Pareciera que ahora mismo tú y yo estamos sentados
aquí con el grupo, y alguien allá afuera estuviera determinando
nuestro destino. Sin embargo, no es así. Es cierto que no decidimos
nada. Si podemos entender esto ahora y estamos dispuestos a sufrir
para llegar al siguiente ascenso, quiere decir que nos hemos
distanciado un poco del estado animal y estamos preparados para el
espiritual. En este caso, lo recibiremos. Sin embargo, si no estamos
listos todavía, no vendrá nada desde lo Alto.
Firmemente espero que las Fuerzas Superiores nos
protejan. Nunca sabemos cómo dar el siguiente paso. No sabemos lo
que es el alma, lo que es el Creador, cuál es nuestra meta final, ni
qué dirección tomar. Lo mismo se aplica a nuestras vidas. No
sabemos cómo actuar ni lo que pasará mañana, sin importar cuánto nos
esforcemos por dar seguridad a nuestra vida.
Una persona debe percibir todos los obstáculos que se
le presentan como una señal del siguiente paso. Tenemos que saber
cómo actuar en cada caso en particular y cómo deshacernos de las
dificultades en el estado presente. Si una persona trabaja en esta
dirección, se está preparando para el próximo estado. Todas las
cosas malas con las que nos topemos en nuestro camino, todos los
sufrimientos y desgracias que padezcamos y que logremos percibir
como parte integral de ascenso, nos preparan para el bien.
El camino del progreso tiene dos componentes: el lado
izquierdo y el lado derecho. El lado izquierdo son los deseos (Kelim)
del siguiente nivel. Se manifiesta como obstáculos diversos,
problemas y dificultades a los que nos tenemos que sobreponer y
soportar a pesar de todo. Esto también constituye un paso hacia
adelante, pero del lado contrario. El Creador nos envía estos
estados para que podamos avanzar con su ayuda.
Si la persona percibe absolutamente todo lo que le
pasa como bueno, establece de inmediato una conexión con el Creador.
La persona mantiene esta conexión mientras continúe recibiendo todas
las dificultades que le llegan como una oportunidad para avanzar y
para justificar todo, no importa lo difícil que sea.
El Creador creó un deseo que nos permite percibir
todo lo que nos rodea como bueno o malo, de acuerdo a la
satisfacción de nuestro deseo. Si sufro, esto quiere decir que mi
deseo de recibir no se ha llenado. Más correctamente, si mi deseo no
se ha cumplido entonces sufro. Si siento placer, es porque mi deseo
de recibir está satisfecho.
¿Cómo podemos alejarnos de nuestra dependencia a la
satisfacción del deseo de recibir? ¿Cómo podemos hacer para que las
cosas funcionen de tal forma que en cualquier estado -sin importar
si nuestro deseo recibe placer o no– dejemos de sentir el vacío (o
falta de placer) como sufrimiento?
Esto es posible sólo con la ayuda de la intención o
la orientación del placer. No se puede alterar o corregir el deseo.
Es un atributo animal, es la naturaleza que fue creada por el
Creador. Si una persona no comprueba que su deseo se dirige hacia la
Meta de la Creación, y por el contrario, actúa conforme a lo que el
deseo mismo le está diciendo, entonces todavía se vincula al nivel
animal de desarrollo en lugar del nivel “humano”. Mientras una
persona satisfaga todos sus deseos sin analizar sus motivaciones o
su meta al recibir la plenitud, permanece como un animal, permanece
debajo del Majsom, en nuestro mundo.
Por otro lado, cuando una persona empieza a controlar
y a ordenar sus deseos (en beneficio de quien los está llenando, con
qué fin está recibiendo placer y por qué) y a hacerse diversas
preguntas sobre la razón de su placer, entonces empieza a ser una
persona. Entiende que hay una fuente de todos los placeres y, si
este es el caso, entonces es posible demandar de su naturaleza algo
para alcanzar la corrección. A partir de ahí, una persona toma los
deseos que fueron creados por el Creador y, con la ayuda de la
intención “por el bien del Creador”, los satisface transformándolos
en una fuente de otorgamiento.
¿Por qué necesitamos el sufrimiento corporal?
¿Desaparece en cuanto empezamos a percibir sufrimiento espiritual,
tal como la sensación de falta de amor hacia el Creador? Al final de
su vida, Baal HaSulam soportó sufrimientos severos y la gente le
preguntaba por qué no se libraba de ellos. Contestó que si las
personas supieran todos los beneficios que esto trae consigo, aún
cuando pudieran hacerlo, no huirían del sufrimiento. Nuestra alma
necesita todo lo que experimentamos para ser usado por los Kelim
y recibir la Luz…
¿Quiere decir que tenemos que pedir más enfermedades
o golpes en la cabeza, para poder recibir más Luz? No. Una persona
tiene que percibir todo como un medio de corregir los Kelim
de su alma que aún no está corregida.
