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Por encima de la razón en el servicio divino

Rav Baruj Shalom HaLevi Ashlag ( Rabash)

 

(1989, Sexta enseñanza)

"Así habló el Creador, el Rey de Israel y su Redentor el Señor de los Anfitriones, 'Yo soy el primero y el último, además de Mi no existe otro dios'".

La frase "Rey de Israel", parece excluirlo a Él de ser, "Rey de las Naciones". ¿No es él, "Rey del Universo"? Es necesario entender lo anterior.

La palabra "Yisrael" puede dividirse en "Yisr" y "el", que en hebreo equivaldría a "Derecho (Yisr) al Creador (Él)", como para decir "mi Rey", conscientemente, aceptando la Regencia del Creador, en oposición a "Rey de las Naciones" en donde uno pasiva e inconscientemente existe bajo el gobierno del Creador.

Primero, dejemos claro que en ningún momento cualquier discusión sobre el Creador se propone referirse al Creador Mismo, esto es, a la Esencia del Creador (anterior a la creación).  "Ningún pensamiento puede captar nada de Él".  Todas las descripciones que se refieren al Creador son en realidad términos conceptualistas sobre Él,  percibidos desde el punto de vista del hombre como se afirma en el verso,  "Te conoceremos a Ti por Tus acciones".

Él es el Rey del Universo y no requiere la confirmación de sus servidores, las criaturas. El gobierna con o sin su consentimiento.  Él hace como Él quiere y nadie en el mundo tiene el poder de influir en Él.  Está escrito, "Yo creo con toda mi fe que Él solo hizo, hace y hará todas las acciones".

¿Si, podrías preguntar, Él es Rey sobre nosotros sin nuestro consentimiento, porque necesitamos, "aceptar el yugo de Su Reinado"? Estamos bajo Su Reinado de todas formas.  La respuesta es que se necesita que estemos conscientes que Él nos gobierna.  Pero, primero él debe aceptar Su Reinado desde la fe, por encima del conocimiento.

Dentro de las limitaciones de la lógica y el conocimiento humanos, es imposible discernir que la supervisión del Creador sobre nosotros nos conduce sólo a la Bondad. Cada hombre experimenta una falta de placer y beneficio en su vida. Cada uno puede entender que si él fuera a recibir de inmediato todo por lo que ha rogado, la providencia del Creador obviamente estaría al alcance de la inteligencia y consciencia humanas. La fe que el Creador escucha nuestras oraciones sería innecesaria. Veríamos con nuestros propios ojos que Él nos ayuda.

Sin embargo,  después de repetidas plegarias sin respuesta aparente y sin evidencia que el Creador siquiera escuche,  una persona debe fortalecer la fe en las palabras (del libro de oración),  "pues tu escuchas las plegarias de cada boca".  Esto es ilógico;  su intelecto no encuentra evidencia que el Creador le conteste. Por lo tanto, supera los prerrequisitos que le dicta la lógica y el intelecto y dice, "Pondré mi fe en los sabios, quienes nos han dicho que el Creador en verdad escucha nuestras plegarias". A esto se le llama fe por encima de la razón.

Al aceptar el yugo del Cielo, de esta manera va a cumplir con el verso, "Y amarás a tu Creador, tu Señor con todo tu corazón". Va a lograr identificación con y emulación con el Creador, que se determina en, "las vasijas (intermediarias) de otorgamiento", el medio mismo a través del cual el Creador Mismo otorga bondad y placer. (Que son Su voluntad de dar.)

A la luz de lo anterior, podemos comprender lo que podemos lograr al coronar al Creador Rey sobre nosotros. Ésta es nuestra fuente de vasijas (intermediarias) a través de las que nos beneficiaremos del Creador. Lo que realice el Creador cuando no estemos conectados, no nos da nada. No podemos beneficiarnos de algo que no está presente en nosotros, esto es, el Creador.

Sólo en la medida que una persona crea en el Creador es relevante decir que él recibe de Él. Sin embargo, ¿cómo puede uno que no cree en el Creador recibir algo de Él?  Uno recibe de Él al grado en que cree en Él.

Recibir el yugo del cielo es una gran empresa. Primero, debe darse cuenta que si quiere pedir algo al Creador, primero tiene que creer en Él. En otras palabras, debe preguntarse, ¿para beneficiar a quién se supone que acepta el yugo del cielo? ¿Para su propio beneficio o para beneficio del Creador? Si él dice, para el beneficio del Creador, entonces se plantea la pregunta, ¿el que yo reciba el yugo del Cielo, en qué beneficia al Creador? Si creemos que Él es el Rey, ¿qué le puede agregar a Él? Entendemos que un Rey de carne y hueso siempre acepta un poco más de gloria y honor, ¿pero, necesita el Creador la adulación de sus criaturas, depende Él de ellas?

Está escrito en la Introducción al Zohar (página 185, párrafo 191 en Sulam): "... pero Respeto (Temor) es lo principal, esto es, que debe respetar al Creador porque Él es grande y gobierna sobre todo.  Él es grande porque Él es la raíz de donde se extienden todos los mundos.  Su grandeza es discernible en Sus acciones.  El gobierna todo, pues todos los mundos que Él creó, excelsos y terrenales, son inexistentes ante Él.  En breve, todas Sus creaciones no le agregan nada a Él.

Si es así,  ¿por qué se espera que sirvamos al Creador "en beneficio del Cielo"? (como está escrito, "todas tus acciones deben ser en beneficio del Cielo y no para tus propósitos propios"). ¿No es verdad que el Creador no recibe nada de nuestros servicios? No le falta nada, ¿entonces por qué tenemos que servir para beneficio del Cielo?

La respuesta es que el servicio es en última instancia para beneficio de las creaciones mismas, para salvarlas de la separación de forma del Creador y llevarlas a la semejanza de forma con el Creador.  Esto es lo que significa, "Así como Él es misericordioso, sé tu misericordioso también."   No que Él necesite este servicio,  como si necesitará su adoración, sino porque a través del servicio,  "para beneficio del Cielo llega el beneficio a las creaciones y su placer."  Por tanto, vemos que la Constricción y el Ocultamiento en última instancia funcionan para revelar la perfección de sus acciones, es decir, que las personas podrán disfrutar de Él y experimentarlo a Él sin sentirse avergonzados.  A este estado se le determina "identidad", con o sin adhesión al Creador.

Ahora regresamos a la pregunta que formulamos,  "¿Por qué Rey de Israel?  ¿No es Él también Rey de las Naciones?"  La respuesta es, en materia del servicio, el hombre es considerado un mundo entero, como lo afirma el Sagrado Zohar.  Por lo tanto, integra dentro de sí, tanto la categoría de las naciones como la categoría de Israel.  "Rey de Israel", entonces se referirá a su reinado sobre la persona que acepta sobre sí mismo el Reino del Cielo.

La palabra "Israel" puede dividirse en "Isr" y "el" que en hebreo significaría "Derecho (Yisr) al Creador (El)", como para decir "mi Rey", conscientemente aceptando el Reinado del Creador, en oposición al "Rey de las Naciones", donde uno pasiva e inconscientemente existe bajo el gobierno del Creador (y faltándole el gesto positivo de "derecho al Creador").

El Creador gobierna sobre las "Naciones del Mundo" sin su conocimiento, esto es,  sin conocer nada de Fe en el Creador.  Ellos ni siquiera desean pensar sobre el asunto del Reino del Cielo.

 

 

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