Existen cinco mundos entre el Creador y nuestro
mundo. Estos se llaman: Adam Kadmon, Atzilut, Beriá, Yetzirá y
Assiyá. Abajo del mundo de Assiyá existe el Majsom,
y nuestro mundo se encuentra debajo de este. Nuestra meta, mientras
aún nos encontramos en nuestro mundo, es que el alma alcance el
nivel del mundo del Ein Sof, es decir, alcanzar la completa
unificación con el Creador. Esto es, que ahora cuando nuestra alma
está envestida en el cuerpo de este mundo, podamos cambiar los
atributos de egoísmo por los atributos del Creador en cada nivel
espiritual, hasta que todo nuestro egoísmo sea reemplazado por el
altruismo. Cuando esto ocurra, los atributos de nuestra alma se
volverán completamente equivalentes a los atributos del Creador.
En nuestro mundo, los siguientes atributos egoístas
son propagados: “recibir por el bien de recibir” y “otorgar por el
bien de recibir”. Los mundos espirituales están construidos con el
siguiente atributo: “otorgar por el bien de otorgar” o “recibir por
el bien de otorgar”. La primera tarea de una persona que quiere
entrar al “mundo por venir” es restringir el uso de sus deseos, o
cumplir Tzimtzum Alef. Esto significa dejar de trabajar con
el egoísmo o con los deseos egoístas.
No somos capaces de cambiar nuestro “deseo de
recibir” debido a que este es el único objeto que fue creado por el
Creador. No obstante, es posible y también necesario, cambiar la
intención en el deseo, desde la intención de “recibir por nuestro
propio bien” a la intención de “recibir por el bien del Creador”.
Por lo tanto, podemos ver que la acción no cambia exteriormente; en
su lugar, es sólo la intención la que cambia.
Por lo tanto, la metodología de cambiar la intención
(algo que nadie puede ver y que está oculta de todos) es llamada
la Ciencia Secreta
de
la Cabalá. Esta
es la metodología de cómo recibir al cambiar la intención. El asunto
importante es, en qué estoy pensando cuando cumplo cualquier acción
dada, y hacia qué meta me estoy dirigiendo cuando actúo. Todos los
niveles son grados de corrección gradual de la intención del alma,
desde el recibir para nuestro propio bien hasta el recibir por el
bien del Creador.
Los cinco mundos son niveles del deseo de recibir,
empezando por el deseo más débil (Keter) y terminando con el
más fuerte (Maljut). Ellos están construidos empezando desde
la parte más alta (El Creador) y descendiendo hacia la creación. A
medida que la luz parte desde el Creador y pasa por los mundos, esta
se vuelve más débil y por lo tanto más adecuada para ser percibida
por los deseos altruistas más débiles. Cuando el alma recibe la luz
de la corrección desde arriba, esta empieza a cambiar la intención,
desde “por su propio bien” hasta la de “recibir por el bien del
Creador” o “para otorgar”.
El alma alcanza la línea del Majsom sólo si
esta cumple el Tzimtzum Alef en todos los deseos que percibe
en ese estado, esto es, cuando se rehúsa totalmente a trabajar con
el egoísmo. No obstante, esta no es aún capaz de recibir nada por el
bien del Creador.
Cuando el alma corrige su intención hacia otorgar en
el nivel de Keter, entra en el mundo de Assiyá,
localizado arriba del Majsom. Esto es, cuando esta es capaz
de actuar en contra del más débil egoísmo posible, al no recibir
nada y anularse a sí misma en la luz del Superior. Si el alma es
capaz de actuar en contra de su egoísmo en la luz de Jojmá,
asciende al nivel del mundo de Yetzirá.
El alma continúa este camino al incrementar su
habilidad de trabajar cada vez en contra de mayores fuerzas
egoístas, ascendiendo al siguiente nivel espiritual (mayor), hasta
que alcanza el mundo del Ein Sof. El alma adquiere su
escencia como una sustancia espiritual sólo después de cruzar el
Majsom y ascender más alto.
