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La Idea de la Creación y las Cuatro Fases de Luz Directa

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Rav Yehuda Leib HaLevi Ashlag

Prefacio a la Sabiduría de la Cabalá

Durante el estudio se recomienda examinar los dibujos al final de este ensayo, Halán.

La Idea de la Creación y las Cuatro Fases de Luz Directa

 

1) Rabí Hanania, hijo de Akashia, dice: “El Creador deseaba limpiar (purificar) a Israel; por eso, le entregó abundante Torá y Mitzvot (mandamientos), tal como está escrito, ‘El Señor se deleitó, por Su rectitud, haciendo que esta enseñanza fuera grande y gloriosa’” (Makot, 23b). Se sabe que “limpiando” (en hebreo) deriva de la palabra “purificando”. Tal como dijeron nuestros sabios, “Las Mitzvot fueron entregadas sólo para la purificación de Israel (Midrash Shmuel, Parashá 4). Debemos entender en qué consiste esta limpieza o purificación, que se consigue por medio de Torá y Mitzvot; y qué es el Aviut (grosor/deseo de recibir) que se encuentra dentro de nosotros, y que debemos limpiar usando Torá y Mitzvot.

Como ya lo hemos discutido en mi libro “Panim Masbirot” y en “El Estudio de los Diez Sefirot”, les reiteraré brevemente que la Idea (o Pensamiento) de la Creación consistía en deleitar a las criaturas de acuerdo con Su abundante generosidad. Por esta razón se imprimió en las almas un gran anhelo, un gran deseo de recibir Su abundancia.

Esto se debe a que el deseo de recibir es el Kli (vasija) para la medida del deleite en esta abundancia, ya que la medida y fuerza del deseo de recibir la abundancia, corresponde precisamente con la medida de placer y deleite en la abundancia. Y están tan interconectadas, que son indivisibles excepto en cuanto a que el placer se relaciona con la abundancia, y el gran deseo de recibir la abundancia se relaciona con el receptor.

Ambos se extienden necesariamente del Creador, y necesariamente se encontraban en la Idea/Pensamiento de la Creación. Sin embargo, deben dividirse de la siguiente manera: la abundancia viene de Su esencia, extendiéndose a modo de “existencia a partir de la existencia” (Iesh mi Iesh); y el deseo de recibir que está incluido ahí, es la raíz de las criaturas. Esto significa que es la raíz de su origen; es decir, del surgimiento ex-nihilo (Iesh mi Ein), o a modo de “existencia a partir de la nada/ausencia”, puesto que ciertamente no existe forma alguna de “deseo de recibir” en Su esencia.

Por ende, se considera que el deseo de recibir que acabamos de mencionar, consiste de toda la sustancia de la Creación; de principio a fin. De este modo, todas las criaturas, todas sus innumerables instancias y comportamientos que se han manifestado y que se han de manifestar, no son más que grados de diferentes denominaciones del deseo de recibir. Todo lo que existe en esas criaturas, o sea, todo lo que se recibe en el deseo de recibir impreso en ellas, se extiende de Su esencia a modo de Iesh mi Iesh (existencia a partir de la existencia). No es, en absoluto, una nueva creación, ya que no es algo nuevo. Por el contrario, se extiende de Su infinitud a modo de Iesh mi Iesh.

2) Como ya hemos dicho, el deseo de recibir está innatamente incluido en la Idea de la Creación, con todas sus denominaciones, a lo largo de la gran abundancia que Él había planeado impartirles. Y sabed que esto es lo que discernimos como Ohr (Luz) y Kli (vasija) en los Mundos Superiores. Necesariamente vienen entrelazados, y descienden nivel por nivel. Y el punto hasta el cual descienden los grados de la Luz de Su Faz, saliendo de Él, es el punto de materialización del deseo de recibir contenido en la abundancia.

También podríamos afirmarlo a la inversa: Desciende gradualmente hacia el punto donde se materializa el deseo de recibir que se encuentra implícito en la abundancia; al lugar más bajo de todos, donde el deseo de recibir se manifiesta en su totalidad. Este lugar se llama “el mundo de Asiá”; el deseo de recibir es considerado “el cuerpo del hombre”, y la abundancia que recibe es considerada la medida de “la vitalidad que hay en ese cuerpo”.

