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Décimo Tercera Plática

Equivalencia de forma

Introducción a El Libro del Zohar: “Encontramos que la ley de oposición de forma opera en la espiritualidad. De acuerdo a esta ley, las almas cuyas propiedades difieren a las del Creador, se separan de Él de la misma manera que en el mundo corporal lo hacen dos objetos, al ser cortados por un hacha. Y la distancia entre ellas es proporcional a la oposición de forma”.

Si yo pudiera comparar todos los deseos, todas las cualidades y atributos internos de mi alma con los atributos y deseos de otra alma, conocería la distancia exacta que las separa debido a la diferencia de su forma o la que las une por la equivalencia de su forma. Así es que, si queremos construir un gran Kli colectivo en el grupo, donde el Creador pueda revelarse, tenemos que unir todos los pensamientos, deseos, y aspiraciones de los miembros del grupo, y hacerlos trabajar por una meta común: la revelación del Creador y la adhesión a El. Sólo entonces las almas, distanciadas entre ellas por la diferencia de su forma, van a poder unirse en una sola alma igual en su forma.

“Por tanto entiéndase que el deseo de recibir placer instilado por el Creador en las almas, como lo discutimos con anterioridad, está totalmente ausente en el Creador, si no, ¿de quién iba Él a recibir? Y esta diferencia de forma adquirida por las almas actúa separándolas de la esencia del Creador (muy parecido al hacha que secciona roca de la montaña), de tal forma que salen de la unicidad del Creador como criaturas separadas. Sin embargo, lo que alcanzan las almas de la luz del Creador, emanó de Él como algo que ya existía antes”.

Y en verdad el alma no es sino la Luz del Creador. Difiere sólo en el nuevo atributo adquirido del Creador: el deseo de recibir. Cuando ya no se halla distanciada del Creador por el deseo de recibir, el alma se adhiere al Creador otra vez en perfección y eternidad.

“Así pues resulta que en lo que se refiere a la luz que reciben en su vasija (que es el deseo de recibir), no hay diferencia entre ellas y Su esencia. Esto es porque ellas reciben existencia de la existencia, directamente de Su esencia, y la diferencia entre las almas y Su esencia es solamente ese Kli –el deseo de recibir, donde la luz del Creador penetró, que es lo que separa al alma del Creador por la diferencia de forma, como la ‘parte’ es separada del ‘todo’, como la piedra que se seccionó de la montaña. Y escudriñen esto meticulosamente, ya que es imposible extenderse más en tan sublime tema.”

Estamos hablando de asuntos sublimes. Si una persona comprende, siente y percibe estas cuestiones internamente, la sensación puede servirle como medio de progreso espiritual a lo largo de de todo su camino. Simplemente entendiendo que el deseo de recibir para uno mismo (egoísmo) es el único mal que separa al hombre del Creador, se puede alcanzar la Corrección Final. No somos capaces de anular el deseo de recibir; sin embargo, lo que sí se puede hacer es no usarlo, sino corregirlo, como si no existiera. Sucede cuando Maljut se eleva a Biná: Maljut empieza a parecerse a Biná, como si se convirtiera en “Hafetz Hesed”; Maljut no tiene deseos. Pero esto es sólo parte de la corrección. Utilizando el deseo de recibir, podemos lograr más: podemos cambiar la intención de “recibir” a “otorgar”. Entonces, al recibir la luz del Creador, le damos nuestro placer a Él, volviéndonos como el Creador, Keter, ya que si Él hubiera querido que permaneciéramos en el nivel de Biná, no nos hubiera creado. Su Meta en la Creación fue que alcanzáramos el nivel del Creador.

TES (Talmud Eser Sefirot), Parte 1,” Reflexión Interior”: “Primero, tienen que saber que al abordar asuntos espirituales que no se ocupan de tiempo, espacio y movimiento, más aún cuando se trata sobre la Divinidad, no tenemos las palabras para expresarnos y reflexionar. Todo nuestro vocabulario se toma de sensaciones de sentidos imaginarios. ¿Así es que, cómo nos pueden ayudar donde el sentido y la imaginación no reinan? Por ejemplo, si examinamos la más sutil de las palabras, a saber, Ohrot (Luces), se parece de alguna forma y se apropia de la luz del sol, o de una luz emocional de satisfacción. ¿Entonces, cómo pueden ser utilizadas para expresar cuestiones divinas? Ciertamente fallarían en dar al lector algo verdadero. Es todavía más cierto en un lugar donde estas palabras deberían desvelar las negociaciones de la sabiduría en la imprenta, como se hace en cualquier investigación de sabiduría. Si fallamos aunque sea en una sola palabra inadecuada, el lector se sentirá desorientado de inmediato y no va a encontrar ni pies ni cabeza en todo este asunto”.

“Por esa razón, los sabios de la Cabalá han escogido un lenguaje especial, al que podemos llamar “el lenguaje de las ramas”. No hay esencia o conducta en este mundo que no empiece en su Shoresh en el Mundo Superior. Es más, el principio de todo ser en este mundo empieza en el Mundo Superior y después desciende hasta este mundo. Así, los sabios encontraron un lenguaje adecuado, sin problema, con el cual pudieron entre ellos transmitir sus logros de boca en boca y en escritos de generación en generación. Han tomado los nombres de las ramas de este mundo, donde cada nombre se explica por sí solo, para referirse a su Shoresh Superior en el sistema de los Mundos Superiores”.

