20) Después de todo lo que hemos dicho,
llegamos a la conclusión de la primera pregunta: ¿Cuál es nuestra
esencia?Nuestra esencia es como la esencia de todos los detalles de
la realidad, que es ni más ni menos que el deseo de recibir. Pero no
es como es ahora en la segunda situación, que es sólo el deseo de
recibir para sí mismo, sino como yace en la primera situación en el
infinito, intencionado en su forma eterna, que es la recepción con
el fin de entregar alegría a su Creador.
Y aunque aún no hemos alcanzado la tercera
situación, y aún nos falta tiempo, eso no altera de ninguna manera
nuestra esencia, porque nuestra tercera situación necesita de la
primera. En este caso, “todo lo que es obligado a ser reunido, es
considerado reunido”. Y la falta de tiempo es considerada una
deficiencia sólo cuando hay duda de que completará o no lo que
necesita ser completado en ese momento.
Ya que no tenemos dudas acerca de eso, es como
si ya hubiésemos ya llegado a la tercera situación, y el cuerpo,
dado a nosotros en su actual forma corrupta, en ninguna forma
agrieta nuestra esencia, puesto que el cuerpo y todas sus posesiones
están para ser erradicadas completamente junto con el sistema impuro
completo, del cual se origina. “Y todo lo que es obligado a ser
quemado, es considerado quemado”, y considerado como que nunca
existió. Además el alma que es vestida en el cuerpo, cuya esencia es
también sólo de un deseo, pero de un deseo de otorgamiento que es
extendido desde los cuatro mundos sagrados de ABYA existe para
siempre, pues esa nueva forma de deseo de otorgamiento es igualada
en forma con la Vida de Vidas y no es de ninguna manera
intercambiable.
21) No sean desviados por los filósofos que
dicen que la verdadera esencia del alma es una sustancia de la
mente, y que sólo existe a través de los conceptos que aprende y que
a partir de ahí crece y son su esencia. La pregunta de la
continuación del alma luego de la partida del cuerpo depende sólo de
la intensidad de los conceptos que ha adquirido, ya que en la
ausencia de tales conceptos no queda nada por continuar. Esta no es
la vía de la Torá. Es también inaceptado por el corazón, y
cualquiera que haya tratado adquirir algún tipo de conocimiento sabe
y siente que la mente por sí misma es una posesión y el poseedor.
Pero como hemos dicho, toda la sustancia de la
creación renovada, tanto la sustancia de los objetos espirituales y
la sustancia de los objetos corporales, no son ni más ni menos que
un deseo de recibir. Y aunque mencionamos que el alma es toda deseo
de otorgar, es sólo a través de las correcciones de la Luz reflejada
que recibe por parte de los mundos superiores. Además, la verdadera
esencia del alma es también un deseo de recibir. La diferencia que
podemos expresar entre un objeto y el otro es por consiguiente
aparente sólo en su voluntad, pues la voluntad en cualquier esencia
crea necesidades, y las necesidades crean pensamientos y conceptos
de modo de alcanzar esas necesidades.
Y justamente como los deseos humanos difieren
uno del otro, así son sus necesidades, pensamientos e ideas. Por
ejemplo, aquellos cuyo deseo de recibir está limitado a deseos
bestiales, sus necesidades, pensamientos e ideas se dirigen a
satisfacer ese deseo en su bestialidad. Y aunque usen la mente y la
razón como los humanos lo hacen, esto es, sin embargo, suficiente
para el esclavo ser como su maestro. Esto es como una mente bestial,
puesto que la mente es esclavizada y sirve al deseo bestial.
Y aquellos cuyo deseo de recibir escoge
principalmente deseos humanos, tal como la dominación, sobre otros
como el respeto, de los cuales están alejados de la bestia, la
mayoría de sus necesidades, pensamientos e ideas giran sólo
alrededor de la satisfacción de ese deseo lo más posible. Y aquellos
cuyos deseos son dirigidos principalmente hacia el conocimiento, la
mayoría de las necesidades, pensamientos e ideas están orientadas a
satisfacer ese deseo lo más posible.
22) Estos tres deseos están en su mayoría
presentes en cada hombre, pero se mezclan en diferentes cantidades,
y por eso los cambios de una persona a la siguiente. A partir de los
atributos corporales podemos sacar deducciones acerca de los objetos
espirituales, relacionados a sus valores espirituales.
23) También las almas humanas, las
espirituales, que a través de los vestidos de la Luz reflejada que
han recibido de los mundos superiores de los cuales provienen,
tienen sólo la voluntad de satisfacer a su Creador y ese deseo es su
esencia. Resulta que una vez vestido en el cuerpo del hombre, genera
en él necesidades, deseos e ideas para satisfacer su voluntad de
llegar a su máxima plenitud, con la intención de causar satisfacción
a sus Creador, de forma proporcional al tamaño de su voluntad.
