomas). Somos enga­ñados, y creemos que ella no tiene Einaim, tal como está escrito en el sagrado Zóhar: “Una be­lla doncella sin ojos”.

Lo cierto es que, quien es recompensado con la verdad, ve que ella tiene ojos. A esto se refiere el versículo: “De una novia cuyos ojos son bellos, su cuerpo entero no necesita ser examinado”.

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