Ocurre lo mismo en otras criaturas de este mundo. La única diferencia entre los Mundos Superiores y este mundo es que, mientras el deseo de recibir que se encuentra dentro de Su abundancia no se ha manifestado completamente, es considerado como perteneciente a los mundos espirituales. Y una vez que el deseo de recibir se ha materializado completamente, es considerado como existiendo en este mundo.

3) El orden gradual descendente a modo de cascada, que trae al deseo de recibir a su forma final en este mundo, sigue una secuencia de cuatro fases que también se encuentra en las cuatro letras del nombre HaVaYaH. Esto se debe a que las cuatro letras, HaVaYaH (Iod, Hey, Vav, Hey), en Su Nombre, abarcan la realidad entera, sin excluir nada.

En general están descriptas en las diez Sefirot: Jojmá, Biná, Tiféret, Maljut, y su Shóresh (Raíz). Son diez Sefirot debido a que Sefirá Tiféret contiene seis Sefirot internas, llamadas JGT NHY (Jésed-Gevurá-Tiféret Nétzaj-Jod-Iesod), y la Raíz, llamada Kéter. De  todas formas, en esencia, se las llama JB TM (Jojmá-Biná Tiféret-Maljut)

Y estas letras corresponden con los cuatro mundos Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá. El mundo de Asiá contiene, dentro de sí, a este mundo. Así, no existe ni una sola criatura en el mundo que no se haya originado en Ein Sof; es decir, en la Idea de la Creación de deleitar a Sus criaturas. Por eso está innatamente compuesto de Luz y Kli; un cierto grado de abundancia, con el correspondiente deseo de recibir tal abundancia.

El grado de abundancia se extiende a modo de Iesh mi Iesh desde Su Esencia; y el deseo de recibir la abundancia surge a modo de Iesh mi Ein (existencia ex-nihilo).

Pero para que este deseo de recibir adquiera su cualidad final, debe descender gradualmente, junto con la abundancia que se encuentra dentro, a través de los cuatro mundos Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá. Esto completa la Creación con la Luz y el Kli, también llamados Guf (cuerpo) y la “Luz de vida” que se encuentra dentro.

4) La razón por la cual el deseo de recibir debe descender gradualmente a través de las cuatro Bejinot (distinciones) mencionadas más arriba en ABIA (Atzilut, Beriá, Ietzirá, Asiá) es que existe una gran regla en lo referente a los Kelim (plural de Kli): la expansión de la Luz, y su partida, volvieron al Kli apto para su función. Esto significa que en la medida que el Kli no haya sido separado de la Luz, está incluido en la Luz, y está anulado dentro de sí mismo como una vela dentro de una antorcha.

Este anulación se debe a que ambos son completamente opuestos entre sí; se encuentran en extremos opuestos. Esto se debe a que la Luz se extiende de Su esencia a modo de existencia a partir de la existencia (Iesh mi Iesh). Desde la perspectiva del Pensamiento de la Creación en Ein Sof, todo existe en función del otorgamiento, y no existe rastro alguno del deseo de recibir en ello. Su opuesto es el Kli, el gran deseo de recibir esa abundancia, que representa la raíz de la criatura recientemente creada, en la cual no existe rastro alguno de (la cualidad de) otorgamiento.

Por lo tanto, cuando ambos están juntos, el deseo de recibir se cancela en la Luz que se encuentra adentro, y puede determinar su forma sólo una vez que la Luz haya partido al menos una vez. Esto se debe a que después de la partida de la Luz del Kli, comienza a anhelarla, y este anhelo determina y establece la forma del deseo de recibir. En consecuencia, cuando la Luz se reviste dentro del Kli una vez más, ambos se relacionan como dos nociones separadas: la vasija y la Luz, o el cuerpo y la Vida. Observad esto con detenimiento, pues es ciertamente muy profundo.

5) Por ende, se requieren las cuatro distinciones del nombre HaVaYaH, llamadas Jojmá, Biná, Tiféret y Maljut. Bejiná Álef (Fase Uno) corresponde con Jojmá, y consiste ciertamente del ser emanado en su totalidad: La Luz y el Kli. En ella se encuentra el gran deseo de recibir con toda la Luz incluida adentro, llamada Ohr Jojmá (Luz de Sabiduría) u Ohr Jaiá (Luz de Vida), pues comprende toda la Jaím (vida) dentro del ser creado, revestida dentro de su Kli. Sin embargo, esta fase es considerada Luz por entero; y el Kli es apenas distinguible, puesto que se encuentra mezclado con la Luz, y de este modo está cancelado cual una vela dentro de una antorcha.

