¿Por qué nos sentamos en la Sucá (choza de los
tabernáculos)?, ¿qué significan las cuatro variedades?, ¿cuál es la
conexión entre Yom Kipur (Día de la Expiación) y Simjat Torá (regocijo
de la Torá)?
El reino de la Cabalá describe la secuencia de
situaciones que la criatura experimenta en la compleja relación
entre él y el Creador. Esas situaciones evolucionan una después de
la otra porque llevan a la criatura de un grado al siguiente justo
igual que un proceso químico o físico que debe desarrollarse
gradualmente, paso a paso.
La relación Creador-criatura es experimentada
por el hombre de una manera muy tangible, no menos que la realidad
en que vivimos. No se trata de fantasía o falsas ilusiones, sino del
descubrimiento de un mundo hermoso donde los cambios que ocurren
responden a estrictas y bien definidas leyes. Esas leyes son descubiertas
por cualquiera que asciende la escalera espiritual. Éste sabe eso
porque puede leer en los libros sagrados que sus predecesores
llegaron exactamente a los mismos lugares que él ve ante sí justo
ahora.
No hay nada nuevo bajo el sol. Cada uno de
nosotros es diferente y único, pero todos cumplimos con las mismas
reglas, y avanzamos de la oscuridad y confusión a la claridad y
visión a través de los mismos grados. Esos grados son descritos por
los grandes cabalistas en los libros sagrados y es por ellos que
éstos fijan la secuencia de los días festivos de nuestro mundo.
Nosotros debemos señalar que los nombres de
todos los días de fiesta que serán mencionados en este artículo
describen situaciones internas que una persona experimenta en el
proceso de corrección, y que los días festivos que nosotros
celebramos simplemente marcan la secuencia de correcciones. Esto
también significa que un cabalista puede experimentar los días
festivos en un día normal.
Recordemos por un minuto el orden de los días
festivos: El Año Nuevo Judío inicia los días festivos de Israel.
Después de diez días llegamos a Yom Kipur (Día de Expiación) y
después celebramos Sucot por siete días. Finalmente llegamos a
Simchat Torá.
Si te preguntas a tí mismo cuál es el
significado de esos días festivos, la Cabalá explica que estos
describen la secuencia de revelación y corrección de un grado
completo.
Al principio de la revelación espiritual la
criatura siente que el Creador le da felicidad perfecta, pero él es
incapaz de darle algo a cambio. Más que nada, la criatura quiere
sobreponerse a la vergüenza que siente hacia el Creador y llevarle a
Él algún tipo de placer.
Esto es como una persona que sufre una
enfermedad. Primero debe descubrir que tan mal se encuentra y que
no puede curarse a sí mismo a menos que se dirija a un médico. Una
vez que él ha hecho eso, se le da una medicina y empieza su curación
hasta que alcanza la salud y felicidad. Sólo entonces puede apreciar
la grandeza y la gentileza del médico.
En el año Nuevo Judío, la criatura empieza a
entender su situación en oposición al Creador. Sobre el curso de los
siguientes diez días hasta el Día de la Expiación él se da cuenta
más y más de lo incapaz que es para igualarse con Su grado y
llevarle deleite a Él (lo que es su enfermedad.)
El proceso dura diez días porque cada vaso
espiritual es revelado en diez grados llamados Sefirot.
En el Día de la Expiación (el décimo día de las
pesquisas), cuando es claro para la criatura que no tiene ningún
poder de otorgar hacia el Creador, puede orar, ayunar y pedir desde
el fondo de su corazón ser dotado con la vida. El significado de la
vida espiritual es la habilidad de parecerse al Creador y
deleitarlo, pero para recibir esa vida él necesita ser corregido.
En éste punto la criatura empieza a recibir las
que son llamadas “Luces Circundantes”. Esas luces lo habilitan a él
a corregir en forma gradual su vaso y adquirir la habilidad de
otorgar. Durante los cuatro días entre el Día de Expiación y Sucot,
la criatura tiene la oportunidad de iniciar su corrección.
La construcción de la Sucá es una etapa crucial
en la corrección porque ésta simboliza la fe de uno. Su techo nos
defiende del calor del sol, pero está hecho de desechos de hojas y
ramas que no tienen otro uso para el hombre. El significado es
precisamente que esos deseos que el hombre ha decidido son
superfluos y sin uso, ahora forman su escudo de la intensidad del
placer que llega a él. Al desechar esos deseos él se defiende a sí
mismo de la excesiva ambición de autoindulgencia.
Después de que ha descubierto su incapacidad de
otorgar, recibe la fuerza para protegerse a sí mismo de sus deseos
egoístas. El peligro es, que si es esclavizado por esos deseos,
olvidará quién se los da y tomará el placer para sí mismo. La
defensa que él obtiene le otorga la fuerza para creer en el Creador
y ver Su grandeza, a pesar de los placeres tentadores que encara.
Por esa razón tratamos de estar lo más posible dentro de la Sucá
durante el Día Festivo e incluso dormir dentro de ésta.
El hecho de que construya y decore la Sucá por
sí mismo le da la confianza de que también se puede proteger a sí
mismo de sus deseos excesivos. Esa defensa es la Luz de la fe que lo
llena con una bendición sin fin.
Pero esa defensa no es suficiente para llevar
satisfacción a Quien lo creó. Nosotros no debemos olvidar que el
Creador lo ama y quiere dotarlo con placer y no evitárselo. Por lo
tanto, necesita aprender a cómo recibir placer, a fin de satisfacer
al Creador. Ahora él necesita un medio por el cual pueda recibir el
placer. Ese medio es la corrección que hace entre el citrón, la rama
de palma, el mirto y el sauce.
Las cuatro variedades marcan los cuatro grados
de la voluntad que uno descubre en el curso de su trabajo
espiritual. Algunas veces él se encuentra con un buen sabor y una
buena esencia, a la que llama citrón; algunas veces éste tiene sabor
pero no tiene esencia, así es que lo llama rama de palma; algunas
veces es fragante pero sin sabor por lo que es llamado mirto, y
cuando éste no tiene sabor y no tiene esencia lo llama sauce.
La habilidad de unir todos los tipos de trabajo
en una dirección a fin de deleitar al Creador, da a la criatura la
capacidad de recibir genuino deleite bajo cualquier condición y bajo
cualquier circunstancia, porque bajo cualquier situación él recuerda
para qué y para quién trabaja. Es manifiesto en Sucot circundar el
altar moviendo la rama de palma.
Los siete días de Sucot marcan la corrección de
sus siete sefirot más bajos, los cuales deben de estar unificados y
conectados, hasta que en el octavo día las correcciones sean
terminadas. Es por esto que a ese día se le llama Shmini Atzeret (el
alto en el octavo).
En ese día, después de que ha completado las
correcciones, la criatura va a unirse con Su Creador y recibir de Él
el verdadero placer llamado Torá. La Torá es un medio que da a la
criatura la habilidad de llevar deleite sin fin a quien lo creó
justo como su Creador lo deleita a él, y finalmente, unirse con Él en
un amor eterno. |