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86. Y construyeron ciudades granero

Lo escuché de mi padre, el 3 de Shevat, 31 de enero de 1941


La escritura dice (Éxodo 1): “Y edificaron para el Faraón las “ciudades granero”[1], Pitón y Ramsés”. Debemos preguntarnos: “¿Pitón y Ramsés significa que son hermosas ciudades, mientras que las palabras “Arey Miskenot” implican pobreza y escasez, y también peligro?”. Y también debemos entender lo que preguntó Abraham, el Patriarca: “¿Cómo puedo saber que la heredaré?” (Génesis 15:8). ¿Qué respondió el Creador? Está escrito: “Y Dios dijo a Abram: ‘Debes saber que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde serán esclavizados y oprimidos durante cuatrocientos años’”. El significado literal es difícil de comprender, ya que la cuestión consistía en que quería garantías sobre su herencia; y no hay garantía aparente en la respuesta del Creador, que dice “tus descendientes estarán en exilio”, lo cual significa que esta respuesta era suficiente para él. Por otro lado, vemos que cuando Abraham mantuvo una larga discusión con el Creador respecto a la gente de Sodoma, él siguió diciendo “quizás”. Aquí, sin embargo, cuando el Creador dijo que sus descendientes estarían en exilio, él lo recibió como una respuesta satisfactoria, no discutió y dijo “quizás”. En lugar de esto, lo tomó como una garantía de herencia de la tierra.

Debemos comprender esta respuesta y también debemos comprender cómo el Zóhar interpreta el texto “El Faraón los acercó”, interpretándolo como acercarlos al arrepentimiento. ¿Es posible que el malvado Faraón deseara acercarlos al arrepentimiento?

Para poder entender todo esto debemos comprender las palabras de nuestros sabios (Sucá 52:71): “Rabí Yehuda dice: ‘Al final de los días, el Creador trae la tendencia al mal y le da muerte frente a los justos y los malvados. A los justos les parece una gran montaña, y a los malvados les parece una hebra del cabello. Unos y otros lloran. Los justos lloran diciendo ‘¿cómo pudimos conquistar semejante montaña?’ Y los malvados lloran diciendo ‘¿cómo es que no pudimos conquistar esta hebra de cabello?’”.

Este versículo resulta desconcertante en varios aspectos:

¿Cómo es que aún hay malvados si ya se le ha dado muerte a la tendencia al mal?

¿Por qué lloran los justos?, si por lo contrario, ¡deberían estar felices!

¿Cómo puede haber en realidad dos opiniones cuando ambos han alcanzado el estado de verdad? Este versículo habla sobre el final de los días, que es ciertamente un estado de verdad; por lo tanto, ¿cómo puede haber tal diferencia, con respecto a la realidad, entre una hebra de cabello y una enorme montaña?

Él explica esto con las palabras de nuestros sabios: “Rabí Asi dice: ‘Al comienzo, la tendencia al mal se parece al hilo de una  telaraña; y al final, se parece a la coyunda de una carreta’, pues está escrito: ‘Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado con ejes de carreta’ (Isaías 5:18)”.

Existe una gran regla que debemos saber: el trabajo que se nos fue dado para servir como base a la fe por encima de la razón, no es porque seamos indignos de un grado elevado. Nos fue dado para que lo recibamos todo en un Kli (vasija) de fe. Nosotros lo vemos como algo bajo e sin valor, y ansiamos el momento de poder librarnos de esta carga que llamamos “fe por encima de la razón”. No obstante, esta es un gran grado y muy importante de una infinita excelsitud. La razón por la que nos parece bajo se debe a nuestro deseo de recibir, y en el deseo de recibir debemos discernir el estado de Rosh (cabeza) y Guf (cuerpo). El Rosh es llamado “conocimiento”, y el Guf es llamado “recibimiento”. Por eso, todo aquello que se opone al conocimiento lo consideramos indigno y animal.

Ahora podemos interpretar lo que preguntó Abraham el Patriarca: “¿Cómo puedo saber que la heredaré?”. ¿Cómo es posible que acepten la carga de la fe dado que esta se opone la razón? Y, ¿quién puede ir contra la razón? Por lo tanto, ¿cómo va a concedérseles la Luz de la fe, si es que la perfección depende solo de eso?

El Creador le respondió: “Debes saber que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya”. Esto significa que Él ha preparado una Klipá (cáscara) que es la tendencia al mal, una persona malvada, el Faraón, rey de Egipto. Las letras de la palabra Par´o (Faraón) son las mismas que las de la palabra Oref (nuca).