24) La esencia del cuerpo es más un deseo de
recibir para sí mismo, y todas sus manifestaciones y posesiones son
cumplimientos de ese deseo corrupto de recibir, el cual ha sido
inicialmente creado para ser exterminado del mundo con el fin de
completar la tercera situación en el Fin de la Corrección,
haciéndolo transitorio y mortal. Esto es, junto con todas sus
posesiones, como una fugaz sombra que nada deja cuando se va.
Y puesto que la esencia del alma es más un
deseo de otorgar, y todas sus manifestaciones y posesiones son
cumplimientos de aquel deseo de otorgar, lo cual ya existe en la
primera situación eterna y en la futura tercera situación, por
consiguiente es inmortal e irreemplazable. El alma, con todas sus
manifestaciones es eterna y existe para siempre. La desaparición no
se aplica a estas en la partida del cuerpo. Al contrario, la
ausencia de la forma corrupta del cuerpo, la fortalece grandemente,
así la capacita para ascender a los cielos. Hemos mostrado
claramente que la persistencia en ninguna manera depende de los
conceptos que adquiere, como claman los filósofos, sino que su
eternidad radica en su verdadera esencia, basado en su deseo de
otorgar, el cual es su esencia. Los conceptos que adquiere son su
premio, no su esencia.
25) A partir de esto llegamos a la solución
completa de la quinta pregunta: puesto que el cuerpo es así de
corrupto, el alma no puede vivir en él luego de que se pudre en la
tierra, ¿Por qué retorna en el renacimiento de los muertos? Y
también la pregunta acerca de las palabras de nuestros sabios: “Los
muertos están destinados a ser revividos con sus defectos, para que
no sean confundidos con otros”.
Claramente se entenderá esto a partir del
pensamiento de la creación en sí misma, es decir, de la primera
situación. Debido a que el pensamiento fue creado para satisfacer a
Sus criaturas, este pensamiento necesita que Él haya creado una
voluntad exageradamente abrumadora para recibir la gran recompensa
en el pensamiento de la creación. Ya que “el gran gozo y la gran
voluntad de recibir van mano a mano”. Y hemos establecido ahí, que
esta exagerada voluntad de recibir es la sustancia completamente
renovada que Él ha creado, pues Él no necesita nada más con el fin
de llevar a cabo el pensamiento de la creación. Esta es la
naturaleza del trabajador perfecto, Él no ejecuta nada que sea
innecesario, como el poema dice: “de todo tu trabajo ni una cosa fue
olvidada, tú no restaste nada ni sumaste nada”.
También hemos dicho que este exagerado deseo de
recibir, ha sido removido completamente del sistema sagrado y fue
dado al sistema de los mundos impuros, a partir del cual se
extienden los cuerpos de este mundo y sus vidas. Hasta que un hombre
alcanza los trece años de edad, y atraviesa el trabajo de la Torá y
Mitzvot empezando a lograr un alma sagrada, llega el momento en el
cual es nutrido por el sistema de los mundos sagrados, en la
intensidad del tamaño del alma sagrada que ha alcanzado.
También hemos mencionado que durante los seis
mil años dados a nosotros para el trabajo en la Torá y Mitzvot,
ninguna corrección llega al cuerpo, es decir, a su deseo exagerado
de recibir. Todas las correcciones que vienen a través de nuestro
trabajo le incumben sólo a Nefesh, por las que sube los grados de
santidad, representando el realce del deseo de otorgar que se
extiende con el alma.
Por esa razón, el cuerpo está obligado a morir,
ser enterrado y podrirse, ya que no ha sido corregido en ninguna
forma. Pero además, el cuerpo no puede permanecer en el camino, pues
si él tuviera que abolir el exagerado deseo de recibir, Dios no lo
permita, el pensamiento de la creación no podría ser llevado a cabo.
Significa que todos los grandes placeres que Él piensa para entregar
a las criaturas son recibidos, pues “la gran voluntad de recibir y
el gran placer van mano a mano”. Y en la intensidad que su voluntad
disminuye, así disminuye el gozo y el placer a partir de la
recepción.
26) Ya hemos establecido que la primera
situación necesita de la tercera situación para materializarse
completamente como ocurre en el pensamiento de la creación, no
omitiendo ni una cosa. Por consiguiente, la primera situación
necesita el renacimiento de los muertos. Esto significa que su
excesiva voluntad de recibir, el cual ya ha sido erradicado y
corrompido en la segunda situación, debe ahora ser revivido en toda
su exagerada medida, sin ninguna restricción cualquiera sea, es
decir, con todos sus defectos.
