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Sexta plática:

El nacimiento del alma

Una persona de nuestro mundo no tiene alma. Sin embargo, cuando empieza a desear la espiritualidad adquiere “el punto en el corazón” o un embrión de alma que demanda que la persona regrese a su raíz espiritual conforme a su naturaleza. El alma anhela al Creador y atrae a la persona junto con ella. La persona no sabe hacia dónde se dirige porque el Creador todavía esta oculto.  Sin embargo, este punto en el alma lo lleva hacia algún lado, aunque no se trate del alma verdadera todavía.

 Cuando un individuo empieza a trabajar en sí mismo, el punto en el corazón aumenta gradualmente. Va creciendo, pero aún permanece negro porque al percibir la oscuridad, la sensación de que carece de algo es más grande que antes. Cuando este punto finalmente alcanza un tamaño determinado suficiente para él,  adquiere el Masaj (pantalla) alrededor del punto, que lo orienta hacia el otorgamiento. Cuando esto sucede, la Luz penetra en este punto, y ordena todos los deseos en cinco partes, conforme a los atributos de la Luz. Estas partes son Keter, Jojmá, Biná, ZA y Maljut. Es así como una persona adquiere un alma.

 El deseo de recibir cambia del más pequeño (Keter) al más grande (Maljut). El deseo de recibir es más pequeño en Keter y Jojmá,  por eso se les llama “los deseos de otorgamiento”. A este estado en una persona se le llama “pequeño”.

 Si una persona en nuestro mundo tiene solamente deseos animales, entonces es un animal de dos piernas. El siguiente estado es cuando “el punto en el corazón” surge en una persona. No le permite descansar aunque no sepa ni siquiera lo que es. Si la persona continúa estudiando intensamente la Cabalá,  llega al tercer estado, cruza el Majsom y adquiere la pantalla con Aviut de Shoresh. A este estado se le llama “Galgalta con la luz de Nefesh”, y emerge en una persona para remplazar el punto negro.

 A este estado se le conoce también como  el “feto” (Ubar). Al igual que en este mundo, no desea nada y está localizado en el útero de la madre, o en el Partzuf más elevado que cuidadosamente lo cría. Después de eso, el feto se desarrolla por nueve meses, es decir, tiene que pasar por nueve Sefirot que están localizadas dentro de la Sefirá Maljut, de Nefesh de-Nefesh (Keter de-Maljut) hasta  Yehidá de-Nefesh (Maljut de-Maljut).

 Cuando alcanza el último punto, ya no es Ubar. Nace y adquiere Kli Jojmá con la luz de Ruaj (de Nefesh hasta Yehidá) con Aviut Alef. A este período se le llama “alimentación” (Yeniká) y tarda dos años. En este punto, el Partzuf alcanza el estado de “Katnut” (Galgalta ve-Einaim) y el Aviut Alef total. Yeniká difiere de Ubar, que no desea nada porque recibió la Luz.

 ¿Cómo recibe un bebé la leche para alimentarse? Cuando la menstruación de la madre termina, se usa su sangre para el desarrollo del feto. Durante el nacimiento, la sangre del nacimiento impura se expulsa, y puede corregirse.  Esta sangre se convierte en los deseos impuros, o los deseos que no tienen la intención de otorgamiento. Además, hay otra parte de la sangre que se transforma en leche después del nacimiento. Asciende de la Sefirot Yesod, donde está localizado en el útero,  hacia el pecho (Hazé) o la Sefirá Tifferet del Partzuf.

 Después que surgió nuestro mundo, todo lo que acontece en el Mundo Espiritual y todas las leyes espirituales se propagan a éste de forma natural. Al estudiar el proceso espiritual completo del Partzufim, su concepción, desarrollo, nacimiento, alimentación y el crecimiento hacia  la edad adulta, es posible entender precisamente lo que ocurre, y lo más importante, por qué sucede esto en nuestro mundo.

 Después de la alimentación sigue el Partzuf del crecimiento hacia la edad adulta. Este Partzuf recibe el nombre de Luz de Jojmá, o Gadlut (Mojin)  dentro del Kelim Biná AHP (Ozen, Hotem, Peh), Aviut Bet, Gimel, Dalet con la luz de Neshamá, Haya y Yehidá.

 Nadie de nosotros debe hacer algo más que evitar interferir en el trabajo del Creador en nosotros, sin importar lo que Él nos hace. Lo único que debemos hacer es no ir más allá del gobierno del Creador. Si la persona es capaz de hacer este esfuerzo, entonces se le llamará Ubar en la espiritualidad. En el estado de “Yeniká” (alimentación) una persona ya tiene la habilidad de pedir, esto es, establece un diálogo con el Creador. Después de dos años de “Yeniká” la persona necesita educación y puede ya recibir un poco de luz, Ohr Jojmá, que empieza con la luz de Neshamá.

 En el estado de “Katnut” el sistema entero de las relaciones espirituales entre el Creador y la Creación se construye de la misma manera que las relaciones entre una madre y el bebé en nuestro mundo. Todos los problemas que surgen en este último se pueden resolver desde el punto de vista del estado equivalente en el estado espiritual.

 El Creador manda intencionalmente obstáculos o problemas a una persona, para que ésta empiece a acercarse a Él haciendo esfuerzos específicos. Sin obstáculos y problemas en nuestras vidas, no tendríamos deseos y nunca seríamos capaces de avanzar.

 Si el alma de Adán no se hubiera roto,  habría permanecido como una simple alma no corregida,  y le hubiera sido muy difícil hacerlo.  La corrección consiste en conectar una parte del alma a otra parte. Solamente después de esta conexión ambas se conectan al Creador.

 El trabajo consiste en corregir las relaciones de una persona con las circunstancias, o a aquello que recibe del Creador. El resultado de este tipo de trabajo es la unidad con el Creador y la justificación de todas las acciones del Creador.

 La completa unidad entre todos debe ser alcanzada dentro en un grupo de estudiantes. La gente empieza en el más pequeño de los estados posibles y construyen límites adecuados a su egoísmo. Es decir, crean límites que son adecuados para todos aquellos que lleguen al grupo, a fin de hacer posible el acercamiento mutuo y el logro de una sola meta.

 Nadie debe sufrir por estos límites; no deberán ser una prisión o una jaula.  Todo lo contrario, los límites constantemente cambian para bien de acuerdo al estado interior de la persona que entra en ellos, y constantemente ayudan a todos a alcanzar la meta fijada. Entre más estrecha sea la conexión en el grupo, más razones habrá para que el grupo tenga conexión con el Creador.

 Cuando una persona empieza  a avanzar en lo espiritual, pierde el deseo por ello.  Para ser más preciso,  crece su egoísmo  o su deseo de recibir,  y esto no lo puede soportar. En este caso, nada se puede hacer, sino transformar una vez más el egoísmo animal en egoísmo espiritual con la ayuda del estudio y trabajo dentro del grupo.

 Una persona tiene que analizar cada pensamiento que acude a ella  y recordar que viene del Creador. Ha de estudiarlo y comprobar si se opone a la meta que aspira: ¿voy a permitir este pensamiento o iré en contra de él?

 En este caso, ¿es el Creador que me llama  atrayéndome hacia Él, o quiere que tome conciencia rechazándome? Hay una diferencia entre las dos, pero de cualquier manera, en ambos casos quiere llevarme a  Él.

 

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