Le sigue Bejiná Bet (Fase Dos), puesto que al final el Kli de Jojmá prevalece en equivalencia de forma con la Luz Superior dentro de sí. Esto significa que surge, dentro de sí, un deseo de otorgar al Emanante, de acuerdo con la naturaleza de la Luz que se encuentra adentro, y que representa por completo la cualidad de otorgamiento.

Entonces, utilizando este deseo que se ha despertado dentro, se extiende una nueva Luz hacia él desde el Emanante, llamada Ohr Jasadim (Luz de Misericordia). Como resultado de esto, se separa casi completamente de la Ohr Jojmá que el Creador le había impreso, ya que Ohr Jojmá puede ser recibida sólo dentro de su Kli, que consiste de un deseo de recibir que ha crecido hasta su máxima expresión.

De este modo, la Luz y el Kli en Bejiná Bet terminan difiriendo de aquéllos en Bejiná Álef, ya que aquí el Kli consiste del deseo de otorgar. La Luz que está adentro es considerada Ohr Jasadim; ésta es una Luz que viene de la fuerza del Dvekut (adhesión) del ser emanado dentro de su Emanante, pues su deseo le guía hacia la equivalencia de forma con éste. También, en la espiritualidad, equivalencia de forma es Dvekut.

Luego le sigue Bejiná Guímel (Fase Tres). Una vez que la Luz se hubo disminuido y convertido en Ohr Jasadim dentro del ser emanado, sin nada de Jojmá, sabiéndose que Ohr Jojmá es la esencia del ser Creado, al final de Bejiná Bet despierta y arrastra dentro de sí cierto grado de Ohr Jojmá, para que ésta brille dentro de su Ohr Jasadim. Este “despertar” volvió a extender una cierta medida del deseo de recibir, que forma un nuevo Kli llamado Bejiná Guímel o Tiféret. Y la Luz que se encuentra dentro se llama “Luz de Jasadim en iluminación de Jojmá”, ya que la mayor parte de esa Luz es Ohr Jasadim, y una parte menor es Ohr Jojmá.

Por último llegó Bejiná Dálet (Fase Cuatro), ya que el Kli de Bejiná Guímel, al final, también “despertó” para atraer la Ohr Jojmá completa, tal como ocurrió en Bejiná Álef. De este modo, este “despertar” se considera “anhelo” al grado del deseo de recibir en Bejiná Álef; e incluso sobrepasándolo, pues ahora ya ha sido separado de la Luz, puesto que la Luz de Jojmá ya no está revestida dentro de él (pero aspira a esta Ohr Jojmá). Así, la forma del deseo de recibir ha sido determinada por completo, ya que el Kli se determina siguiendo la expansión de la Luz, y la partida (de la Luz) de allí. Luego, cuando retorne, recibirá la Luz nuevamente. De esto se desprende que el Kli precede a la Luz. Y ésta es la razón por la cual esta Bejiná Dálet es considerada la conclusión del Kli, y se llama Maljut (Reino).

6) Estas cuatro distinciones (Bejinot) recién mencionadas comprenden las diez Sefirot que se disciernen en cada criatura, por completo, y que corresponden con los cuatro mundos, incluso en el aspecto más pequeño de la realidad. Bejiná Álef corresponde con Jojmá o el “mundo de Atzilut”; Bejiná Bet corresponde con Biná o “el mundo de Beriá”; Bejiná Guímel corresponde con Tiféret o el “mundo de Ietzirá”; y Bejiná Dálet corresponde con Maljut o “el mundo de Asiá”.

Permítasenos explicar las cuatro Bejinot aplicadas a cada alma. Cuando el alma sale de Ein Sof y llega al mundo de Atzilut, este estado corresponde con Bejiná Álef del alma. De todos modos aún no se le distingue, allí con esta denominación, ya que el nombre Neshamá (alma) implica que exista alguna diferencia entre ella[1] y el Creador; y que por causa de esa diferencia, ella se retira de Ein Sof, y así se revela su voluntad propia.