Todo lo que pienso, lo que me sucede fuera y dentro de mí, todo lo que quiero, todo viene a mí desde Arriba. Nada, desde lo más pequeño hasta lo más grande, nace sin su conexión con la parte espiritual. Pero ¿en dónde se encuentra el hombre? No existe. Los sabios tomaron los nombres de las ramas de nuestro mundo y adjudicaron estos nombres a las raíces espirituales, siguiendo la cadena que conecta raíces con ramas. Todos los libros sobre Cabalá están escritos de esta manera. Aunque en ellos está escrito y se habla sobre personas, animales, desiertos, moradas, guerras, etc., en apariencia igual a lo que acontece en nuestro mundo, ni una sola palabra en estos libros habla de nuestro mundo. Todo se refiere únicamente a las raíces espirituales en el Mundo Superior y a cualquier cosa que suceda con sus raíces espirituales ahí. Así es que se les llama “libros sagrados”. Si encontramos el significado de las raíces espirituales de estas palabras, nos sorprenderemos al leer estos libros ya que hacen referencia a nociones completamente diferentes a las de nuestro mundo. Cada línea nos servirá como guía a los grados de los mundos espirituales hasta el final de la corrección. Cada raíz espiritual tiene que manifestarse en una forma física de nuestro mundo por lo menos una vez.

Ya hemos hablado que el Creador creó el deseo de recibir placer y lo instiló dentro de las almas. Esto es como una cortina de humo que nos esconde la verdadera imagen de la existencia, llenando todo nuestro cuerpo, corazón y mente. No percibimos al Creador, ni siquiera sabemos si existe. Si disipamos esta cortina de humo de la vista y todo nuestro cuerpo, empezaremos a sentir otra vez al Creador; vamos a pasar de ser una “parte” a ser un “todo”. ¿Cómo podemos lograrlo? Nuestros sabios nos proporcionaron una oportunidad única para atraer Ohr Makif (la Luz Circundante) a través del estudio de la Cabalá, y así corregir gradualmente nuestros deseos –Kelim. Conforme los corregimos, alcanzamos al Creador, esto es, nos adherimos a Él a través de atributos corregidos.

Una persona entra en el mundo espiritual gradualmente. Cada grado que alcanza incluye dos lados: la línea derecha (propiedades del Creador) y, opuesta, la línea izquierda, (propiedades de la Creación). Y entre más la persona sea capaz de oponer resistencia a la línea izquierda, transformándola en la línea derecha, ella domina el grado espiritual y se eleva al siguiente.

Si el día de hoy pudiéramos darnos cuenta cuan bajo es nuestro estado, y cuan opuestos son nuestros atributos a los del Creador, entraríamos en un estado tan terrible que no seríamos capaces de levantar siquiera un dedo. Algunas veces estamos deprimidos, sin embargo, esto no es comparable con la experiencia de encontrarnos en un estado así. Para evitar la posibilidad de inducir esta experiencia, los cabalistas no pueden revelar a la persona todo el contenido de repente, sino más bien gradualmente, de cuando en cuando. Es imposible estar alegres todo el tiempo y con frecuencia tenemos descensos espirituales. Debemos continuar hasta que llegue la misericordia desde Arriba o buscar ayuda del grupo y el estudio. No obstante, a lo largo del camino uno siente cuan opuesto es al Creador. Y sólo cuando alcanza el último grado todo el mal se convierte en bien.

Todas las almas tuvieron su origen en el alma de Adam. Algunas almas son más egoístas, otras, menos. Después del fin de la corrección todo esto será irrelevante, ya que todas recibirán por igual. Pero mientras las almas estén separadas y reencarnen en este mundo, son diferentes. Las almas más puras alcanzan el fin de la corrección antes que otras que son más egoístas. Estas almas también inician sus estudios de Cabalá y llegan a ser cabalistas más pronto que otras. Este fue el caso de todos los cabalistas en todas las generaciones hasta la llegada del Arí. Como él mismo escribió, vino a este mundo para poder dar a la gente la oportunidad de estudiar Cabalá sin importar sexo, edad y otras características. A partir de la época del Arí, la humanidad entró en un nuevo período en donde el fin de la corrección no va a ser alcanzado por los individuos, sino por las masas. Es esta situación la que trae un mayor interés por la Cabalá: la gente experimenta un vacío interior y recibe desde Arriba -una llamada del Creador- el impulso de estudiar la Cabalá y alcanzar la espiritualidad.