El Arí escribió en el Shaar HaKavanot para Pésaj, que Par´o es considerado el Oref de Egipto[2]. Él suele absorber la abundancia que desciende a los inferiores con su pregunta (Éxodo 5:2): “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?”. Con esta pregunta, ya están en manos de las Klipot (cáscaras), como dice el Rambam  (Hiljot Deot) en las palabras “no recurran a la adoración de ídolos”, que con esta postura, es decir, con esta mera pregunta, ya se transgrede la prohibición de caer en la idolatría.

La Sitra Ajra desea absorber abundancia de la Kedushá (Santidad). Entonces, ¿qué es lo que hace para absorber abundancia de la Kedushá? Las escrituras nos dicen: “Y Faraón se acercó”. El Zóhar interpreta esto diciendo que los acercó al arrepentimiento. Entonces pregunta: ¿Cómo podemos decir que el Faraón los ha acercado al arrepentimiento si la conducta de las Klipot es alejar al hombre del Creador?

Debemos entender esto a través de lo que está escrito en el Zóhar (“Introducción al Zóhar” y el Comentario Sulam): “La transgresión se esconde dentro de ti, como la serpiente que ataca y vuelve a esconder la cabeza en su cuerpo”.  Y dice en el comentario Sulam: Debido a que la transgresión está oculta, la fuerza de la serpiente, que ataca a la gente del mundo y que trae muerte al mundo, aún tiene todo el poder y no puede ser revocada. Se parece a la serpiente que muerde a un ser humano y que inmediatamente retira su cabeza y la esconde en su cuerpo, volviéndose así imposible matarla”.

Y hay otra referencia que aparece en el Zóhar, que dice que la serpiente inclina su cabeza y golpea con su cola. Significa que a veces uno acepta el peso de la fe por encima de la razón, que es como agachar la cabeza, pero golpea con la cola. La cola puede entenderse como el final, es decir, que agachó su cabeza para, en última instancia, recibir, con la intención de recibir. En otras palabras, primero le dio permiso a uno para aceptar la fe, para luego tomar todo bajo su dominio; pues la Klipá sabe que la única forma de recibir abundancia es a través de Kedushá.

A esto se refiere cuando dice que el Faraón los acercó. Explica que él, deliberadamente, llevó a Israel al arrepentimiento, para luego tomar bajo su dominio todo aquello que les pertenecía. Por eso escribió el Arí que el Faraón absorbió toda la abundancia que había descendido hasta los inferiores. Absorbió del Oref y de la garganta, considerada la cabeza del cuerpo es decir, quería tomar todo dentro de sus vasijas de recepción.

“Y construyeron Arey Miskenot”, significa que esto era para Israel. Dicho de otra forma, todo su trabajo durante el exilio cayó bajo la autoridad del Faraón, e Israel permaneció pobre. Debemos también interpretar la palabra “Miskenot” con origen en la palabra “Sakaná” (peligro), es decir, que había gran peligro de permanecer en ese estado durante el resto de sus vidas. Sin embargo, para el Faraón, el trabajo de Israel era “Pitón y Ramsés”; o sea, ciudades muy bellas.

Por lo tanto, “Y construyeron Arey Miskenot” (para Israel), y Pitón y Ramsés para el Faraón. Esto se debe a que todo el trabajo de Israel cayó dentro de las Klipot, y no veían bendición en su trabajo.

Cuando triunfaron en su trabajo en la fe y el otorgamiento, encontraron fertilidad; y en el momento en que cayeron en el “conocimiento y recibimiento”, inmediatamente cayeron en manos de la Klipá del Faraón. Al final, llegaron a la conclusión determinante de que el trabajo debía ser con fe por encima de la razón y en estado de otorgamiento.

Pero vieron que eran incapaces de escapar del dominio de Faraón por sí mismos. Por eso está escrito: “Y los hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud”, porque temían que pudieran quedarse en exilio para siempre. Entonces, “su clamor se elevó hasta Dios”, y se les concedió el éxodo del exilio en Egipto.

Vemos que antes de que se dieran cuenta de la situación –que estaban en manos de las Klipot–, y de que estaban apenados y asustados por si se quedaban allí para siempre, no tenían necesidad de la ayuda del Creador con las vasijas de recepción; ya que la escasez y el daño causado por ellas no es percibido, y eso es lo que les impide adherirse al Creador,. ya que de otro modo uno considera más al trabajo en forma de conocimiento y recepción, mientras que  considera la fe como algo inferior. Eligen el conocimiento y la recepción porque esto es lo que necesita la mente externa del hombre.