Pero mientras no posea la forma de un Kli, no habrá nada que permita distinguirla de Su esencia, y que le amerite un nombre propio. Ya sabéis que la Bejiná Álef del Kli no es considerada un Kli, sino que está anulada por completo a causa de la Luz. Y a esto se refiere, al decir respecto del mundo de Atzilut, que es “Divinidad absoluta”; como en “Él, Su Vida, y Su Esencia son Uno”. Incluso las almas de todas las criaturas vivientes, mientras atraviesan el mundo de Atzilut, se consideran aún adheridas a Su Esencia.

7) Esta Bejiná Bet que mencionamos arriba, rige en el mundo de Beriá, que viene a ser el Kli con el deseo de otorgar. Entonces, cuando el alma desciende de forma gradual hasta el mundo de Beriá, y adquiere el Kli que existe ahí, se considera una Neshamá (alma). Esto quiere decir que ya ha sido separada de Su Esencia, y amerita un nombre propio: Neshamá. Aún así, éste es un Kli muy puro y sutil, pues se encuentra en equivalencia de forma con el Emanante, y por esta razón es considerada espiritualidad absoluta.

8) La Bejiná Guímel que hemos mencionado arriba rige en el mundo de Ietzirá, comprendiendo una pequeña porción del deseo de recibir. Por eso, cuando el alma desciende de forma gradual hasta el mundo de Ietzirá, y adquiere ese Kli, se retira de la espiritualidad del Neshamá, y pasa a denominarse Rúaj (espíritu). Esto se debe a que aquí su Kli ya está mezclado con cierta cantidad de Aviut; o sea, con un poco del deseo de recibir dentro de sí mismo. Pero aún se considera espiritual, debido a que esta medida de Aviut es insuficiente para separarla completamente de Su Esencia, y así ameritar la denominación “cuerpo” con presencia propia.

9) Bejiná Dálet rige en el mundo de Asiá, que ya representa el Kli completo del gran deseo de recibir. Por lo tanto obtiene un cuerpo completamente separado y distinguible de Su Esencia, con presencia propia. Su Luz (de esta Bejiná) se llama Néfesh (de la palabra hebrea “descanso”), indicando que la Luz en sí es inerte. Debéis saber que no existe ni un solo elemento en la realidad que no esté comprendido del ABIA completo.

10) De este modo descubrimos que este Néfesh, la Luz de vida que está revestida en el cuerpo, se extiende de Su misma Esencia a modo de Existencia a partir de la Existencia (Yesh mi Yesh). A medida que atraviesa los cuatro mundos ABIA, se va distanciando cada vez más de la Luz de Su Faz, hasta que llega a su destinado Kli, llamado Guf (cuerpo). Aquí se considera que el Kli ha completado su forma deseada.

E incluso aunque la Luz se ha disminuido (en esta Bejiná) de modo tal que su origen se vuelve indetectable, a través del compromiso en Torá y Mitzvot para poder otorgar satisfacción al Creador, uno de todas formas purifica su Kli, llamado Guf, hasta que se vuelve apto de recibir la gran abundancia en la completa medida que había sido incluida en la Idea de la Creación, cuando Él lo creó. Esto es lo que Rabí Hannaia quería decir con “El Creador deseaba purificar a Israel; por eso Él le entregó abundante Torá y Mitzvot”.

11) Ahora podemos comprender la verdadera diferencia entre espiritualidad y corporalidad: Cualquier cosa que contenga un completo deseo de recibir, en todos sus aspectos, que es Bejiná Dálet, es considerada “corporal”. Esto es lo que existe ante nosotros en todos los elementos de la realidad de este mundo. En cambio, todo aquello que se encuentra por encima de esta gran medida de deseo de recibir, se considera “espiritualidad”. Éstos son los mundos ABIA (por encima de este mundo) y toda la realidad comprendida en ellos.

Ahora pueden ver que toda la cuestión acerca de ascensos y descensos, descrita en los Mundos Superiores, no se refiere a un lugar imaginario, sino sólo a las cuatro fases del deseo de recibir. Cuanto más alejada esté de Bejiná Dálet, tanto más Arriba se considera que está. Y a la inversa: cuanto más cerca se encuentra de Bejiná Dálet, se considera que está más Abajo.

