La sabiduría de la Cabalá

Instituto Bnei Baruch de Educación e Investigación de la Cabalá

 
 

                                   

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Educación “superior”: Cómo criar niños felices

Sugerencias prácticas sobre la educación y cómo resolver conflictos entre padres e hijos.



La Cabalá sobre la Educación

La Cabalá acude al rescate ante la crisis en la educación y en la crianza de los hijos


Los niños siempre quieren ser como los adultos. Entonces, si queremos que se comporten en forma distinta, primero debemos aprender hacerlo nosotros mismos. 


Desde los primeros días de vida de un niño, tratamos de enseñarle el arte de la comunicación. Deseamos que los niños "jueguen hermosamente" para organizar sus vacaciones y sus cumpleaños. Nos preocupamos de cómo llevar al máximo su tiempo libre y gastamos considerables recursos en manuales educativos de juegos y capacitación para ellos. Nos alegramos cuando otros adultos pueden apreciar la inteligencia y las buenas maneras de nuestros hijos. Pero a menudo nos olvidamos que casi cada día, mientras que los niños están en el colegio, tienen que tomar el examen de “sobrevivencia” entre sus pares.


Los adultos están siempre listos para encontrar a los niños a medio camino, perdonarlos y compadecerse de ellos; mientras que en sus relaciones ellos tienen que luchar por sus derechos con "fuego y espada": pedir y dar, atacar y defenderse, acostumbrándose a la hostilidad de sus pares hacia ellos. Y a pesar de cuánto esfuerzo gastamos para crear un oasis para la felicidad y la prosperidad del niño, su vida diaria sucede fuera de nuestra casa.


Allí, en el gran mundo, un niño inmediatamente tiene que aprender a jugar según reglas diferentes. El puede ver que el éxito y la prosperidad son ganados con una mentira, las intrigas y la fuerza bruta. Pero nosotros mismos hemos escrito estas reglas. Sin estar conciente de ello, acostumbramos a los niños a una política de dobles estándares. Cada padre tiene aproximadamente los mismos pensamientos: "Estoy dispuesto a hacer todo para que mis niños estén bien. Y no sólo que estén bien pero mejor que otros".


Con este pensamiento "mejor que otros", lentamente pero sistemáticamente estamos aserruchando la rama sobre la cual estamos sentados. Al principio subconscientemente y después conscientemente, los niños adoptan las reglas del juego. El mundo está dividido en "nosotros" y en "ellos" y si "ellos" son un obstáculo para nuestros intereses, inmediatamente ellos llegan a estar “fuera de la ley”. Fuera de "nuestra" ley. Es inútil decirlo pero vemos desastrosos resultados de tal punto de vista en la vida cotidiana.


¿Existe una alternativa? La cabalá postula que sí, existe. De esta manera los intereses de todos son considerados. Esto significa que, a pesar de la afiliación a un cierto grupo social, nacional, religioso o de otro tipo, a cada persona se le garantiza respeto por sus intereses vitales. Esto llegará a ser no sólo la ley escrita en la constitución, pero también la aspiración interior de la mayoría de las personas.


Esto será posible en cuanto todos, sin excepción, sigan la regla "no le haga a su amigo lo que usted odia". Simplemente adhiriéndose a esta regla, la vida cambiaría literalmente, para el mejor, inmediatamente ante nuestros ojos.


¿Y los niños? Los niños siempre quieren ser como los adultos. Si nosotros, los adultos, comenzamos a comportarnos de otra manera, los niños inmediatamente nos imitarán. En los jardines infantiles, las escuelas y en la calle, aparecerán nuevos juegos en los cuales los niños aprenderán de uno a otro vivir en un mundo de bien. Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer para nuestros hijos es comenzar con la educación de nosotros mismos.