Cada sufrimiento corresponde a la corrección de una
parte específica del alma. Algunas veces la corrección ocurre
gracias al estudio de la Cabalá. En otras ocasiones, cuando la gente
cuida a los ancianos o a los niños. Diversas enfermedades y
sufrimientos sirven también como corrección. Junto con el
sufrimiento recibimos otros medios para acelerar la corrección, como
pueden ser el progreso, la medicina y la ayuda mutua.
En lo espiritual, la intención es acción. Nuestros
actos solamente alteran nuestra actitud hacia las acciones del
Creador y Su gobierno. No es casualidad que al trabajo espiritual
de una persona se le llame “Avodat ha Shem” o “El trabajo del
Creador”, porque es precisamente el Creador quien hace todo el
trabajo, y nosotros sólo observamos Su trabajo y lo justificamos en
la medida en que estemos corregidos. Si nuestra actitud es
incorrecta, entonces no vemos nada. Sin embargo, si una persona es
capaz de observar lo que le está pasando, sin identificarlo con él
mismo, cruza el Majsom. En lo espiritual, el nombre “acción”
se refiere a la mera dirección de su acción.
Si una persona recibe la habilidad de ver junto con
el sufrimiento el origen del mismo, empieza a tener conexión con la
Fuente. Esta gente se vuelve religiosa, empieza a creen en el
Creador, a rezarle y a agradecerle. ¿Cómo puede ser? ¿Una persona
recibe algo malo y aún bendice a la Fuente?
Ocurre porque cuando a una persona se le revela el
Creador, recibe simultáneamente la habilidad para justificarlo. Si
estamos de acuerdo con el hecho de que el Creador existe, entonces
somos capaces de justificarlo. Los niveles de justificación del
Creador, es decir, los grados en que una persona ve los actos del
Creador como justos, se llaman “los niveles de los mundos”.
Solamente puedo acercarme al Creador en la medida en que lo
justifique. El Creador añade una percepción negativa al lado
izquierdo o al lado egoísta, pero la persona es capaz de tomar
fuerzas del lado derecho para justificar al lado izquierdo. Como
resultado, asciende a un nivel más alto.
Conforme a la naturaleza, nuestro cuerpo trabaja
espontáneamente con el principio “máximo placer con el mínimo
esfuerzo”. Este principio es percibido en todos los estratos. Sin
estar conscientes de que lo estamos haciendo, constantemente
realizamos nuestro deseo de recibir y sentimos placer. Naturalmente,
nuestra intención corresponde a nuestro deseo. No controlamos si es
bueno o malo, y no nos preguntamos por qué y para qué llevamos a
cabo todos nuestros deseos. Hacer todo lo que deseamos es la base
del egoísmo.
¿En dónde está el límite para atribuir intenciones a
mis acciones? No hay límite. Si asciendo al mundo de Ein Sof
(Infinito) voy a aplicar mi intención “para bien del Creador” hasta
en la mínima acción de este mundo. De esta forma, revelo todas las
acciones del Creador, de la más grande a la más pequeña. Una persona
descubre constantemente crecientes deseos inferiores, deseos que ni
siquiera sospechaba que tenía.
Se le hace la revelación de estos deseos porque tiene
la habilidad de aplicar la correcta intención en ellos, y así
corregir su actitud o relación con los mismos. Si carece de la
intención requerida, permanece como un animal. La presencia de la
intención sobre una parte específica de los deseos transforma esa
parte de “animal en una persona” a una de “persona en una
persona”. Cuantas más intenciones de otorgamiento adquiera el
individuo, mayor será la parte de sus deseos que se conviertan “en
persona” o “humano”.
Todos los niveles que suben desde nuestro mundo hasta
el Creador son niveles de aumento de la intención “por el bien del
Creador”. Un deseo no crece o se reduce por sí solo. Simplemente,
no todos los deseos se revelan a una persona inmediatamente. Más
bien, se van revelando en la medida en que va siendo capaz de
hacer la corrección adecuada de ellos.
El Creador sabe lo que una persona debe corregir en
el acto. Las Reshimot son reminiscencias de los estados
previos de una persona, o estados anteriores en los que el alma se
revistió en su cuerpo. Gradualmente, una por una, las Reshimot
se manifiestan o revelan a una persona, para que a partir de este
momento haga el esfuerzo de crear la intención “por el bien del
Creador” en ellos. La persona no debe pensar que necesita corregir
algo de inmediato. Más bien, debe poner atención en lo que recibe
desde Arriba.
Me pidieron que comentara sobre la primera parte de
“Introducción al Libro del Zohar”. El Libro del Zohar
contiene lo anterior, pero tratemos de añadir algunas explicaciones.
