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161. Acerca de la entrega de la Torá

Lo escuché durante una comida de Shavuot

Acerca de la entrega de la Torá en el Mon­te Sinaí: esto no quiere decir que la Torá haya sido entregada entonces y ahora no. En cambio, la entrega de la Torá es algo eterno, permanente; el Creador siempre da. Sin embargo, no estamos aptos para recibir. Pero en ese entonces, en el Monte Sinaí, fuimos los receptores de la Torá. Y el único mérito que teníamos en ese tiempo era que existíamos como un solo hombre en un solo corazón. Esto significa que todos nosotros no te­níamos más que un solo pensamiento, que era la recepción de la Torá.

Sin embargo, desde la perspectiva del Creador, Él siempre da, tal como está escrito en el nombre del Ribash: “El hombre debe escuchar los diez mandamientos en el Monte Sinaí a diario”.

La Torá es llamada la poción de vida y la po­ción de muerte. Debemos preguntar: ¿Cómo pue­den coexistir dos nociones tan opuestas dentro de un mismo sujeto? Todo lo que vemos con nues­tros ojos no son más que sensaciones, pero la realidad en sí no nos interesa. Por lo tanto, cuan­do uno estudia la Torá, y esta le aleja del amor de Dios, esta Torá definitivamente recibe el nombre de poción de muerte”. Ysi la Torá le aproxima al Creador, recibe el nombre de poción de vida”.

Pero la Torá en sí, o sea, la realidad en sí, no es tenida en cuenta. En cambio, son las sensa­ciones las que determinan la realidad aquí abajo. Y la Torá en sí, sin los receptores, parece que debiera entenderse como Luz sin Kli (vasija); es decir, sin haber sido conseguida. Esto se consi­dera esencia sin materia. Y no es posible tener sensación o comprensión alguna respecto de la esencia; ni siquiera en un sentido corporal, y más aún en un sentido espiritual.

Y cuando uno trabaja para sí mismo, esto se considera Lo Lishmá (no en beneficio del Crea­dor); y de Lo Lishmá llegamos a Lishmá (en be­neficio del Creador). Por ende, si uno aún no ha merecido la recepción de la Torá, espera poder recibirla el año siguiente. Y cuando obtiene el grado de Lishmá completo, no le queda más nada que hacer en el mundo.

Por eso es que cada año hay un tiempo de re­cepción de la Torá, puesto que es el tiempo ade­cuado y maduro para un despertar) causado des­de abajo; y esto se debe a que en ese momento despierta el tiempo en que la Luz de la entrega de la Torá es revelada a los inferiores.

Por tal motivo siempre existe un despertar provocado desde Arriba para que los inferiores puedan actuar como lo hicieron entonces en aquella ocasión. Así, si uno continúa andando por la senda a través de la cual de Lo Lishmá habrá de llegar a Lishmá, entonces estará pro­gresando correctamente, y es natural que espere finalmente ser recompensado con la recepción de la Torá Lishmá. Pero si la meta no está siempre ante los ojos de uno, entonces estará avanzan­do en la dirección opuesta a la Torá, llamada “el Árbol de la Vida”; por eso se le llama poción de muerte, ya que estará constantemente alejándose de la línea de la vida.

Me he esforzado y no he encontrado; no lo creas”. Debemos comprender el significado de “he encontrado”. ¿Qué es lo que hay para encon­trar? El hecho de encontrar se refiere a la gracia ante los ojos del Creador.

No me he esforzado, pero he encontrado; no lo creas”. Debemos comprender que, después de todo, no está mintiendo. Esto no trata de la persona en sí, como individuo. En cambio, es la misma regla con respecto al todo. Y si uno ve que es favorecido por el Creador, ¿por qué no se ha de creer? El hecho es que a veces una persona es favorecida por el Creador como lo es en la plega­ria. Se debe a que este es el poder de la plegaria: puede servir como el Trabajo en sí. También po­demos ver en el mundo físico que hay quienes se entregan al trabajo y al esfuerzo, y hay quienes se entregan a la oración; y de este modo reciben lo que buscan.

Pero en la espiritualidad, aunque uno sea re­compensado con el hecho de recibir el favor del Creador, aun así luego habrá de pagar el precio entero; o sea, el grado de Labor que todo el mun­do tiene que dedicar. Si no, perderá el Kli. Por esta razón dijo: “No me he esforzado, pero he en­contrado; no lo creas”, ya que habrá de perderlo todo. De esta forma, vemos que posteriormente uno habrá de restituir o pagar con todo el esfuer­zo correspondiente.

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