En el mundo espiritual una persona trata con deseos
desnudos puros los cuales no están envestidos en las variadas
apariencias de nuestro mundo. Un cabalista que está en lo
espiritual, deja de investigar nuestro mundo porque lo percibe
correctamente como el resultado natural de la rama que viene desde
la raíz espiritual. Para él, es más interesante ver la causa, o la
raíz principal, en lugar de la consecuencia, la cual está localizada
en un lugar incomparablemente más bajo que la raíz, desde la cual
todos los deseos y causas se originan.
Por lo tanto, una persona que asciende, cambia todos
los deseos mundanos por deseos hacia el Creador. Al principio él
quiere poseer al Creador egoístamente, justamente en la misma forma
que él previamente quería recibir todo en nuestro mundo. Como se
dice: una persona desea tanto al Creador, que esta pasión no le
permite caer dormido.
Gradualmente, una pequeña luz llamada Ohr Makif,
la cual constantemente rodea a la persona, empieza a brillar para
ella, con la ayuda de esta luz, la persona alcanza una petición
hacia lo espiritual usando un deseo mayor que todos los otros
deseos. Finalmente, con la ayuda de la misma luz, la persona pasa el
Majsom y recibe la intención de otorgar.
Sólo la luz superior del Creador es capaz de elevar a
la persona de esta forma; proveer la respuesta a todos sus esfuerzos
humanos hacia lo espiritual, para llevarla a un estado donde el
deseo por lo espiritual es tan grande que no le deja caer dormida y
suprime todos los otros deseos.
Todas las almas pasan por las mismas etapas durante
su camino, pero la asignación de cada alma en este mundo es
diferente. También es diferente la velocidad con la cual las
diferentes almas pasan por el mismo camino.
En cada pensamiento, en cada deseo y en cada momento,
en nuestro mundo a la persona se le da una sola meta, sin importar
quién sea ella: ascender y llegar cerca de lo espiritual. No
obstante la mayoría de la gente progresa por esto en una forma
natural en los niveles inconscientes de lo humano, animal,
vegetativo e inanimado.
Todo está predeterminado y pre-programado por la meta
de la creación. La libre elección de la persona consiste en si está
o no de acuerdo con todo lo que le pase o si empieza a entender la
meta hacia la cual todo está siendo dirigido, y si ella misma quiere
ser una participante activa en todos los eventos que le suceden.
Todos los pensamientos y deseos en el mundo del
Ein Sof ocurren en la persona. No obstante, la persona sólo
“recoge” los pensamientos correspondientes a su nivel. En el nivel
actual, la persona es capaz de no pensar acerca de nuevos
descubrimientos. No obstante, cuando ella incrementa el nivel de su
conocimiento y sus conceptos, gradualmente empieza a soñar en algo
complejo. Esto significa que está supuesta a percibir y sentir un
reino más complejo de percepción.
El reino de la actividad de la persona está
construido de esta forma, o su marco de percepción del mundo en el
cual ella vive. Si la persona se desarrolla más, pensamientos más
profundos aún aparecen en ella con una conexión diferente entre las
cosas. Todo depende del nivel de desarrollo de la persona, porque
esto determina sus límites de percepción o la parte del mundo del
infinito que la persona percibe.
No hay otra forma de desarrollar el deseo por lo
espiritual, evocar el Ohr Makif, para tomar parte personal en el
cumplimiento de la meta de la creación, y acortar el camino natural
para alcanzar esta meta aparte de estudiar en un grupo bajo la
dirección de un maestro. Sólo la luz que empieza a brillar puede
ayudar a cambiar las propiedades egoístas (las cuales son los
obstáculos en el camino espiritual) a propiedades altruistas.
El Ohr Makif cambia nuestro deseo de recibir
por el deseo de otorgar y esto nos lleva a cruzar el Majsom.
Decimos que no queremos nada del mundo material y que
sólo queremos lo espiritual.
Si supiéramos que pasar el Majsom significa
cambiar la intención con respecto a qué y en quién pensamos, nos
alejaríamos rápidamente.