Por lo tanto, se les dio el exilio para que sintieran que no progresaban en su acercamiento al Creador, y que todo su trabajo se hundía en la Klipá de Egipto. Finalmente, vieron que no tenían otra alternativa más que aceptar ese trabajo humillante, a nivel de fe por encima de la razón y el anhelo por el otorgamiento. De lo contrario, se sentirían bajo el dominio de la Sitra Ajra.

Resulta entonces que aceptaron trabajar con la fe porque vieron que no tenían otra alternativa; y por eso aceptaron un trabajo humillante. Esto se considera un trabajo condicional, pues lo aceptaron para no caer en la red de las Klipot. Ese es el motivo por el que asumieron este trabajo. No obstante, si se anula la razón, también se anula el amor por este trabajo. En otras palabras, si se cancela la tendencia al mal y no hay nadie que les suscite pensamientos para no volverse hacia los ídolos, entonces el amor por el trabajo humillante se anula.

Ahora podemos comprender lo que escribieron nuestros sabios: “Al comienzo, la tendencia al mal se parece a la telaraña; y al final, se parece a la coyunda de una carreta”. Sabemos que hay un discernimiento de coacción, error e infracción. El deseo de recibir impreso en el hombre se considera coacción porque uno no puede evitarlo, y por lo tanto, no es considerado un pecado sino una transgresión, como está escrito: “¡Ay de los que atraen la iniquidad con cuerdas de vanidad!”. No puede ser rechazado ni odiado ya que no lo siente como un pecado.

Sin embargo, después, resulta ser “pecado, como con coyundas de carreta”; y las Klipot se formaron con este deseo de recibir, que tiene una estructura completa, como está escrito: “Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. De ahí surge la tendencia al mal, es decir, todo surge de esta hebra. Puesto que ya se ha mostrado como un pecado, todos saben cómo protegerse de esta hebra, y entienden que, si quieren entrar en la Kedushá, no hay más remedio que aceptar el trabajo humillante, es decir,  fe y otorgamiento. De lo contrario estarán bajo la autoridad de la Klipá del Faraón, rey de Egipto.

Resulta que el beneficio del exilio es sentir que el deseo de recibir es un pecado, y este es el motivo para decidir que no hay otra solución salvo tratar de adquirir vasijas de otorgamiento. Este es también el significado de la respuesta del Creador a Abraham, el Patriarca, sobre su solicitud de garantías respecto a heredar la tierra: “Debes saber que tus descendientes... donde serán esclavizados y oprimidos...”. Por medio del exilio llegarán a descubrir que la hebra es un pecado, y entonces aceptarán el auténtico trabajo de alejarse del pecado.

Este es el significado de las palabras de Rabí Yehuda cuando dijo que en el futuro la muerte será engullida para siempre, es decir, que el Creador dará muerte a la tendencia al mal, y de ella solo quedará una pequeña hebra que ni siquiera se siente como pecado. (La hebra, que es del grosor de un cabello, es algo que no puede ser visto a simple vista).

No obstante, siguen quedando algunos justos y algunos malvados, y todos desean adherirse a Él. Los malvados aún no han corregido su hebra mientras existía la tendencia al mal y podían sentir que era un pecado. En cambio, ahora, cuando ya no hay tendencia al mal, lo único que queda es una ínfima hebra, y no tienen un motivo que los lleve a cambiar sus vasijas de recepción en vasijas de otorgamiento, porque una hebra del grosor de un cabello es imperceptible. En cualquier caso, no pueden adherirse a Él a causa de la disparidad de forma: Él y yo no podemos habitar en la misma morada.

Su corrección es ser polvo bajo los pies de los justos. Esto significa que, dado que la tendencia al mal ha sido eliminada, los justos no tienen razón para tener que ir con la fe por encima de la razón. Por lo tanto, al no tener motivo, ¿quién los obliga? Ven que los malvados quedan con la hebra, y que no la corrigieron mientras existía  la tendencia al mal; y era entonces el momento de corregirla, pues estaba el deseo de recibir se revelaba como un pecado. En cambio, ahora no parece un pecado, sino una mera hebra. Por lo tanto, si no hay un motivo, no hay lugar para la corrección. Pero tampoco hay lugar para la adhesión, ya que la disparidad de forma aún existe y la única corrección para ellos es   que los justos caminen por encima de ellos. Esto significa que ahora ven que ya no hay que temer a la red de las Klipot, pues se le ha dado muerte a la tendencia al mal.

