Tengo que hacer el esfuerzo de traerme a mí mismo a ese estado, que me siento frente a Él, como el invitado y el anfitrión, y dentro de mi corazón siento mi actitud hacia Él, como invitado que quiere satisfacer a su anfitrión. Y si siento que el corazón no siente así, no me miento a mí mismo. Pienso sobre mí mismo, tal vez sobre el entorno, sobre la sociedad, pero no en beneficiar al Creador, no sé quién es ni qué es, para mí es algo amorfo, ¿Cómo Lo describo?

 

Entonces siento cómo comienzo un poco más a estabilizar mi petición, me introduzco en mi sentimiento, dentro de mi corazón, y veo que no tengo ningún contacto con Él. No puedo poseerlo. Pero ese punto es más real que antes.

 

Por lo tanto, pido ante todo un punto de contacto. Tener un poco más claro qué es esta realidad, como resultado de esto el individuo comienza a estabilizarse a sí mismo un poco más. Lo principal es no gritar, sino en la medida en la que profundices en tu corazón, y realmente hagas el esfuerzo dentro de su profundidad de sacar algún contacto con el Creador. Si no hay, también está bien. Pero lo principal es que sea de lo profundo del corazón y todo el tiempo, ése es nuestro trabajo, no hay otro. Todo el tiempo tengo que indagar en mi corazón, y ver, realmente sentir dentro del corazón, dentro de mis deseos y de mis intenciones, dónde puede estar allí el punto más interno al que quiero que el Creador se relacione.

 

Orientación diaria, 17.6.14