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68. La conexión del hombre con las Sefirot

Lo escuché el 12 de Adar, 17 de febrero de 1943


Antes del pecado de Adam HaRishón:

Su Guf (cuerpo) era de Biná de Maljut de Maljut de Asiá.

Y tenía NaRaN (Néfesh-Ruaj-Neshamá) de Briá y NaRaN de Atzilut.

Después del pecado:

Su Guf cayó en el estado de la piel de la serpiente, que es la Klipá (cáscara) de Bejiná Dalet (fase cuatro), llamada “polvo de este mundo”. En su interior, se encuentra revestido el Guf interno de la Klipá de Noga, que es mitad bueno y mitad malo. Y todos los buenos actos que realiza son únicamente con este Guf de Noga. Y a través de la observancia de la Torá y las Mitzvot, hace que este Guf vuelva a ser completamente bueno; y el Guf de la piel de serpiente se retira de él y entonces consigue a NaRaN de Kedushá, conforme a sus acciones.

La conexión del NaRaN del hombre con las Sefirot:

La esencia del NaRaN del hombre viene del estado de Maljut de las tres Sefirot Biná y ZoN en cada uno de los mundos de ABYA (Atzilut-Briá-Yetzirá-Asiyá). Si uno logra NaRaN de Néfesh, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Asiyá. Si logra NaRaN de Ruaj, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Yetzirá. Y si logra NaRaN de Neshamá, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Briá. Y si logra NaRaN de Jaiyá, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Atzilut.

Y esto es lo que dijeron nuestros sabios: que el hombre piensa solamente con las reflexiones de su corazón, y que el cuerpo entero es considerado “corazón”. Y aunque el hombre esté compuesto por cuatro niveles –inanimado, vegetal, animal y hablante– todos estos están registrados en el corazón. Y dado que tras el pecado, el Guf de Adam HaRishón cayó dentro de la piel de la serpiente, que es la Klipá de la fase cuatro, denominada “polvo de este mundo”, sucede que cuando piensa, todos sus pensamientos son de su corazón, es decir, de su Guf de la fase de la piel de serpiente. Y cuando uno supera, a través de su dedicación a la Torá y Mitzvot –, que es la única virtud– y si dirige su intención complacer a su Creador, entonces la Torá y las Mitzvot purifican su cuerpo. Esto significa que la piel de la serpiente se retira de él. Entonces, el acto previo de la Torá y las Mitzvot, llamado “Klipá de Noga”, considerada “el Guf interno”, que era mitad bueno y mitad malo ahora se ha vuelto completamente bueno. Significa que ahora él ha alcanzado equivalencia de forma. Y entonces, según sus actos, se le conceden las NaRaN de Kedushá. Es decir, al principio consigue NaRaN de Néfesh del mundo de Asiyá. Más tarde, cuando examina todas las fases que pertenecen al mundo de Asiyá, logra NaRaN de Ruaj del mundo de Yetzirá, hasta que alcanza NaRaN de Jaiyá de Atzilut.

Esto implica que cada vez se forma una estructura diferente dentro de su corazón: donde antes estaba el Guf interno de la Klipá de Noga, que era mitad bueno y mitad malo; ahora este Guf se ha vuelto completamente bueno mediante la limpieza que recibió de la Torá y las Mitzvot.

Por lo tanto, cuando tenía Guf a nivel de la piel de la serpiente, tenía que pensar y calcular sus reflexiones únicamente desde su corazón. Quiere decir que todos sus pensamientos iban dirigidos solo a satisfacer los deseos que le imponía la Klipá. No tenía otra forma de elaborar sus pensamientos ni de dirigir su intención, solamente lo que se encontraba en su corazón, el cual estaba en el estado de  “piel de la serpiente”, la peor Klipá de todas.

Además, cuando es recompensado por observar la Torá y las Mitzvot, incluso en Lo Lishmá (no en nombre de la Torá), y  pide y exige al Creador ayuda mediante la Torá y las Mitzvot en forma de ““Todo lo que esté en tus manos y en tus fuerzas  hacer, hazlo””, y espera la misericordia de Arriba y que el Creador le ayude a alcanzar Lishmá y que toda la recompensa que exige del Creador por su trabajo sea conseguir obrar con el fin de otorgar placer a su Creador, como dijeron nuestros sabios: “la Luz que se encuentra en ella, lo reforma”.

En ese estado, el cuerpo de la piel de serpiente es purificado, es decir, que ese cuerpo se separa de él, y consigue una estructura totalmente distinta: la estructura de Néfesh de Asiyá. Luego continúa añadiendo hasta que alcanza la estructura de Néfesh y Ruaj de Biná y ZA y Maljut de Atzilut.

Pero incluso en ese momento uno no tiene opción de pensar en otras cosas, sino solo en aquello que dicta la estructura de Kedushá. Significa que no tiene lugar para pensar en contra de su propia estructura, sino que debe pensar y actuar con la única intención de otorgar placer a su Creador, como le demanda su estructura de Kedushá.

De esto resulta que uno no puede corregir el pensamiento, sino solamente el corazón, que debe dirigir su corazón: directo hacia el Creador. Entonces todos sus pensamientos y acciones estarán naturalmente dirigidos a complacer a su Creador. Y cuando corrige su corazón para que contenga deseos de Kedushá, su corazón se convierte entonces en un Kli dentro del cual puede depositarse la Luz Superior. Y cuando la Luz Superior ilumina dentro del corazón, este se fortalece y seguirá añadiendo continuamente.

De aquí podemos interpretar las palabras de nuestros sabios: “Grande es el estudio que deriva en acción”. Significa que la Luz de la Torá hace que uno actúe, puesto que la Luz que se encuentra en ella, lo reforma. Y esto es llamado “acto”. Quiere decir que la Luz de la Torá construye una nueva estructura en su corazón. De esta forma, el Guf anterior, que llegó a él a través de la piel de la serpiente, se ha separado de él y se le ha concedido un Guf sagrado. El Guf interno, llamado “Klipá de Noga”, que era mitad bueno y mitad malo, se ha vuelto completamente bueno, y ahora NaRaN se deposita dentro de él, y esto lo ha adquirido con sus acciones, a medida que las va sumando.

Antes de lograr una nueva estructura, aunque intente purificar su corazón, este todavía se mantiene tal cual es. En ese estado se considera que uno está bajo la forma de “quien obedece Su palabra”. Aun así, debemos saber que el principio del trabajo está específicamente bajo la forma de “quien obedece Su palabra”. Pero esto no es plenitud, puesto que no puede purificar sus pensamientos en ese estado; y esto se debe a que no puede ser rescatado de los pensamientos de transgresión porque su corazón es de un Guf de Klipá, y uno solamente piensa según los pensamientos en su corazón. En cambio, solo la Luz que haya en él puede reformarlo. En ese momento el Guf que lo separa se retira de él, y el Guf interno – Klipá de Noga– que era mitad malo, pasa a ser totalmente bueno. Entonces la Torá lo lleva a actuar a través de la formación de una nueva estructura. Y esto recibe el nombre de “acto”.

 

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