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113. La plegaria dieciocho

Lo escuché el 15 de Kislev, en Shabat

En la Plegaria Shmone-Esrei (heb: Dieciocho) dice: “pues Tú escuchas la oración de todas las bocas de Tu pueblo, de Israel, con misericordia”. En un principio esto nos parece contradicto­rio, porque primero dice “pues Tú escuchas la oración de todas las bocas”; y esto sugiere que incluso una boca indigna es escuchada por Él. Está escrito “todas las bocas”, porque se refiere incluso a los indignos. Luego dice “de Tu pue­blo, de Israel, con misericordia”, y esto se refiere específicamente a una oración que esté en Jésed (heb: Misericordia). Porque de lo contrario no será escuchada.

El hecho es que debemos entender que toda la pesadez que se percibe en el Trabajo de Dios, es por causa de la oposición que se manifiesta a cada paso. Por ejemplo, existe una regla que señala que un hombre debe ser humilde. Pero si seguimos este camino, nuestros sabios dicen: “sean muy, muy humildes”; pero esto no sig­nifica necesariamente que deba ser una regla. Esto se debe a que se sabe que uno debe ir con­tra el mundo entero, y no quedar cancelado por la proliferación de opiniones que abundan en el mundo; tal está escrito: “Y su corazón fue le­vantado en los caminos del Señor”. Por lo tanto, esta regla no es (verdaderamente) una regla que podamos considerar completa.

Y si tomamos el camino contrario, el camino del orgullo, esto también está mal, ya que “res­pecto de todo aquel que sea orgulloso”, dice el Creador, “él y Yo no podemos habitar dentro de la misma morada”. Y también podemos obser­var lo contrario en lo referente al sufrimiento. Si el Creador le envía sufrimiento a una persona, y debemos creer que el Creador es bondadoso, entonces el sufrimiento que Él envió debe ser ne­cesariamente beneficioso para esa persona. Por ende; ¿por qué le rezamos al Creador para que nos libere del sufrimiento?

Y en cuanto al sufrimiento, debemos saber que este sólo viene para corregirnos, para que estemos calificados a recibir la Luz del Creador. El rol del sufrimiento consiste sólo en limpiar y purificar al cuerpo, tal como dijeron nuestros sa­bios: “del mismo modo que la sal endulza la car­ne, el sufrimiento limpia al cuerpo”. Con respec­to a la plegaria, llevaron a cabo esta corrección en lugar del sufrimiento. Por lo tanto, vemos que la plegaria también purifica al cuerpo.

No obstante, “una plegaria” representa “la senda de la Torá”. Por eso, la plegaria es más efectiva que el sufrimiento para endulzar el cuer­po. Por tal motivo, es una Mitzvá (heb: Precepto) rezar por el sufrimiento; ya que esto redunda en beneficio adicional para el individuo y para el conjunto en general.

Por causa de esto, este estado de oposición le provoca a uno la sensación de pesadez y el cese en el trabajo de Dios; y siente que no puede con­tinuar con su Trabajo, y se siente mal. Le parece que es indigno de asumir la carga del Reino de los Cielos “como un buey con su carga y como un asno con su peso”. De este modo, en ese mo­mento se le dice “no deseado”.

Sin embargo, su única intención es extender hacia sí la fe, llamada Maljut; o sea, levantar la Shejiná (heb: Divinidad) del polvo. Su objetivo es glorificar Su Nombre en el mundo, su grande­za, para que la Santa Shejiná no adopte la forma de “pobreza y escasez”. De este modo, el Crea­dor oye “la plegaria de toda boca”, aun de aquel que no sea tan digno de Él, y que aún se siente lejos del Trabajo de Dios.

Esto es lo que significa la frase “pues Tú escu­chas la plegaria de toda boca”. ¿Cuándo es que Él oye a todas las bocas? Cuando el pueblo de Israel ora con misericordia, con simple miseri­cordia; es decir, cuando uno reza para levantar a la Divinidad del polvo, para recibir fe.

Esto es parecido a alguien que no ha comido en tres días, y que entonces, le pedirle a otro que le dé algo de comer. Resulta que no está pidiendo ningún lujo ni nada que sea superficial, sino que simplemente está pidiendo que se le dé algo para revivir su alma.

De forma similar, en el trabajo de Dios, cuan­do uno se encuentra parado entre el cielo y la tierra, no Le está pidiendo nada redundante al Creador, sino sólo la Luz de la fe; está pidiéndo-Le al Creador que le abra los ojos para que pue­da incorporar el discernimiento de la fe. Esto se llama “levantar a la Divinidad del polvo”. Y esta plegaria es aceptada de “toda boca”. Por ende, en cualquier estado en el que se encuentre uno, si le pide que reviva su alma con la fe, esta plegaria será contestada.

Y esto se llama “con misericordia”, cuando su plegaria amerita la compasión de Arriba para que pueda mantener su vitalidad. Y a esto se refiere lo que está escrito en el Zohar, al decir que la plegaria de los pobres es aceptada de inmediato. Esto se debe a que, cuando es por y para la santa Shejiná, es aceptada inmediatamente.

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