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El significado secreto de la Biblia

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Siete días de la Creación (parte 2)

Al ir subiendo los peldaños de la escalera espiritual, la creación se va haciendo merecedora de recibir el placer que es muchas veces, más grande que lo que tenía antes de descender a este mundo. Más aún, la creación debe tener el vigor y la oportunidad de actuar libremente entre dos fuerzas opuestas, su propio egoísmo, y el Creador, para después elegir su sendero de manera independiente.

Para que estas condiciones se encuentren a la disposición de la Creación, el Creador hacer lo siguiente:

Toma distancia completamente de la creación.

● Le da la oportunidad de evolucionar y alcanzar Su existencia

● Le brinda la posibilidad de elegir con libertad

El Creador nos presenta estas condiciones gradualmente. En un principio, la creación al sentir al Creador (inundada con su luz) no es independiente. Se encuentra completamente neutralizada por la luz que le dictamina sus propias reglas y transfiere sus atributos. Con el fin de que su creación sea independiente de Él, debe distanciarse completamente de ella. En otras palabras, la creación, al librarse de la luz gana libertad en sus acciones. Al la expulsión de la luz del Kli (vasija) se le llama Restricción.

La Torá empieza con las palabras “en el principio” (Bereshit), que es el comienzo del proceso de distanciamiento del Creador de su creación. La palabra Bereshit tiene su raíz en la palabra Bar, “fuera”. Esto es, nos está narrando la partida del Creador para quedar separado, entre el cielo y la Tierra. “En el principiocreó Dios el cielo y la Tierra”. El cielo es la Sefira Biná con sus atributos altruistas. La Tierra es Sefirá Maljut con sus propiedades terrenales y egoístas. Entre estos dos atributos polarizados, que sientan las bases del sistema entero de la existencia, flota nuestra alma.

La Torá empieza con el nacimiento de la Creación, el Mundo Superior y la creación del hombre. No empieza con el fin de la Creación. La función de la Tora es instruir a la gente de este mundo, para que pueda elevarse al estado más perfecto. En la fase inicial, la creación (o el alma de Adam) no se encuentra corregida. Debe hacerlo por sí misma y alcanzar la “Corrección Final”. Supón que tienes una herramienta rota, que necesitas para trabajar. Lo que corresponde primero es repararla y utilizara sólo después. Así pues, la Torá es el instructivo para componer el instrumento roto: el alma que recibimos desde arriba.

Durante la corrección, el individuo existe entre dos mundos: el de arriba y el de abajo. En el proceso de corrección, el alma obtiene la destreza necesaria, el conocimiento y experiencia. Y lo más importante, adquiere nuevas sensaciones y nuevas propiedades espirituales. Cuando una persona corrige su alma plenamente, alcanza atributos que le permiten existir en el mundo Superior absolutamente, en la eternidad, en la paz, y la perfección.

Ni las fuentes cabalistas, ni la Torá describen este estado especial. Es imposible describirlo, pues nuestro lenguaje no permite hacer una analogía. Sólo aquellos que han pasado todos los estados preliminares de corrección y llegan a la Corrección Final alcanzan este estado. Aquello que está más allá de la Corrección Final no ha sido descrito en ninguna parte. En esto concluye exactamente “Los Secretos de la Torá”.

Sólo hay algunas alusiones en algunos libros como El Zohar y el Talmud. A estos estados secretos tan especiales se les llama Maasé Merkava y Maasé Bereshit. Pero son solamente indicios. En realidad, estos estados, reinos espirituales, no pueden ser descritos con vocablos, porque nuestras palabras, letras, o términos los tomamos de nuestro sistema de corrección y sólo son efectivos allí. Nosotros no estamos conscientes de lo que existe más allá del sistema de corrección, y no lo podemos trasponer al lenguaje humano ni comprimir dentro de nuestro sistema de definiciones y creencias.

En el principio, creó Dios el cielo y la Tierra” se refiere a la creación de dos atributos: egoísmo y altruismo. El atributo egoísta de, “la Tierra se corrige con la ayuda del atributo altruista del ‘cielo’”. El proceso de corrección consta de siete estados a los que se les llama, “los siete días de la Creación”. Naturalmente, este es un nombre condicional. No tiene relación alguna con los siete días terrestres; tampoco se refiere al día o a la noche, la luz y la oscuridad en la Tierra. Más bien, denomina los estados y sensaciones espirituales de alguien que atraviesa estos estados de corrección. Habla del sistema en el cual, nuestra alma se corrige durante su existencia en el nivel que llamamos “Tierra”.

Es necesario que el alma se eleve del nivel Sefira Maljut al nivel Sefira Biná. Lo anterior significa que el atributo egoísta de Maljut tiene que transformarse al atributo altruista de Biná. Se puede lograr con las siete correcciones consecutivas que se les dice “siete días de la semana”. La Torá explica lo que el hombre debe hacer con su alma “en cada día”.

 

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