Para continuar, ahora entramos en el territorio
arriba del Majsom donde encontramos un océano de luz. Esta es
la luz del Creador, la cual brilla sobre nosotros al grado de que
nuestra exaltación por el Creador es más grande que nuestro deseo
egoísta. Esto nos da la oportunidad de adquirir gradualmente la
propiedad de la luz misma o el otorgar.
La cosa más importante es cruzar el Majsom. Un
alma que ha recibido la luz, conoce el camino completo después de
pasar este, porque la luz le enseña. Ahí existe ya, un mapa revelado
y la instrucción para cada paso subsiguiente y para cada acción.
Esas son las instrucciones que los cabalistas han descrito para
nosotros en sus libros.
Cada mal pensamiento es opuesto a los buenos del
Creador, pero, ¿Cómo podríamos cambiar un mal pensamiento por uno
bueno? Primero, tenemos que entender que el pensamiento es malo;
comprender su maldad para entonces llegar a la decisión de
corregirlo. Podemos ver este mal bajo la luz del Creador o bajo su
grandeza. No obstante, si la luz no brilla para la persona, entonces
esta está ciega y existe en la oscuridad, abajo del Majsom,
donde la luz no penetra. La persona existe en este mundo y cree que
todos sus pensamientos son buenos.
Cuando la persona se vuelve iluminada por la luz del
Superior o la luz circundante llamada “Ohr Makif”, empieza a
ver su propia escencia. Esto es llamado “la comprensión del mal”.
Sin esta iluminación de la luz, la persona trata de justificarse a
sí misma y permanece correcta ante sus propios ojos. No obstante, el
reconocimiento de su propio ego bajo la iluminación de la luz,
empuja a la persona a tornar hacia el Creador por ayuda. Más aún,
gracias a la iluminación, la persona ya ve la fuente de la
iluminación y sabe precisamente hacia quién tiene que voltear su
mirada.
Si la plegaria de la persona es genuina, el Creador
altera su naturaleza. No obstante, el deseo de recibir no cambia; la
única cosa que cambia es la intención de “recibir para su propio
bien” a “recibir por el Creador”, la cual corresponde a
otorgamiento. Así es como el cambio gradual de los atributos del
Creador tienen lugar en cada uno de los 125 niveles.
Cada nivel incluye diferentes procesos:
-
la comprensión del mal: qué tan mal, con
referencia al Creador, se encuentra uno en la línea izquierda;
-
qué ayuda debe uno recibir del Creador
desde su línea derecha;
-
la combinación de la línea derecha y de la
izquierda: qué tanto puede uno recibir de la línea derecha, esto
es, para pasar a la línea central.
Como resultado de estas acciones, otra parte del
deseo de la persona se vuelve equivalente al Creador, permitiéndole
pasar al siguiente nivel. Esto continúa en cada nivel, hasta que
todos los atributos de la persona se vuelven iguales a los atributos
del Creador.
Los deseos de la persona determinan su acción. ¡Es
imposible cumplir acciones sin deseos! Por ejemplo, mañana por la
mañana tengo que despertarme temprano, por lo tanto me voy a dormir
temprano hoy. ¿Hago esto en contra de mi deseo? ¡No!, nadie en este
mundo es capaz de cumplir acciones sin el deseo y sin llenar este
deseo con placer. El deseo es la energía o la fuerza motora que da a
la persona la oportunidad de hacer algo.
Algunas veces nos parece que estamos haciendo algo en
contra de nuestro deseo. Pero no hay tal caso. Simplemente cumplimos
un cálculo, que sería el ver dónde es beneficioso hacer algo, aún si
esto es opuesto al deseo. Si es benéfico para la persona, ella
llevará a cabo diferentes acciones no placenteras y no deseables.
Al elegir, la persona es capaz de acercarse a otro
deseo, crearlo y alcanzarlo. Nadie de nosotros sería capaz de mover
un sólo dedo sin recibir la fuerza motora para este deseo o para
acercarse a otro más.
Una persona que hace algo bueno por otra persona
piensa que ello es real y que verdaderamente cumple esta acción
desinteresadamente. No obstante, si ella entrara en la total
profundidad de sus pensamientos, vería que todo lo hace por una sola
meta: hacer algo bueno solamente para sí misma y todo lo demás es su
propia mentira.