Entonces, ¿por qué ahora deben trabajar con fe por encima de la razón? Ahora ven que los malvados no pueden alcanzar la adhesión porque carecen de un motivo, que la tendencia al mal sea identificada como pecado; y entonces siguen permaneciendo fuera porque aún existe disparidad de forma. Por eso, cuando los justos ven esto, comprenden cuán bueno fue para ellos haber tenido una razón para trabajar en otorgamiento. Antes creían que estaban trabajando en otorgamiento a causa de la tendencia al mal, pero ahora descubren que el pecado que veían,  era por su bien. Dicho de otro modo, este es el verdadero trabajo, y no lo hacen por temor a caer en manos de las Klipot. La prueba está en el hecho de que ven que los malvados no corrigieron la hebra y ahora no tienen razón para hacerlo; y se quedaron fuera y no pueden llegar a la adhesión con el Creador.

Resulta que los justos reciben la fuerza para avanzar –de fuerza en fuerza– a través de los malvados; y los malvados se han convertido en polvo bajo los pies de los justos; y los justos caminan encima de los discernimientos que permanecen como malvados. Por lo tanto, en retrospectiva, este trabajo es particularmente importante. Y no por necesidad, como creyeron en un principio, cuando había tendencia al mal. En este momento ven que, incluso sin esta tendencia al mal, conviene trabajar a nivel de otorgamiento y fe.

En relación a “estos lloran y aquellos lloran”, se sabe que el llorar es Katnut (pequeñez), VaK. Hay una diferencia entre GAR y VaK. Mojin de VaK iluminan a nivel de pasado, es decir, extraen vitalidad y Luz de aquello que han pasado. Pero Mojin de GAR ilumina en el presente al unir el Zivug (acoplamiento espiritual).Este es el significado de que los justos lloren y digan: “¿Cómo pudimos conquistar semejante montaña?”. Ahora ven lo que había antes de habérsele dado muerte a la tendencia al mal, que su dominio era ciertamente grandioso, como está escrito: “Dios ha hecho tanto lo uno como lo otro”. Recibieron gran misericordia de parte del Creador, que les dio el poder de vencer en la guerra contra la tendencia del mal. Y ahora se regocijan del milagro que les fue concedido en ese entonces, es decir, en el pasado. Esto es llamado Mojin de Katnut.

Los malvados lloran porque ahora no hay forma de adherirse a Él, aunque ahora ven que no es más que una hebra diminuta. Pero dado que no hay tendencia al mal, no tienen una razón para transformar las vasijas de recepción en otorgamiento. Únicamente pueden percibir que se encuentran fuera, y por eso lloran.

Sin embargo, su corrección está en volverse polvo bajo los pies de los justos. En otras palabras, mientras los justos vean que no hay tendencia al mal, los malvados no podrán alcanzar la adhesión. De este modo, dicen sobre sus pensamientos que habían seguido la senda del otorgamiento solo a causa de la tendencia al mal; ven que este es el verdadero Kli. Esto significa que, incluso si no hubiera habido tendencia al mal, este camino seguiría siendo verdadero y que la senda de la fe es una senda maravillosa.

Ahora comprendemos por qué quedan malvados después de haberle dado muerte a la tendencia al mal: es para que se conviertan en polvo bajo los pies de los justos. Si no hubieran quedado malvados, no habría nadie para mostrar lo grandioso que es este hecho: que la senda de la fe no es debida al amor condicional. Es decir, la senda de la fe no deber ser seguida a causa de la tendencia al mal, sino por el amor incondicional, porque ahora ya no queda tendencia al mal, pero aun así, solo a través de la fe puede alcanzarse la adhesión con el Creador.

En otra ocasión escuché lo siguiente: La razón por la cual específicamente necesitamos la fe es nuestro orgullo. Ésta es la razón por la que nos resulta tan difícil aceptar la fe. Esto es, aunque la fe es un grado sublime y maravilloso, su excelsitud e importancia no puede ser alcanzada ni comprendida por los inferiores, y esto se debe a nuestro orgullo, es decir, a nuestro deseo de recibir. La imaginamos como algo bajo y animal, y por eso se nos dio la persona malvada.

En otra circunstancia escuché: vemos que cuando no queremos aceptar la fe, caemos de nuestro estado presente. Subimos y caemos todo el tiempo, hasta que nos damos cuenta de que no hay más opción que establecer la fe permanentemente. Esto tiene por objeto obtener la fe, y este es el sentido de “Y construyeron Arey Miskenot” (para Israel), para el Faraón.



[1]  N. del T. La combinación de ciudades-granero no se utiliza en hebreo; pero las palabras “Arey Miskenot” implican pobreza y (fonéticamente) peligro.

[2] El Ari divide la palabra hebrea “Mitzraim” (Egipto) en dos palabras: “Metzar Iam” (mar estrecho)

 

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