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153. Un pensamiento es el resultado de un deseo

Lo escuché el 7 de Shvat, 18 de enero de 1948

Un pensamiento o idea es el resultado de un deseo. Una persona piensa en lo que desea, y no piensa en lo que no desea. Por ejemplo, una per­sona jamás piensa en el día de su muerte. Por el contrario, siempre tenderá a contemplarse en un estado de eternidad, ya que esto es lo que desea. De esta forma, uno siempre tiende a pensar en aquello que es deseable para él.

Sin embargo, el pensamiento cumple una fun­ción particular: intensifica el deseo. El deseo per­manece en su sitio; no tiene el poder de expan­dirse y de ejecutar su acción. Aun así, por medio del pensamiento y de la contemplación respecto de algún asunto determinado causa que el deseo le pida al pensamiento que le provea algún con­sejo o sugerencia acerca de cómo realizar ese de­seo; de este modo el deseo crece, se expande y ejecuta su trabajo.

Resulta que el pensamiento está al servicio del deseo, y el deseo representa el objeto. Aho­ra, puede haber un “objeto” grande o pequeño. Un gran “objeto” tiende a dominar a los más pequeños.

A quien tiene un pequeño “objeto” y no posee dominio en absoluto, se le aconseja incremen­tarloa través de persistir en el pensamiento del deseo, ya que el pensamiento crece en la medida que uno piense en él.

Y de este modo, podemos decir que “en Su ley medita él día y noche”; pues al persistir en ello, alcanza un gran “objeto” hasta convertirse en el verdadero dominador.

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