Luego empieza el trabajo de nuevo, con el fin
de convertir esa excesiva voluntad de recibir en otorgamiento. Y
entonces tendremos nuestra ganancia duplicada, de modo que tenemos
un lugar en el cual recibimos todos los gozos y placeres y la
dulzura en el pensamiento de la creación, puesto que ya tenemos el
cuerpo con su excesiva voluntad de recibir, el cual va mano a mano
con estos placeres.
Tomando en cuenta que nuestra recepción, de esa
manera sólo se producirá con el fin de satisfacer a nuestro Creador,
será considerada como completo otorgamiento. Eso nos traerá a la
equivalencia de forma, lo cual es adhesión, es decir, nuestra forma
en la tercera situación. Así vemos que la primera situación necesita
del renacimiento de los muertos.
27) Además no puede haber un renacimiento de
los muertos, sino sólo cerca al Final de la Corrección, que está
hacia el fin de la segunda situación. Una vez que estemos de acuerdo
con la negación de nuestra excesiva voluntad de recibir, aceptando
sólo la voluntad de otorgar, y una vez que hayamos sido dotados con
todos los grados maravillosos del alma, llamados Nefesh, Ruaj,
Neshamá, Jayá, Yejidá, a través de nuestro trabajo en la negación
de esa voluntad de recibir, entonces habremos llegado a la
perfección más grande; hasta que el cuerpo sea revivido con toda su
excesivo voluntad de recibir y no seamos por mucho tiempo dañados
por él y separados de la santidad.
Al contrario, nos sobreponemos a él y le damos
la forma de otorgamiento. Esto ocurre con cada atributo corrupto que
queremos remover. Primero debemos removerlos completamente hasta que
nada queda. Luego podemos recibirlos nuevamente y conducirlos a
través de la línea media. Y en tanto no lo hayamos removido
completamente, es imposible conducirlos hacia la línea media
deseada.
28) Nuestros sabios dijeron: “Los muertos están
destinados a ser revividos con sus defectos y luego ser curados”.
Significa que en el inicio el mismo cuerpo es revivido, lo cual es
la excesiva voluntad de recibir, sin ninguna restricción, tal como
creció, bajo la alimentación de los mundos impuros antes que la Torá
y Mitzvot lo hayan corregido de alguna manera.
Nos embarcamos en un nuevo tipo de trabajo –
insertar todo esa exagerada voluntad de recibir en la forma de
otorgamiento. Luego es curada, porque logra equivalencia de forma.
Se nos ha dicho que la razón es la que “nadie puede decir que es
otra”. Significa que no puede ser dicho que está en una forma
diferente de la que tuvo en el pensamiento de la creación, puesto
que ahí radica esa excesiva voluntad de captar, orientada a recibir
toda la recompensa en el pensamiento de la creación.
En el intermedio se entrega a las cáscaras para
la purificación. Pero al final, no debe haber un cuerpo diferente,
ya que si fuese disminuido de alguna manera, sería considerado
completamente diferente e indigno de recibir toda la recompensa en
el pensamiento de la creación, tal como lo recibió en la primera
situación.
29) Ahora podemos resolver la segunda pregunta:
¿Cuál es nuestro papel en la larga cadena de la realidad en que
somos sólo pequeños eslabones, durante el corto tiempo de nuestras
vidas?. Tenga en mente que nuestro trabajo a lo largo de los setenta
años de nuestros días es dividido en cuatro: 1era. división: Es
lograr el excesivo deseo de recibir sin restricciones, en su entera
forma corrupta debajo de las manos de los cuatro mundos impuros de
ABYA. Pues si nosotros no tenemos esa voluntad corrupta de recibir,
no podemos corregirla, pues “uno no puede corregir lo que no está en
él”.
De esta manera, la voluntad de recibir que es
dada en el nacimiento no es suficiente, pero debe ser una cuna de
las cáscaras impuras, por no menos de trece años. Esto significa que
las cáscaras deben dominarlo y darle sus luces, para que las luces
incrementen su voluntad de recibir. Esto es porque los rellenos que
las cáscaras suministran a la voluntad de recibir sólo aumentan el
deseo de la voluntad de recibir.
Por ejemplo, cuando
un niño nace, tiene deseo por las cosas más pequeñas y nada más. Sin
embargo, cuando el Lado Maligno colma su medida, inmediatamente
crece y él quiere el doble. Luego, cuando el Lado Maligno le da la
doble cantidad, él instantáneamente quiere cuadriplicar la cantidad.
Y si no lo vence a través de la Torá y Mitzvot y lo convierte en
otorgamiento, se incrementa a lo largo de toda su vida, hasta que
muere sin lograr la mitad de sus deseos. Se considerado que está de
la mano del Lado Maligno y las cáscaras, cuyo papel es el de
expandir e incrementar su voluntad de recibir y hacerlo exagerado,
sin restricciones de ningún tipo. De modo que se provee de todo el
material que necesita para trabajar y reparar. |