kabbalah.info homepage
 

Introducción al Zohar (1 a 10). Parte I

Rabino Yehuda Ashlag

Ciencia y filosofía avanzan paralelamente a los avances de la humanidad. Hoy, científicos y filósofos concuerdan en que la investigación por el hombre, sobre el mundo que lo rodea, es limitada.

1) En esta introducción quisiera aclarar asuntos que son al parecer simples. Asuntos que cada uno maneja y sobre los cuales mucho se ha escrito. Es que aún no hemos alcanzado un conocimiento concreto y suficiente de ellos. Aquí están las preguntas: ¿Qué es nuestra esencia? ¿Cuál es nuestro papel en la larga cadena de la realidad de la que somos pequeños eslabones?

Cuando nos examinamos, muchas veces nos vemos como  seres corrompidos tan bajo como podamos serlo. Cuando examinamos al Trabajador (Creador) que nos ha concebido, estamos obligados a sentirnos llenos de elogio. Y, ¿no es lógico que de un perfecto trabajador salgan sólo trabajos perfectos? Nuestra mente nos dice que Él es completamente benevolente, más allá de toda comparación. Entonces, ¿cómo Él creó tantas criaturas que sufren y agonizan a través de todas sus vidas?, ¿No es la naturaleza del bien dar o por lo menos no dañar de la manera que se hace? ¿Cómo es posible que el infinito, sin inicio y sin final, extraiga de sí mismo criaturas transitorias, mortales y finitas en sí mismas?

Indagación 1: ¿Cómo podemos imaginar una nueva creación, que significa algo nuevo, que no sea parte de Él, cuando es obvio para alguien de mente justa que no hay nada que no sea parte de Él? ¿Cómo uno da lo que no tiene?

Indagación 2: Si se dice que a partir de Su todopoderío, Él ciertamente puede crear existencia a partir de la existencia, significando algo nuevo que no está en Él, surge la pregunta: ¿Qué es aquella realidad que puede ser concebida, la cual  no tiene lugar en Él y que es completamente nueva?

Indagación 3: Tratando con lo que cabalistas han dicho, que el alma de un hombre es una parte de Dios, de tal manera que no hay diferencia entre Él y el alma, sino que Él es el “todo” y el alma es una “parte”.

Ellos lo han comparado a una roca esculpida de una montaña. No hay diferencia entre la roca y la montaña, excepto que Él es un “todo” y la roca es una “parte”. Pero, ¿cómo podemos imaginar aquello, acerca de Él, que Él separó una parte de Su esencia, significando un alma, al punto tal de que puede sólo ser comprendida como parte de Su esencia?

3) Indagación 4: Debido a que la Carroza del Mal y las cáscaras están al otro extremo de Su santidad, y que no se puede concebir algo más remoto, cómo puede ser extraído o fabricado de santidad, mucho menos, ¿cómo se sostendría?

Indagación 5: El asunto del ascenso de los muertos: Puesto que el cuerpo es tan despreciable que inmediatamente al nacer está sentenciado a perecer y ser enterrado. Además, “El Zohar” dice que antes que el cuerpo se pudra enteramente, el alma no puede ascender a su lugar en el Cielo, mientras haya aún remanentes de él. Por consiguiente, ¿por qué el alma debe retornar y ascender en el renacimiento de los muertos?, ¿No podría el Creador satisfacer las almas sin eso?. Aún más, según nuestros sabios las personas muertas están destinadas a elevarse con sus defectos para que no sean confundidas con otras, y después, Él sanaría sus defectos. Debemos comprender, ¿Por qué Dios vigilaría que esas almas no sean confundidas por otras, para luego sanar sus defectos? 

Indagación 6: Nuestros sabios dicen que el hombre es el centro de la realidad, que los mundos superiores y este mundo corporal y todo en ellos no fue creado sino por Él, obligando al hombre a creer que el mundo hubo sido creado para él. Es difícil comprender por qué si cada ser humano con todas sus limitaciones asimila nada más un puñado de la realidad de este mundo y mucho menos de los mundos superiores, cuya altura es inmensurable, el Creador se tomó la molestia de hacer todo esto para él. Y además, ¿Por qué el hombre habría de querer todo aquello?.

4) Con el fin de comprender estás preguntas e indagaciones, la clave es empezar a mirar el propósito de  la creación. Nada puede ser comprendido en el medio del proceso, sino sólo en su final. Y está claro que no hay acto sin propósito, sólo el demente puede actuar sin propósito.

Conozco que hay aquellos quienes arrojan sobre sus espaldas la carga de la Torá y Mitzvot (preceptos), diciendo que el Creador ha creado la realidad, luego la dejó sola y que debido a la  inutilidad de las criaturas, no es digno para el Creador exaltado mirar sobre sus caminos pequeños.

