¿Qué es la cuenta
del Omer?, ¿qué es lo especial del Lag Ba’Omer?, ¿cuál es la
conexión entre el Lag Ba’Omer y el rabino Simón Bar Yojai? y ¿por
qué el fuego de Lag Ba’Omer?
La sabiduría de la
Cabalá dota al hombre de una herramienta única de investigación.
Esta nos permite entender cada uno de los fenómenos y cada uno de
los pensamientos. Está basada en el entendimiento de
que la vida tiene un propósito, una meta. Durante el curso de
nuestras vidas estamos dedicados a alcanzar esa meta y ser capaces
de medir nuestro progreso a cada paso del camino. Los días de fiesta
que celebramos marcan grados especiales que encuentra cualquiera que
camina la senda para completar su desarrollo.
Esto nos lleva a
hacernos una pregunta: ¿Cuál es el propósito del hombre en la vida?
El Creador creó
las almas y las vistió con cuerpos. Dentro de cada uno de nosotros
hay un alma que pertenece al Mundo Superior y aspira regresar al
lugar del cual llegó. Esta debe regresar a su raíz en el período de
un ciclo de vida para que el hombre pueda vivir simultáneamente en
ambos mundos, el que conocemos y del que vinimos todos. Solo en este
estado puede uno llenar los deseos propios de alegría, tranquilidad,
confianza y completo entendimiento del mundo que nos rodea.
Cada uno vive
muchas vidas, durante las cuales el alma experimenta el deseo de
elevarse arriba de las dificultades y regresar a su raíz. Pero justo
con ello siente la negación del cuerpo y las condiciones del
medioambiente a su proceso de desarrollo. Esa objeción está ahí para
desarrollar en el alma la habilidad de corregirse a sí misma y
elevarse a su raíz al sobreponerse a los obstáculos.
La meta del hombre
es alcanzar la raíz de su alma mientras aún está en este mundo, en
su cuerpo de carne.
El camino desde
este mundo hasta el fin, el punto de absoluta dicha, se divide en
dos partes: durante la primera, nosotros enmendamos la parte alta,
llamada la “Cabeza del Alma”. Durante la segunda, enmendamos la
parte baja, llamada el “Cuerpo del Alma”.
Un alma se
comprende de diez partes llamadas Sefirot. Sus nombres son: Keter,
Jojmáh, Biná, Chesed, Gvurah, Tiferet, Netzah, Hod, Yesod y
Maljut. Las primeras tres pertenecen a la cabeza del alma y fueron
corregidas por los primeros cabalistas. Las siete remanentes Sefirot
deben ser corregidas durante el curso de nuestras vidas, para que
cuando su corrección sea completada, el hombre alcance su
consumación.
Dentro de cada
siete Sefirot del cuerpo hay siete Sefirot internas. Por ejemplo,
Gvurah está dentro de Chesed, Tiffret dentro de Chesed, Maljut
dentro de Chesed. Así, por todas hay 49 Sefirot que necesitan ser
corregidas durante el curso de subir la escalera espiritual.
La Pascua judía
simboliza el éxodo del hombre al mundo espiritual, donde descubre la
estructura del alma. Entonces empieza su ascensión, peldaño tras
peldaño, a través de la corrección de las Sefirot, hasta el día
cincuenta, cuando celebra la fiesta llamada Shavuot (Pentecostés)
Pentecostés, también llamado el festival de recepción de la Torá,
testifica el fin de la corrección requerida por el hombre para que
pueda recibir la Luz llamada Torá.
La cuenta del
Omer, entre la Pascua y Pentecostés, incluye 49 días, de tal forma
que cada día el hombre corrige un sfirá de su cuerpo. Si abrimos el
libro de plegarias en el capítulo que describe la cuenta del Omer,
encontraremos que cada día está dedicado a una sfirá en particular.
En el primer día
nosotros enmendamos Chesed dentro de Chesed, en el segundo Gevurah
dentro de Chesed, y así sucesivamente hasta que en el último día
enmendamos Maljut dentro de Maljut.
Los primeros
treinta y tres Sefirot de Chesed dentro Chesed hasta Yesod dentro de
Yesod, son las Sefirot superiores del cuerpo en el plan de
corrección. Ese es el programa que activa el proceso completo. Las
remanentes dieciséis tienen que ver con el actual cumplimiento de
los mandamientos. Eso es por lo que el que corrige las treinta y
tres primeras Sefirot está garantizado que tenga éxito en la
corrección del resto y la culminación del proceso. Después de
treinta y tres días, el sabe con certeza que en el día cincuenta su
alma será llenada con la Luz llamada la recepción de la Torá.
El número 33,
cuando se presenta usando las letras en hebreo Lamed y Gimel, forma
la comBináción Lag. Esto es por lo cual nosotros celebramos Lag
Ba’Omer en el día treinta y tres de la cuenta, para celebrar la
certeza que llegaremos a la meta en la Tierra y alcanzaremos la
corrección completa de nuestra alma.
El rabino Shimon
Bar Yojai (Rashbi), quién escribió el santo libro del Zohar, formuló
un método único para la corrección del alma. Este es único porque
Rashbi por sí mismo pasó por cada grado en el mundo espiritual y lo
reformó para que cualquiera pudiera seguirlo.
Gracias a él
nosotros también podemos ascender por esa vereda, siguiendo las
órdenes escritas en el sagrado libro del Zohar.
El rabino Shimon
Bar Yojai justifica éste mundo en el día treinta y tres de la cuenta
del Omer, porque en ese día él completó el plan de corrección para
todas las almas por venir. Todo lo que nosotros tenemos que hacer
es seguir las instrucciones y así completar su plan.
El rabino Shimon
Bar Yojai nos preparó la senda a la perfección y eternidad. Es por
eso que celebramos en Lag Ba’Omer la culminación de su exaltada
misión para todas las almas por venir.
El encendido del
fuego simboliza la gran Luz que es prometida al que ha corregido su
alma al grado de Lag Ba’Omer, por lo que es destinado a recibir en
Pentecostés.
El que ha
corregido su alma al grado de Lag Ba’Omer, tiene garantizado
alcanzar la corrección completa de su alma. Por esa razón, celebra
su estado con gratitud al Rashbi que allanó el camino para él y lo
dotó a través del sagrado libro del Zohar, con el método para
corregir su alma. |