En esta introducción, quisiera aclarar asuntos que
aparentemente son sencillos. Asuntos con los que todos tropiezan, y
sobre los cuales se ha derramado mucha tinta al intentar
esclarecerlos. Aún así, no hemos logrado un conocimiento de ellos
suficiente y concreto. Y aquí están las preguntas:
1)
¿Qué es
nuestra esencia?
2)
¿Cuál
es nuestro papel en la larga cadena de la realidad de la cual somos
tan sólo pequeños eslabones?
3)
Al
examinarnos a nosotros mismos, encontramos que somos tan corruptos
y viles como es posible ser; pero cuando miramos al que nos
concibió, no podemos menos que llenarnos de alabanza. ¿No
resultaría lógico que de un trabajador perfecto resultasen solamente
obras perfectas?
Somos
creaciones y Él es el Creador. ¿Si Él es tan bueno y perfecto,
entonces cómo pudo crear criaturas tan corruptas como nosotros? ¿Si
el Creador es absolutamente perfecto, entonces cómo pudo concebir
algo malo? Después de todo el pensamiento es igual a la acción. Y
viceversa. ¿Quiere esto decir que Él es así? ¿Y qué es lo que
constantemente recibimos de Él? De ninguna manera es posible hacer
una correlación entre la bondad y los resultados manifiestos de su
creación.
4)
Nuestra mente nos dice que Él es totalmente benevolente –más allá de
toda comparación. ¿Cómo, entonces, creó tantas criaturas que sufren
y agonizan a través de sus vidas? ¿No es la naturaleza de la bondad
otorgar, o al menos no lastimar?
Según la Cabalá,
primero debe existir un Kli o deseo, y esto significa
sufrimiento. Después, debe venir la plenitud del deseo o placer.
¿Sin embargo, por qué primero hay reveses y sufrimiento, y después
placer? ¿Debemos suponer que la perfección es así?
5)
¿Cómo es posible, que del Infinito –que no tiene principio ni fin–
emanen criaturas finitas, mortales y transitorias?
Para poder aclarar estas cuestiones, necesitamos
hacer algunas investigaciones preliminares, salvo, Dios no lo
permita, dónde está prohibido, es decir, sobre Su esencia, de la
cual no tenemos concepto alguno, y de ahí que no pensemos en Él.
Pero sí donde la investigación sea requerida, es decir, en el
estudio de Sus obras, como la Torá nos dice: “Conoce al Dios de tu
padre” y como dice en el poema de la unificación, “Por tus actos te
conocemos”.
Está prohibido investigar la esencia del Creador. Más
precisamente, nuestro cerebro no es capaz de captarlo, por eso está
prohibido. En Cabalá, “prohibido” significa “inalcanzable”. ¡En
cambio, todo lo que podemos captar debemos querer captarlo! No sólo
somos capaces, sino que tenemos la obligación de investigar y
corregir todas las acciones del Creador hacia nosotros que nos son
enviadas. De igual forma, tenemos que investigar y corregir nuestra
actitud o relación con estas acciones.
Pregunta
No. 1:
¿Cómo podemos imaginar una nueva creación, es decir algo nuevo, que
no sea parte de Él?
¿Cómo podemos entender el hecho que exista algo que
no existía antes? Aprendemos que en un principio estaba el Creador.
Después, con un solo pensamiento, El creó a la Creación. ¿Qué es la
Creación? Es el deseo de recibir. El Creador es totalmente
“otorgamiento” y no tiene este deseo. El creó el deseo de recibir
de la nada. ¿Cómo se puede crear algo de la nada? ¿Cómo se pudo
crear algo que no estaba antes presente bajo ninguna forma? Por
ejemplo, el gas ya existía antes y no teníamos la capacidad de
verlo. Bajo presión, el gas se transforma en un cuerpo sólido, que
nuevamente puede convertirse en gas al calentarse. Sin embargo, la
Creación no existía antes bajo ninguna forma, ni siquiera en
pensamiento. El pensamiento surgió más adelante. ¿Cómo es posible?
Es
obvio para cualquier persona con buen entendimiento que no hay nada
que no forme parte de Él…
Si hay algo que previamente no estaba presente en el
Creador, entonces, ¿cómo es que Él es perfecto? ¿Se vio obligado a
crear algo que completara Su pensamiento? Aún la mente más primitiva
es capaz de decir que no hay nada que no sea parte del Creador.
Pregunta
No. 2:
Si desde Su aspecto de Todopoderoso, Él ciertamente puede crear
existencia de la existencia, es decir algo nuevo que no esté en Él,
entonces surge la pregunta, ¿Qué es esa realidad que se puede
concebir como que no tiene lugar en Él y es completamente nueva?
¿Qué es lo que el Creador necesita tanto, que creó de
la nada?