Pero mientras consideremos que el Creador, quien es perfecto de cualquier manera, es el único quien creó y diseñó nuestros cuerpos con todos sus atributos despreciables y admirables, comprenderemos que desde el fondo de la mano del Trabajador Perfecto no puede emerger un acto imperfecto, puesto que cada acto testifica a su ejecutante. ¿Qué culpa tiene un mal vestido, si algún mal sastre lo hizo?

Sobre esto encontramos en el Talmud (Ta´anit 20) un cuento acerca del rabino Elazar quien se enfrentó a un hombre repugnante. Él dijo entonces: “Cuán repugnante es aquel hombre”. El hombre respondió: “Ve y dile al Artesano que me hizo: cuán repugnante es este instrumento que Tú hiciste”. Por eso, aquellos que claman que debido  a nuestra bajeza, no es digno para Él mirarnos, y que por consiguiente Él nos ha dejado, no hacen más que mostrar públicamente su ignorancia.

Intenten imaginar que conocen a algún hombre quien crearía criaturas precisamente así, ellas sufrirían y agonizarían sus vidas enteras como hacemos nosotros, y no sólo esto, sino que les daría la espalda, sin cuidarlas ni ayudarlas.

¿Cuán despreciable y bajo sería juzgado? ¿Puede tal cosa ser pensada por Él? 

5) Por consiguiente, el sentido común indica que debemos comprender el opuesto que parece estar en la superficie, y decidir que somos realmente criaturas dignas y nobles, de importancia inmensurable, actualmente dignas del Trabajador que nos hizo. Si deseamos encontrar defectos en nuestros cuerpos, entonces detrás de todas las excusas que demos, llegamos siempre al Creador, quien nos creó. En la naturaleza dentro de nosotros está claro que Él nos creó y no nosotros. Él también sabe todos los caminos que fluyen desde la naturaleza y los atributos que Él creó en nosotros. Es como hemos dicho,  que debemos contemplar el fin del acto. Entonces seremos capaces de comprender todo, como dice el dicho: “No muestres a un tonto un trabajo incompleto”. 

6) Nuestros sabios nos enseñan que el Creador creó el mundo por ninguna otra razón sino la de entregarlo a Sus criaturas. Aquí es donde debemos ubicar nuestra mente y corazón, es el objetivo final del acto de la creación del mundo. Debemos tener presente, que puesto que el pensamiento de la creación es de entregarla a Sus criaturas, Él hubo de crear en las almas una gran cantidad de deseo de recibir. Según la medida de cada placer y deseo depende la medida del deseo de recibirlo. Cuanto más grande el deseo de recibir, más grande el placer y cuanto menor es el deseo, menos el placer de la recepción. De tal forma que el pensamiento de la creación en sí mismo, dicta la creación de un excesivo deseo de recibir, de corresponder al inmenso placer que Su pensamiento todopoderoso entrega sobre las almas. Para el gran deleite y el gran deseo de recibir debemos estar de acuerdo. 

7) Una vez que hemos aprendido esto, hemos empezado a comprender la segunda indagación a su plenitud y con completa claridad. Hemos aprendido cuál es la realidad con que uno puede fundamentar claras resoluciones, que no es una parte de Su esencia, con la intensidad que podemos decir que es una nueva creación (existencia a partir de la existencia). El pensamiento de la creación es el de entregarla a Sus criaturas, Él creó una medida  del deseo de recibir de Él la generosidad y el gozo que planeó para ellas. Así vemos que el deseo de recibir, el cual ciertamente no fue una parte de Su esencia antes que Él lo hubiese creado en las almas, porque ¿de quién podría Él recibir, que es algo nuevo que no está en Él?.

Y junto a eso comprendemos, concordando con el pensamiento de la creación, que no hubo necesidad de crear nada más que el deseo de recibir. Toda la satisfacción en el pensamiento de la creación, resulta directamente de Su esencia, sin tener necesidad de recrearla, puesto que están ya extraída (existencia a partir de la existencia) en el gran deseo de recibir que está en las almas. Así vemos que el asunto de la creación renovada, desde el inicio hasta el fin es sólo el “deseo de recibir”. 

8) Ahora hemos llegado a comprender las palabras de los cabalistas en la tercera indagación. Nos sorprendemos de cómo fue posible decir acerca de las almas que fueron una parte de Dios, semejante a una roca que es esculpida de una montaña, que no hay diferencias entre ellos excepto que una es una “parte” y la otra el “todo”. La roca que es esculpida de la montaña llega a ser separada por un hacha creada para ese fin, pero ¿cómo podemos decir esto acerca de Su esencia?. Y, ¿con qué fueron las almas divididas de Su esencia y excluidas del Creador para llegar a ser criaturas?