Si en adición, la persona estudia Cabalá, ella es
capaz de ver cómo trabaja todo esto; donde cada uno es un egoísta
absoluto y no piensa en nadie más que en sí mismo, ni siquiera en
sus propios hijos. Simplemente, en el estado actual el sistema
completo de pensamientos está dañado, y parece imposible para la
persona hacer algo por el bien de alguien más.
Sólo es posible darle a alguien más, cuando se recibe
algo en retorno o que pueda uno beneficiarse de alguna forma. Uno no
debe avergonzarse de esta verdad. Esta es nuestra naturaleza.
Recibimos ya sea por auto gratificación o damos para beneficiarnos
de ello en alguna otra forma. No es la culpa de nadie. La única cosa
que necesitamos es aspirar a cambiar nuestros atributos por los
atributos del Creador.
La
Cabalá enseña a la gente a aceptar a la persona justo como esta fue creada.
No podemos odiar a alguien por esto o enojarnos porque veamos esos
atributos en él. No obstante, es difícil comunicarse con el mundo
externo y tener la paciencia de observar el egoísmo mezquino de
alguien que tu puedas encontrar. Sin embargo, cada persona ha sido
creada en la forma en que debió ser creada. Solamente debemos tratar
de ayudarnos los unos a los otros a cambiar los atributos que se nos
han dado por atributos altruistas.
¿Qué es el sufrimiento?; Es todo lo que se opone a
nuestro deseo. Como dice el Talmud, si una persona pone su mano en
su bolsillo y obtiene una moneda, pero si quería otra, entonces
experimenta sufrimiento. El sufrimiento es todo lo que en la vida no
corresponde a nuestro deseo. Percibimos el sufrimiento cuando
estamos de mal humor, enfermos, o cuando no queremos hacer algo.
No obstante, todo lo que pasa es por nuestro propio
bien. De una forma o de otra, todo lo que sucede, nos avanza a
alcanzar la meta de la creación. Sólo en nuestras percepciones
distorsionadas lo bueno se ve mal y lo dulce parece amargo.
En realidad, sólo es posible sentir lo que es bueno
cuando se pasa el Majsom. Ahora, no obstante, todo se percibe
como sufrimiento. Esto sucede debido a la falta de llenado de la
luz. Después de todo, la luz permanece afuera en la medida que
nuestros deseos no han recibido la intención altruista.
Mientras la persona no se acerque a lo espiritual, el
deseo de recibir es el ángel de la vida para ella. No obstante, al
estudiar
la
Cabalá y con ello atraer la luz circundante sobre sí misma, la persona
gradualmente ve qué tanto su deseo de recibir para sí misma es un
obstáculo para invertir su naturaleza egoísta en altruista. Ella ve
que este es su enemigo real para el avance, y sus deseos se vuelven
el ángel de la muerte, en lugar del ángel de la vida.
Cuando la persona llega a comprender el mal de su
egoísmo en comparación con los atributos de la luz que ha percibido,
un enorme deseo emerge para remover esas cadenas a cualquier costo.
Sin embargo, desde que uno es incapaz de hacer esto por sí mismo, en
la desesperación, llora ante el Creador por ayuda. Y entonces recibe
esta ayuda, esta es la única plegaria y es auténtica.
La persona que quiere acercarse a lo espiritual tiene
que ser como todo el resto: tiene que trabajar como todos los demás
y tiene que tener una familia e hijos. Lo importante es lo que ella
hace en las dos o tres horas en las que está libre del trabajo y las
responsabilidades en casa. ¿Pasa estas horas frente al televisor o
en un restaurante? o ¿realiza esfuerzos para alcanzar la meta
espiritual?
En cualquier caso, la persona no puede hablar acerca
de su trabajo espiritual a alguien más; ella tiene que ocultar
completamente lo que siente con relación al Creador. Esto es hecho
para no dañar el camino espiritual de otra persona. Cada persona
tiene un camino diferente. Una vez que se alcance la corrección
general, todo será revelado, debido a que no habrá lugar para
obstáculos de celos egoístas. |