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50. Dos estados

Lo escuché el 20 de Siván

Hay dos estados en el mundo. En el primero, el mundo se identifica con el “dolor”; y en el segundo, con la “Santa Shejiná (heb: Divinidad)”. Esto se debe a que antes de que uno esté dotado de la capacidad de corregir sus acciones para volcarlas hacia otorgar, percibe al mundo solamente bajo la forma de dolores y tormentos.

Sin embargo, después es recompensado con poder ver que la Santa Shejiná está vestida en el mundo entero, y que el Creador está llenando al mundo entero. En este estado, el mundo recibe el nombre de “Santa Shejiná”, pues está recibiendo del Creador. Esto se llama “la unificación del Creador y de la Divinidad”. Ahora, del mismo modo en que el Creador da, el mundo se ocupa solamente en otorgar.

Esto se parece a una triste melodía, por medio de la cual algunos músicos saben cómo transmitir el dolor que es su tema central; porque todas las melodías son como un lenguaje hablado en que la tonada representa las palabras que uno desea exteriorizar en voz alta. Si la melodía evoca llanto en quienes la escuchan, al grado de que cada uno llora por causa del dolor que ésta transmite, entonces es llamada “una tonada”, y todos aman escucharla.

Sin embargo, ¿cómo puede ser que las personas disfruten de sufrir? Se debe a que la tonada no apunta a un dolor presente, sino pasado; es decir, a tormentos que ya han quedado atrás y que ya fueron “endulzados” y “rellenados”. Por tal motivo, las personas gustan de escucharla. Esto hace alusión a la dulcificación de los Dinim, y que los dolores que uno sentía fueron mitigados o “endulzados”. Por eso, este tipo de aflicción resulta dulce al oído; y así, el mundo recibe el nombre de “Santa Shejiná”.

Lo principal que uno debería saber y sentir, es que existe un líder que guía hacia la ciudad. Esto es lo que nuestros sabios querían inferir por medio de la frase “Abraham el Patriarca dijo: ‘No existe ciudad sin un líder’”. Uno no debe pensar que todo lo que sucede en el mundo es accidental, y que la Sitra Ajra le induce a pecar; y así decir que todo es fortuito.

Por eso dice Hamat Kerí (vasija de semen). Hay un Hamat lleno con Kerí. El Kerí le induce a uno a pensar que todo es Bemikré (heb: fortuito). Aun cuando la Sitra Ajra suscita en uno pensamientos tales como para decir que todo es accidental, sin obedecer una dirección determinada, esto tampoco es fortuito, sino que el Creador así lo quiere.

Sin embargo, uno debe creer en “recompensa y castigo”, y que existen un juicio y un juez, y que todo está conducido por “la Providencia de recompensa y castigo”. Esto se debe a que a veces, cuando algún deseo y manifestación del trabajo de Dios se despierta dentro de uno, y cree que aparece por casualidad, debe saber que también aquí realizó un esfuerzo previo a escuchar. Rezó por ayuda de Arriba, para poder ejecutar una acción intencionada; y esto se llama “elevar MaN”.

De todas formas, (en ese momento) uno ya lo ha olvidado y no consideró hacerlo, ya que no recibió una respuesta inmediata a su plegaria, como para declarar: “pues Tú escuchas la plegaria de toda boca”. Aún así, debe creer y entender que el orden de Arriba establece que la respuesta a la plegaria puede llegar varios días, o meses, después de haber rezado.

Uno no debe pensar que no es por casualidad que uno ha recibido este Itorerut (heb: Despertar) presente. A veces uno dice: “Ahora que siento que no me falta nada y que nada me preocupa, mi mente está cuerda y sana; y por esta razón, puedo enfocar mi mente y mi deseo en dirección del trabajo de Dios.

De esto se desprende que uno puede decir que todo su compromiso en el trabajo de Dios consiste en que “su fuerza y el poder de su mano le han conseguido esa riqueza”. Así, cuando uno puede comprometerse y alcanzar necesidades espirituales, debe entender que ésta es la respuesta a la plegaria. Aquella plegaria que había realizado anteriormente, ahora ha sido respondida.

Además, a veces, cuando uno lee algún libro, el Creador le abre los ojos y uno siente cierto grado de Itorerut. Ahí también su normal reacción es adjudicar esto a la casualidad. No obstante, todo obedece a una dirección superior.

Aunque uno sepa que la Torá entera consiste de los nombres del Creador, ¿cómo puede uno decir que a través del libro uno esté leyendo y obteniendo algún tipo de sensación sublime? Uno debe entender que normalmente lee el libro y sabe que la Torá entera consiste de los nombres del Creador, pero que, sin embargo, no recibe iluminación ni sensación alguna. En lugar de esto, todo está seco; y el conocimiento que uno posee no le ayuda en lo más mínimo.

Por ende, cuando uno estudia en cierto libro y coloca su esperanza en Él, su estudio debe apoyarse sobre la base de la fe; fe de que cree en la Providencia y que el Creador le abrirá los ojos. En ese momento, uno se vuelve necesitado del Creador, y de esta forma está en contacto con Él. Por medio de esto, uno puede lograr la adhesión con Él.

Existen dos fuerzas que se oponen entre sí: una fuerza superior y una fuerza inferior. Respecto de la fuerza superior está escrito: “Todo aquél que es llamado por Mi Nombre, y a quien Yo he creado para Mi gloria”. Esto significa que el mundo entero fue creador sólo para la gloria del Creador. La fuerza inferior es el deseo de recibir que argumenta que todo fue creado para él; tanto lo corporal como lo espiritual. Para él, todo obedece al amor por sí mismo.

El deseo de recibir argumenta que merece este mundo y el mundo por venir. Por supuesto que el Creador es quien gana, pero esto recibe el nombre de “el camino del dolor”. Se denomina “un camino largo”. Pero hay otro camino más corto, llamado “el camino de la Torá”. La intención de todos debería estar dirigida a acortar el tiempo.

Esto es llamado “lo aceleraré/apuraré”. De lo contrario será “en su tiempo”, según lo dicho por nuestros sabios: “recompensado: lo aceleraré; no recompensado: en su tiempo”, “que colocaré ante ti a un rey como Hamán, y él te forzará a que te reformes”.

La Torá comienza por “Bereshit (heb: “En el principio…”)...“…la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas…”. In finaliza así: “ante la vista de toda Israel”.

Al principio vemos que la tierra está “sin orden y vacía, y las tinieblas…” pero entonces, cuando se corrigen para poder otorgar, son recompensados con “Entonces dijo Dios: ‘Sea la luz’…”. Hasta que aparece la Luz “ante la vista de toda Israel.

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