12) Debemos entender eso, pues la esencia de la criatura, y de la Creación como un todo, consiste sólo del deseo de recibir. Cualquier cosa por encima de esto, no es parte de la Creación, sino que se extiende de Su Esencia a modo de “existencia a partir de la existencia” (Yesh mi Yesh). Entonces, ¿por qué distinguimos este deseo de recibir como Aviut (grosor) y turbidez, y por qué debemos purificarlo a través de (la) Torá y (de los) Mitzvot, al punto que sin esto no podremos alcanzar la meta sublime de la Idea de la Creación?

13) El tema es que, del mismo modo que los objetos físicos están separados entre sí por medio de la distancia espacial, las entidades espirituales están separadas por medio de la disparidad de forma entre sí. Esto también puede verse en nuestro mundo. Por ejemplo: Cuando dos personas comparten la misma forma de pensar, el hecho de encontrarse espacialmente en lugares diferentes, no les causa alejamiento.

Lo mismo ocurre a la inversa. Cuando sus formas de ver las cosas son muy diferentes entre sí, éstos se odian mutuamente y la proximidad espacial no resultará en cercanía mutua. Por lo tanto, la disimilitud de forma en cuanto a su forma de pensar los aleja entre sí, y la proximidad de forma los acerca. Si, por ejemplo, la naturaleza de uno fuera completamente opuesta a la de otro, entonces estarían ambos tan distanciados entre sí como el este del oeste.

De forma similar, todas las cuestiones acerca de cercanía y lejanía, cópula (Zivug) y unidad, que se despliegan en la espiritualidad, no son más que grados de disparidad de forma. Parten de uno a otro de acuerdo con la medida de disparidad de forma, y se juntan según la medida de equivalencia de forma.

De todos modos debéis comprender que, a pesar de que el deseo de recibir representa una ley obligatoria en la criatura, puesto que es la esencia misma de la criatura y es el Kli adecuado para alcanzar la meta de la Idea de la Creación, sin embargo esto lo separa completamente del Emanante. La razón para esto que es existe disparidad de forma al punto de existir oposición total entre la criatura y el Emanante. Esto se debe a que el Emanante es puro otorgamiento, sin rastro alguno de recepción; y la criatura es pura recepción, sin rastro alguno de otorgamiento. Así, no existe oposición de forma mayor que esta. Por consiguiente inferimos que esta oposición de forma necesariamente la separa del Creador.

14) El Tzimtzum Álef ocurrió para salvar a las criaturas de esta titánica separación. Esencialmente, separó a Bejiná Dálet del resto de los Partzifim (rostros/semblantes) de Kedushá, (santidad) de forma tal que esa gran medida de recepción permaneció como un hueco vacío; como un punto privado de Luz. Esto se debe a que todos los Partzufim de Kedushá surgieron con un Masaj (pantalla) erigida en su Kli Maljut, para que no pudieran recibir dentro de su Beijiná Dálet. Entonces, cuando la Luz Superior fue atraída y se extendió al ser emanado, este Masaj la rechazó. Esto es referido como un choque entre la Luz Superior y el Masaj, que eleva Ohr Jozer (Luz Reflejada) hacia Arriba, vistiendo a las diez Sefirot de la Luz Superior.

Esa parte de la Luz que es rechazada y empujada de regreso, se llama Ohr Jozer (Luz Reflejada). A medida que ésta va vistiendo a la Luz Superior, se va convirtiendo en un Kli para recepción de la Luz Superior, en vez de Bejiná Dálet. La razón para esto es que el Kli de Maljut ya se ha expandido por medio de la Ohr Jozer (la Luz rechazada) que se ha elevado y que ha vestido a la Luz Superior desde abajo hacia Arriba, expandiéndose desde Arriba hacia abajo también. Por lo tanto, las Luces se encontraban vestidas en los Kelim (plural de Kli), dentro de Ohr Jozer.

Éste es el significado implícito en la palabra “Rosh” (cabeza) y “Guf” (cuerpo) en cada grado. El Zivug de Haka’á[2] (cópula por choque) de la Luz Superior que llega hasta el Masaj, eleva Ohr Jozer hacia Arriba, y viste a las diez Sefirot de la Luz Superior (que descienden desde Arriba) dentro de esa Ohr Jozer. Así, la Ohr Jozer termina y se convierte en un Kli para la Luz Superior. En ese momento existen ropajes de las Luces dentro de los Kelim; y esto se denomina el “Guf” de ese grado; o sea, los Kelim completados.