Pregunta
No. 3:
Trata de lo que los cabalistas han dicho, sobre que el alma de un
hombre es parte de Dios, de tal manera que no hay diferencia entre
Él y el alma, pero que Él es la “totalidad” y el alma es una
“parte”. Y lo han comparado a una roca que se ha tallado de la
montaña. No hay diferencia entre la roca y la montaña, excepto que
Él es “toda ella” y la roca es una “parte”. Así es que debemos
decirnos a nosotros mismos: una piedra tallada de la montaña se saca
de ella con un pico que se ha fabricado con ese fin, provocando la
separación de la “parte” de “la totalidad”.
¿Pero,
cómo te imaginas esto de Él, que separe una parte de su esencia, que
va a estar apartada de Él, es decir, un alma, de algo que sólo se
puede concebir como parte de Su esencia?
Pregunta
No. 4:
Ya que la carroza del Lado Maligno y las cáscaras (Klipot) se
encuentran en el otro extremo de Su Santidad, no pudiéndose concebir
nada más opuesto, ¿cómo es que se extrae y se forma de la Santidad,
y mucho menos que siga siendo sostenido?
Existen fuerzas que son completamente opuestas al
Creador en su esencia. Odian la santidad del Creador y están en
guerra con Él. ¿Cómo pudo el Creador haber creado un adversario tan
terrible? Y lo más difícil de entender es el hecho que, además, el
Creador cuida a su enemigo y su existencia, y constantemente le da
la luz de vida. Esto no puede ser comprendido por ninguna mente. Tan
eterno y perfecto, el Creador genera algo que es vil, defectuoso, y
absolutamente contrario a la perfección. ¿Quiere decir que Él lo
necesita?
Pregunta
No. 5:
El asunto de la resurrección de los muertos: debido a que el cuerpo
es tan despreciable, que en el momento del nacimiento ya está
condenado a perecer y ser enterrado. Aún más, el Zohar dijo que
antes de que el cuerpo se pudra enteramente, el alma no puede
ascender a su lugar en el Cielo, mientras haya despojos de él. Por
lo tanto, ¿por qué debe regresar y elevarse en la resurrección de
los muertos? ¿No puede el Creador deleitar a las almas sin un
cuerpo? Lo que es más desconcertante es lo que nuestros sabios
dijeron, que los muertos van a levantarse con sus defectos, para
que no se les confunda con otros, y después Él va a curar sus
faltas. ¿Debemos comprender por qué a Dios le preocupa que no se
confundan unos con otros, para poder recrearlos y después
sanarlos?
Pregunta
No. 6:
Con respecto a lo que nuestros sabios dijeron, acerca de que el
hombre es el centro de la realidad, de que los mundos superiores y
este mundo corporal, y todo lo referente a ellos, no fueron creados
sino para él, lo que obligó al hombre a creer que el mundo fue
creado para él. En apariencia es difícil comprender que para este
pequeño humano, que no capta más que un fragmento de la realidad de
este mundo, mucho menos los mundos superiores, cuya altura es
inconmensurable, se haya molestado el Creador en crear todo esto. ¿Y
también, para qué quiere el hombre todo esto?
¿Cuándo y con qué propósito una persona podría
utilizar toda esta grandeza inalcanzable? No sabemos nada de
nosotros mismos, de nuestras vidas, de lo que está alrededor
nuestro, ni de las generaciones que nos precedieron ni de las que
vendrán después de nosotros. Todo esto está oculto para nosotros y
seguimos viviendo como antes. Además, aquí se nos obliga a alcanzar,
y a conocer el universo completo que nos espera…
Para
poder entender todas estas dudas y preguntas, la solución está en
empezar mirando el final, esto es, la Meta de la Creación. Nada se
puede comprender en la mitad del proceso, sino sólo en su eclosión.
Y está claro que no hay una acción sin un propósito porque sólo un
demente actúa sin sentido. Sé que hay aquellos que llevan sobre sus
espaldas la carga de la Torá y los Mitzvot (mandamientos), diciendo
que el Creador creó la realidad y luego la abandonó; que debido a lo
despreciable de las criaturas no es apropiado que el Creador siendo
tan excelso se ocupe de nimiedades. Ciertamente, han hablado sin
conocimiento, porque no es posible comentar sobre nuestra
insignificancia y bajeza, antes que dilucidar si nos hemos creado a
nosotros mismos con toda nuestra empañada naturaleza.
Realmente
no percibimos la mano del Creador en nuestras vidas. Está oculto de
nosotros. Nos creó y aparentemente nos ha dejado a merced de nuestro
destino. Todo nuestro problema radica en el hecho que no podemos
ver el resultado del Pensamiento de la Creación hasta que corrijamos
nuestros Kelim. Es decir, hasta que reemplacemos nuestro
deseo de recibir por su contrario, el deseo de otorgamiento. |