Comprendemos claramente que como el hacha corta y divide un objeto físico en dos, así el cambio espiritual de forma lo divide en dos. Por ejemplo, cuando dos personas se aman la una a la otra, decimos que se unieron una a otra como un cuerpo. Y cuando se odian entre sí, decimos que están lejos como el oeste del este. La semejanza de forma, es decir, que cuando la personas son iguales en forma, que cada una ama lo que la otra ama y odia lo que la otra odia, llegan a fusionarse. Y si hay algún cambio de forma entre ellas, cuando a una de ellas le gusta algo que la otra odia y viceversa, con  intensidad llegan a distanciarse y hasta a odiarse están consideradas tan lejos una de la otra como el este y el oeste, en otras palabras, una el extremo de la otra.

9) Encontramos que en la espiritualidad el cambio de forma actúa como el hacha en el mundo corporal, y la distancia entre ellas es proporcional al contraste de la forma. A partir de esto aprendemos que el deseo de recibir placer ha sido impreso en las almas y que la forma está ausente en el Creador, porque ¿de quién puede Él recibir?, que la diferencia de forma que las almas adquirieron las separan de Su esencia como el hacha que esculpe una roca de la montaña. Debido a la diferencia de forma las almas fueron separadas del Creador y llegaron a ser criaturas. Sin embargo, todo lo que las almas adquieren de Su Luz está extendido a partir de Su esencia como la esencia a partir de la esencia.

Por lo tanto, Él expulsa aquéllas hasta que la Luz que reciben en su vasija (el cual es el deseo de recibir) sea correspondida, no hay diferencia entre ellas y Su esencia. Esto es debido a que ellas reciben, existencia a partir de la existencia, directamente de Su esencia, y la diferencia entre las almas y Su esencia es sólo que las almas son una parte de Su esencia. Esto significa que la cantidad de Luz que ellas reciben en sus vasijas (siendo el deseo de recibir) está ya separada de Dios porque está siendo recibida a través de la diferencia de forma del deseo de recibir, la cual hizo una parte a través del cual ellas fueron separadas del “todo” y llegaron a ser una “parte”. Así la única diferencia  entre ellas es que una es un “todo” y la otra es una “parte”, como la roca que es esculpida de una montaña. Y escudriñamos esto meticulosamente porque es imposible extenderse más allá en una cuestión suprema.  

10) Ahora podemos comprender la cuarta pregunta: ¿Cómo es posible que a partir de Su Santidad surja la carroza de la contaminación y las cáscaras, ya que son opuestas a Su Santidad? y ¿cómo puede ser que Él las respalde? Debemos primero comprender la esencia de la contaminación y las cáscaras, reconocer que es el gran deseo de recibir, el cual dijimos es la esencia de las almas. 

Con el fin de enmendar la separación que descansa sobre la vasija de las almas, Él creó todos los mundos y los separó en dos sistemas, así como dice el verso: “Uno frente al otro Dios los hizo”, los cuales son los cuatro mundos santos de ABYA y opuestos a estos los cuatro mundos impuros ABYA. Él grabó el deseo de entregar en los mundos santos de ABYA y sacó de ellos el deseo de recibir para sí mismos, y lo impuso en el sistema de los mundos impuros de ABYA que han llegado a ser separados del Creador y de todos los mundos santos de ABYA.

Por esa razón las cáscaras son llamadas “muerte”, como el versículo dice: “los sacrificios de la muerte (Salmos 106, 28)”. Y la maldad es atraída a ellas, así como nuestro sabio dice: “la maldad es llamada muerte cuando aún vive”, porque el deseo de recibir grabado en ellas en oposición de forma a Su Santidad las separa de la Vida de Vidas, y están alejadas de Él desde un extremo al otro. Es así, porque Él no tiene interés en la recepción, solamente en el otorgamiento, mientras las cáscaras quieren sólo recibir para su propio placer, nada hacen con el otorgamiento, y no hay más grande oposición que esto. Ya sabemos que la lejanía espiritual empieza con alguna diferencia  de forma y finaliza en la oposición de forma, la cual es la más remota distancia posible en el último grado.

 

Partner Sites
kabbalah TV |  kabbalah films |  kabbalah books |  kabbalah site in hebrew |  kabbalah movies archive

 
Kabbalah.info website is maintained by
the
"Bnei Baruj" group of kabbalists

Copyright ©1996. Bnei Baruj. All rights reserved.