15) De este modo, luego del Tzimtzum (restricción) se formaron nuevos Kelim en los Partzufim de Kedushá, en vez de Bejiná Dálet. Fueron creados a partir de la Ohr Jozer del Zivug de Haka’á del Masaj. En realidad debemos comprender esta Ohr Jozer y cómo se convirtió en una vasija de recepción, puesto que al comienzo no era más que una Luz rechazada. Así, vemos que ahora está sirviendo para un rol opuesto respecto de su propia esencia.

Lo explicaré a través de una alegoría de la vida real. La naturaleza del hombre es apreciar y gustar de la cualidad de otorgamiento, y despreciar y aborrecer el recibir de un amigo. Entonces, cuando llega con su amigo y éste (el anfitrión) le invita a una comida, él (el invitado) declinará la invitación aunque se encuentre muy hambriento, puesto que a sus ojos es humillante recibir un presente de su amigo.

Sin embargo, cuando su amigo le implora lo suficiente, de forma tal que quede claro que al comer le estaría haciendo un gran favor (a su amigo/anfitrión), él accede a comer, pues ahora ya no siente que está recibiendo un presente, ni que su amigo es quien está otorgando. Por el contrario él (el invitado) es quien otorga y quien está haciéndole un favor a su amigo, al recibir de él este bien.

Así, podemos observar que aunque el hambre y el apetito representan vasijas de recepción designadas para comer, y que la persona (en el ejemplo anterior) tenía suficiente hambre y apetito para recibir (aceptar) la comida de su amigo, aún así no podía probar ni un bocado, debido a la sensación de vergüenza. Sin embargo, a medida que su amigo le imploraba y él lo rechazaba, se fueron formando dentro de sí nuevos Kelim para comer, ya que el poder de los ruegos de su amigo y el poder de sus propios rechazos, a medida que se acumulaban, terminaron por alcanzar una cantidad suficiente que revirtió la medida de recepción a una medida de otorgamiento.

Al final observa que al comer le estará haciendo un gran favor a su amigo. En ese estado se forman, dentro de él, nuevas vasijas de recepción para recibir la comida ofrecida. Ahora, se considera que el poder de su rechazo se ha convertido en la vasija esencial dentro de la cual recibir la comida; y no el hambre y el apetito, aunque éstos son, por cierto, las habituales vasijas de recepción.

16) A partir de esta alegoría entre los dos amigos, podemos comprender el tema del Zivug de Haka’á y  la Ohr Jozer que se eleva por su causa, que se convierte así en nuevas vasijas de recepción para la Luz Superior, en vez de Bejiná Dálet. Podemos comparar la Luz Superior que choca contra el Masaj, y que desea expandirse hacia dentro de Bejiná Dálet, con la súplica por comer. La razón es que, al igual que en el ejemplo anterior donde uno aspiraba a que su amigo recibiera su comida, la Luz Superior desea extenderse al receptor. Y el Masaj, que choca con la Luz y la empuja de regreso, puede compararse con el rechazo del amigo rehusándose a recibir la comida, y rechazando así su favor.

Y del mismo modo que pueden ver aquí que es precisamente el rechazo y negativa lo que se transforma en las vasijas de recibir apropiadas para la comida de su amigo, se pueden imaginar que la Ohr Jozer, que se eleva a través del choque del Masaj y la Luz Superior que es rechazada, se convierte en una nueva vasija de recepción para la Luz Superior, en vez de Bejiná Dálet, que servía como vasija de recepción antes de la primera restricción (Tzimtzum Álef).

Sin embargo, esto fue colocado solamente en los Partzufim (plural de Partzuf) de Kedushá (santidad) de ABIA; no en los Partzufim de las Klipot (cáscaras) ni en este mundo, donde Bejiná Dálet es considerada la vasija de recepción. Y éste es el motivo por el cual están separadas de la Luz Superior, ya que la desigualdad de forma en Bejiná Dálet las separa. Por eso, se considera que las Klipot son infames y que están muertas, ya que se encuentran separados de la Vida de Vidas a través del deseo de recibir que poseen.



[1] N. del T.: En hebreo la palabra “Neshamá” es femenina. En general, cada objeto y entidad posee un género específico, aunque en Cabalá cada término (Partzuf, mundo, etc.) puede cambiar su género según su función en un determinado momento: activo/otorgante es masculino, y pasivo/receptor es femenino.

[2] N. del T.: La “H” se pronuncia como una “j” suave, como en inglés.

 

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