La falla y la reparación: en mi actitud hacia el prójimo

Nosotros en realidad, nos dirigimos correctamente hacia eso durante la clase, cuando queremos captar, queremos sentir, queremos comprender en nuestro interior; yo quiero comprender todo esto, sentirlo dentro de mi materia, en mi interior, y sólo dentro de mí, de modo que la Luz se me revele, que la Luz me abra, y sin que me enfoque ahora en cosas ilusorias. ¿Sí?

Y así estudiamos... sin olvidarnos que sólo juntos, en la unión, en la conexión entre nosotros, donde se rompió la conexión, ahí es donde alcanzamos todas las formas de las relaciones entre las Luces y las vasijas. Porque nuestras vasijas están rotas. O sea, es esta conexión desgarrada que yo tengo que descubrir. Y lo que yo tengo que llegar a sentir es cómo se va reparando esta relación quebrada.

Y tanto la falla como la reparación tienen que encontrarse en mi interior. Y estos sentimientos tienen que existir dentro de mí como Luz y oscuridad, y ellos ya me van a traer la forma de las letras y la forma de mi conexión y sensación dentro del Superior: que hay una relación especial, entre ambos, entre el Kli quebrado y el reparado, que es justamente a partir de ambos, que yo llego a alcanzar a mí mismo, alcanzo al Creador, a las relaciones entre nosotros y a nuestra unión.

Todo este proceso, todo nuestro anhelo se centra en descubrir todo esto dentro de la materia. Y el lugar más acertado para llevar a la práctica la manifestación de las fallas, yace en mi actitud hacia el prójimo. Eso es todo. Tú quieres descubrir ¿qué es lo que tienes que reparar?, tú quieres saber ¿a dónde tiene que llegar la Luz que reforma?  

Tu actitud hacia el prójimo

Empieza a reflexionarlo, descubre cuánto rechazo todo esto te trae, que te repulsa, que te olvidas de ello, que no quieres saber nada de esto, ¿sí? Entonces, cuando despiertas tu actitud hacia el prójimo, descubres instantáneamente el lugar adonde la Luz tiene que llegar y qué es lo que tiene que reparar.

Nada se ausenta en la Espiritualidad

Pregunta

¿Es cierto que el material de la Creación es el mismo deseo de recibir?...

Rav

Sí...

Pregunta

...¿Y que la forma vestida en la materia es la intención, o el ego?

Rav

No. Ego es... El ego es la intención, sí, la intención para uno mismo. Pero cuanto más grande el deseo de recibir, más grande el ego.

Pregunta

¿Más se lo siente...?

Rav

Sí.

Pregunta

Sí, ahora me suena más lógico.

Rav

Sí.

Pregunta

Más se lo siente...

Rav

Cierto.

El deseo de recibir puede ser, digamos, un millón. Un millón de qué, no tiene importancia; un millón de dólares, de toneladas, u otra cosa, no importa qué; un millón. Ahora, ese millón, ¿recibirlo para recibir o para otorgar?, ¿sí? Recibir ese millón para recibir, es ego, y recibir el mismo millón para otorgar, es santidad. ¿Y entonces?

Pregunta

Entonces, ¿en cuanto transformamos el egoísmo en altruismo, no anulamos el ego?

Rav

Anulamos el ego pero no anulamos el deseo.

Pregunta

Sí, cierto. ¿Entonces sí hay que anular el ego? ¿El deseo no, pero al ego sí hay que anular...?

Rav

Ehhh... yo no sé... cómo explicártelo... la forma anterior, en sí, no es cancelada; se cubre, se envuelve con una nueva forma. Nada se ausenta en la espiritualidad; nada. Eso que decimos que se anula, es... ya te explico... esta oscuridad tiene que estar presente todo el tiempo, porque es en relación a ella que podemos sentir la Luz. Si borras el odio, el amor tampoco podrá existir.

Hasta el Fin de la Corrección debe haber contraposiciones entre las dos líneas, de mayor magnitud y de mayor contraste; tanto Klipá (cáscara) como santidad. Y entonces, el ángel de la muerte se transforma en un ángel bendito; sólo al final. Pero ambos llegan al punto final con una fuerza inmensa; así como, digamos, en una forma de cono. De esta manera ascendemos hacia lo Alto... con una mayor cáscara frente a la máxima santidad...