En el “Prefacio al TES”, Baal HaSulam dice que quiere derribar el muro que se erigió entre nosotros y la ciencia de la Cabalá hace más de 2000 años, haciendo nuestra vida insoportable. Si esta barrera continúa, podremos olvidarnos del Eretz Israel totalmente. Sin embargo, si el Rav le hablaba al corazón de una persona sobre su estudio, recibía como respuesta: ¿“Por qué necesito saber de ángeles celestiales y sus nombres?” En general, la gente creía que antes de empezar a estudiar Cabalá, se debía dominar Guemará completamente. Más aún, hay algunos que aseguran que no todos deberían involucrase en estudiar la Cabalá. Baal HaSulam nos aconseja no atender todos estos argumentos y razonamientos que nos desaconsejan estudiar la ciencia de la verdad. Aquellos que no tengan deseos de estudiar Cabalá pueden permanecer en el estado parecido al animal. El resto deberían únicamente preguntarse a sí mismos: “¿Cuál es el significado de mi vida?” Mucha gente pasa por la existencia sin obtener respuesta a esta pregunta. Y si realmente quieren encontrar una contestación, si este interrogante no les deja descansar, deberían estudiar Cabalá.

¿Por qué estoy hablando sobre esto? Es imposible explicar a un principiante lo que es la espiritualidad ya que no tiene los deseos corregidos. Pero si uno se siente mal y nada lo satisface, ya está listo para estudiar la Cabalá.

Todos nosotros existimos en un estado que llamamos “doble ocultación” o “restricción dentro de lo oculto”. Su característica es que no vemos al Creador, ni siquiera Su espalda; está oculto de nosotros y es el mismo Creador quien nos hace sentir mal. Decimos que el Creador nos ha abandonado, que Él no hace nada, y que todo el sufrimiento que soportamos llega de la naturaleza por nuestro destino. Y nos decimos que deberíamos vivir como lo hacemos. Cuantas más obras buenas realiza el individuo peor es su situación. Cuando hace algo malo, prospera. Todas las personas buenas están enfermas, puras y ansiosas, mientras los malvados se ven saludables y contentos.

“Ocultación sencilla” es cuando la persona ve al Creador desde la espalda y comprende que todos los sufrimientos vienen de Él, ya sea por transgresiones que ha cometido, o que más tarde va a recibir una recompensa por el sufrimiento que ha soportado. No gana lo suficiente y tiene deudas; pasa por interminables problemas y sufre de enfermedad. Todo lo que planea no se materializa. No siente alegría en su vida.

Vemos como aún un leve ocultamiento de la luz del Creador cambia nuestra vida entera empeorándola. El estado externo permanece igual, pero lo vemos ya sea muy malo, o no tan malo. En realidad, todas estas sensaciones son sólo imaginarias, como en un sueño. De pronto, este estado puede pasar a uno totalmente opuesto. Mientras que nada ha cambiado realmente, ni el salario, ni el trabajo, ni la salud. Sin embargo, internamente todo se transforma en bueno. Es inexplicable, la persona simplemente fortalece su fe en que el Creador rige sobre la creación.

En el siguiente estado, “revelación del rostro del Creador”, ve que lo que recibe del Creador es en su mayoría bueno. Vive en armonía interior y satisfacción, gana bien, no enferma, y es respetado por los demás. Y si carece de algo, reza y recibe una respuesta inmediata. Ni una sola plegaria es hecha en vano o permanece sin respuesta. Esto es lo que la persona siente. Sólo la sensación interior ha cambiado. Así de dependientes somos incluso al más insignificante cambio de luz, mostrando nuestra realidad como una sensación completamente diferente. Todos los conocidos nos parecen ahora prósperos, felices y despreocupados: son listos y controlan la situación. Nos sentimos contentos de ser sus amigos, estar cerca de ellos, aunque antes no tolerábamos su cercanía.

Le parece a la persona que todo aquel que no sigue el camino de la Torá está muy abrumado por la vida, por las deudas, un salario insuficiente y la enfermedad. No goza de un solo momento de felicidad; está amargado y odia todo lo que le rodea.

¿Qué se puede decir sobre estos ejemplos? Nuestros sentimientos y sensaciones dependen al cien por ciento de la cantidad, pequeña o grande, de Luz que vamos a recibir desde Arriba. Si somos suficientemente afortunados y recibimos mucha luz, entonces todo a nuestro alrededor nos parece bien; si no somos tan afortunados, todo parece negro. Por consiguiente, tenemos que aspirar a la revelación del rostro del Creador y desearlo apasionadamente. Nuestras sensaciones más plenas están ligadas al logro de alcanzar al Creador; todo nuestro sufrimiento, a la ausencia de luz. Uno no puede sufrir cuando el Rostro del Creador se revela. El Rostro del Creador es felicidad, perfección y alegría. En el estado “cara a cara con el Creador” la persona recibe de inmediato lo que desea. De otra manera, no se le puede llamar “cara a cara”. Por el contrario, cuando una persona está “espalada con espalda” en relación al Creador, no se le cumple un solo deseo, únicamente tiene estados no deseados, como si fuera a propósito.

El Creador no cambia su actitud hacia nosotros. Sólo nosotros mismos podemos percibirle y nuestra postura en relación a Él, la diferencia depende de nuestro propio estado. Pero de parte del Creador, constantemente nadamos en un mar de luz. Todo el mal que descubro es un indicativo que tengo que corregirlo, sin importar lo que reciba desde Arriba.

 

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