 




 

El secreto de la educación de los niños

Los niños siempre quieren ser como adultos. Entonces, si queremos que se comporten de forma distinta, primero debemos aprender hacerlo nosotros mismos

“La educación no crea nada nuevo, más bien revela lo que ya está oculto dentro de la persona”

(Rav Kuk, Artículos del Raiah, pág.100)


Uno puede encontrar consejos de valor en los libros sobre la educación. Un buen consejo puede muy frecuentemente ahorrar meses e incluso años de indecisión y de frustración, y ayudar a las familias a salir de situaciones que no tienen salida. Pero frecuentemente encontramos preguntas o situaciones que nos toman de improviso, y nos dejan pensando si somos capaces de responder apropiadamente. En esas situaciones, nuestra respuesta se expresa típicamente con una sonrisa perpleja o con un balbuceo oscuro que busca encubrir nuestra falta de conocimiento y nuestra gran indecisión con respecto a qué es realmente lo mejor qué podemos hacer.  


Conociendo la creciente curiosidad de los niños y la angustia de muchos padres, hemos decidido reunir algunas sugerencias prácticas respecto a cada tema -basándonos en la sabiduría auténtica de la Cabalá-, que se relacionen con los asuntos del alma, la educación, y las magníficas preguntas que hacen los niños. ¡Que las disfruten!


Una respuesta a cada pregunta


Ser padres nunca será una tarea fácil. Además de las largas horas de insomnio y de nuestra preocupación por la manutención y el bienestar de los niños, vemos que la tarea más desafiante de todas es la de dar una respuesta a cada pregunta que nos plantean. 


Seguramente muchos de ustedes se sienten familiarizados con la situación en la que un niño abre sorprendido sus ojos grandes y curiosos, inocentemente los mira a ustedes fijamente, y sin misericordia alguna comienza a hacer preguntas sobre el significado de la vida y su propósito. En esos casos, no importa si se es seguidor del Dr. Spock, o ferviente lector de Tracy Hogg (autora del éxito de ventas titulado “Baby Whisperer”), probablemente uno se quedará sin respuestas, ya que las respuestas a esas preguntas no se encuentran en los libros. 


Éste es precisamente el motivo por el cual hemos decidido dedicar el primer consejo de esta sección a cómo responder a las enormes preguntas que hacen los chicos que crecen en nuestros hogares. ¿Debemos decirles lo que pensamos, aún cuando la pregunta no es tan “fácil de digerir”, o debemos evitar darles una respuesta confusa, y dejar que luchen con esa pregunta en una etapa posterior de sus vidas?


Siempre diga la verdad, pero sea cuidadoso y considerado. 


“Sea directo con el niño hasta el final, de otra forma no ganará su confianza, ya que los niños son sensitivos a cualquier falsedad, por más benigna que sea” (Yanush Korchak)


Ante todo, sepa que los niños son sensibles por naturaleza. Si detectan que algo se les  oculta, puede desbaratar todo el sistema de confianza y respeto mutuo con sus padres.  Por ello, si uno posee información importante o la profunda comprensión de lo que es la vida, no lo oculte a sus hijos. Ellos tienen sed de adquirir ese conocimiento. 


Es siempre preferible no ocultarles la verdad a los niños. Por otro lado, no es necesario abrumarlos con asuntos que aún no pueden asumir, por no estar emocionalmente preparados para hacerlo. En términos prácticos, si la verdad no es simple, trate de simplificarla y de adaptarla al mundo imaginario del niño, de una forma suave y no amenazadora, para no estresarlo. Recuerde que cada historia que le cuenta a su niño toma vida y se convierte en realidad. Su obligación como padres es de ser sensitivos al desarrollo emocional y mental de sus hijos. Podrán revelarles un nivel adicional de la sabiduría de la vida que han acumulado a través de los años dependiendo sólo de la madurez emocional de ellos. 


Por lo tanto, a veces es mejor esperar que la petición de adquirir un mayor conocimiento nazca del niño mismo, para que sienta que no lo están “empujando” a algo que ni siquiera ha pedido. La expresión de su disposición le indicará que está preparado para absorber una respuesta más profunda. Escúchele con mucha atención y observe su reacción a lo que usted le dice, es así como podrá asegurarse que no lo está abrumando demasiado, y confundiendo. 


