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175. Y si el camino fuera demasiado largo para ti

Lo escuché el 22 de Yiar durante una comida de Shevat, Parashat Bejar-Ejukotay, 21 de mayo de 1949

“Y si el camino fuese demasiado largo para ti, como para que no pudieses soportarlo”.

Según su interpretación respecto de por qué el camino es demasiado largo, dice que se debe a que no pudieses soportarlo”. Esto es por causa de que no puede llevar la carga de la Torá y las Mitzvot (preceptos ), y por eso dice que el camino es largo. Para esto, lo que se sugiere según el ver­sículo es: “… y atarás el dinero en tu mano”. Késef (heb: Plata, Dinero) es Kisufín (heb: anhe­lo), y hace alusión al hecho de extraer anhelo por el trabajo. De este modo, por medio del deseo, del anhelo o ansias por el Creador, será capaz de llevar la carga de la Torá y las Mitzvot. Késef también tiene que ver con la vergüenza, pues uno es creado con el objetivo de glorificar al Cielo; sobre esto está escrito: “Bendito sea… que nos creó en Su honor”.

En general, la Torá y las Mitzvot son cosas que uno observa para recibir Su favor. La razón de esto es que el hecho de ser apreciado por su amo es algo inherente a la naturaleza del siervo, ya que de este modo el corazón de su amo estará volcado en su favor. Lo mismo sucede aquí: las varias acciones y la meticulosidad en las que uno se termina especializando no son más que me­dios mediante los cuales procura ser favorecido ante Sus ojos; y de esta forma ha de alcanzar la meta deseada, que es Él.

Y una persona observa la Torá y las Mitzvot con la intención de recibir el favor de los demás, y de este modo convierte las necesidades del Cielo en un medio. En otras palabras, por medio de ellas espera obtener el favor de las personas; y mientras uno no haya alcanzado la Torá Lishmá (heb: en beneficio del Creador), estará trabajan­do para las personas.

Y aunque uno no tenga otra alternativa que trabajar en vista del favor de los demás, aún así deberá avergonzarse de tal servilismo. Entonces, por medio de este Késef, recibirá el Késef de Kedushá (heb: santidad); o sea, llegará a desear Kedushá.

“... y atarás el dinero en tu mano”. Esto quiere decir que aunque el anhelo, las ansias, no dependa del hombre, si este no tiene el deseo por el mismo, no podrá hacer nada. Sin embargo, debe manifestar el deseo por los Kisufín, el de­seo de anhelar (y quizás VeTzartá [heb: atarás] proviene de la palabra Ratzita [heb: deseas]). Uno necesita demostrar un deseo por el mismo, manifestar un deseo y el anhelo de amar al Crea­dor, de querer incrementar la gloria del Cielo, de querer otorgarle deleite y satisfacción, y de ser favorecido por Él.

Existe un discernimiento de Zahav (heb: oro) y existe un discernimiento de Késef. La palabra “Késef” alude al hecho de tener Kisufín (heb: anhelo) en general; y la palabra “Zahav” (en he­breo la palabra está formada por las letras que se usan para decir “da esto”) alude al hecho de desear una única cosa, y que todas las ansias que uno sentía por las varias otras cosas quedan ocul­tas dentro del deseo. Y solamente dice “da esto”, pues no desea nada más que levantar a la Divini­dad del polvo. Esto es todo lo que desea.

Resulta que aunque uno descubra que no po­see el deseo apropiado, de todas formas debe es­forzarse, en pensamiento y en acción, en obtener el deseo. Y esto recibe el nombre de y atarás el dinero en tu mano”. Uno no debe pensar que si está en las manos del hombre, debe ser algo insignificante. En cambio, “en vacas (con gracia) o en ovejas...”, pues sólo de esta forma será re­compensado con las Luces más excelsas.

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