Y si no conoce la verdadera respuesta a sus preguntas, no tenga miedo de admitirlo, pero no evada su responsabilidad hacia ellos, que consiste en buscar respuesta a sus preguntas, junto con ellos. Como Albert Einstein dijo una vez, “Lo importante es no dejar de preguntar”.


La gran rebelión, y la pequeña también…


Como padres, tenemos la tendencia a darles un montón de consejos a nuestros hijos, pero muchas veces escuchan con cuidado y luego van y hacen lo completamente opuesto. Por algún motivo, en la mayoría de los casos, el individuo siente la necesidad de hacer exactamente lo opuesto a lo que se le ha explicado, y de descubrir soluciones que son mejores y  más apropiadas que aquellas que han sido puestas a prueba por sus padres: vivir su propia vida. A pesar de que no siempre se triunfa, nadie parece escapar a esa aspiración. 


Casi todos se han rebelado contra sus padres en algún momento. Pero, cuando vemos crecer a nuestros hijos pequeños, una de las cosas que más tememos, es que ellos hagan lo mismo.


¿De dónde surge esa aspiración a rebelarse contra toda la herencia de la previa generación?  ¿Cómo podemos lidiar con este fenómeno eficientemente, sin imponer nuestra opinión y sin dañar el desarrollo del niño?


Dando consejos honestos y amistosos


La Cabalá explica que cuando se le pide a alguien que cambie, naturalmente la persona se resiste a hacerlo, porque la aspiración al cambio no ha nacido de ella misma, y no siente que el cambio le represente beneficio alguno. La verdad es que en la mayoría de los casos, quien se resiste a cambiar tiene la razón. ¿Por qué? Porque la mayoría de los consejos que recibimos de nuestros padres es resultado de los modelos de pensamiento que ellos absorbieron en su niñez, y era apropiado para ellos, no para nosotros. Por eso, subconscientemente, los consejos de los padres les sirven primeramente a ellos, no a los hijos, y por lo tanto, son inaceptables. 


De igual manera, es importante entender que subconscientemente, todo padre tiene la esperanza de que su hijo siga su ejemplo. Por lo tanto, le inculca sus propios conceptos y valores. 


Para crear un intercambio de comunicación sano con un niño, debemos entender que cada nueva generación tiene valores nuevos y distintos a los nuestros, que no están de acuerdo con nuestras expectativas. Si ignoramos este conflicto entre las aspiraciones de los padres y el nuevo nivel de desarrollo del niño, inevitablemente estaremos provocando que se rebele. 


Por medio de la observación de la naturaleza del hombre, los cabalistas han llegado a concluir que la única forma que un niño escuche a sus padres, es si éste siente que seguir ese consejo lo va a beneficiar. Por ello, es conveniente darles consejos o una explicación que les haga sentir que al aceptarlo, ellos personalmente ganan algo que no está necesariamente conectado con sus padres. Eso requiere que los padres sean honestos consigo mismos, y que examinen la esencia de sus consejos. Deben preguntarse continuamente, “¿A quien le está sirviendo este consejo en realidad?


Es primordial que los consejos no sean dados en la forma de “Lo que se debe y lo que no se debe hacer”, sino de tal forma que el niño entienda por sí mismo, dentro de sí mismo, lo que tiene que hacer. De esa manera, no sentirá que se le está forzando a seguir cierto proceso en su vida contra su voluntad, sino que la idea del cambio se ha desarrollado independientemente dentro de él mismo.


Otro punto interesante que mencionan los cabalistas, es que en lo más profundo de su corazón, cada niño añora tener un amigo verdadero. Una de sus más grandes aspiraciones es descubrir amigos verdaderos, aunque sean sus hermanos o padres. Por ello, para crear un verdadero diálogo con los niños, los padres deben aprender a ser buenos amigos, y hermanos mayores. Deben tratar de crear un ambiente de confianza mutua que no esté basado en el honor o el control, sino en una verdadera amistad y relación para alcanzar cualquier objetivo común que esté basado en el amor incondicional.