kabbalah.info homepage
 

Lishmá es un despetar desde Arriba, y por qué necesitamos un despertar desde abajo

(Shamati 5)

 

Con el objetivo de lograr Lishmá, no está en nuestras manos entender, cómo es que no es posible para la mente humana asir cómo tal cosa puede estar en el mundo. Esto es porque sólo es permitido comprender, que si uno se compromete en la Torá y las Mitzvot, uno logrará algo. Debe haber autosatisfacción ahí, de otra forma, uno es incapaz de hacer nada.

En cambio, esto es una iluminación desde Arriba, y sólo quien lo siente puede saber y entender. Está  escrito sobre eso, “Saborea y mira que el Señor es bueno”.

Así, debemos entender porqué uno debería buscar consejo en consideración a cómo alcanzar Lishmá. Después de todo, ningún consejo ayudará, y si Dios no da la segunda naturaleza, llamada “Deseo de Otorgar”, ningún trabajo ayudará a lograr el asunto de Lishmá.

La respuesta es, como nuestros sabios  dijeron (Avot Capítulo 2), “No es para vosotros completar el trabajo, y vosotros no sois libres de estar ociosos para eso”. Esto significa que uno debe dar el despertar desde abajo, porque esto es discernido como una oración.

La oración es considerada una necesidad, y sin una necesidad no hay ningún cumplimiento. Entonces, cuando uno tiene una necesidad por Lishmá, el cumplimiento viene desde arriba, y la respuesta a la oración viene desde arriba, es decir, que uno recibe un cumplimiento para la necesidad propia. Resulta, que el trabajo es necesitado para recibir Lishmá desde el Creador sólo en la forma de una carencia y un Kli (lit. Vasija). Aún, uno nunca puede lograr el cumplimiento solo; es más bien un regalo de Dios.

Sin embargo, la oración debe ser completa, es decir, desde el fondo del corazón. Significa que uno sabe cien por ciento que no hay nadie en el mundo que puede ayudar, sino el mismo Creador.

Entonces, ¿cómo sabe uno que no hay nadie para ayudar salvo el Creador mismo? Se puede adquirir ese conocimiento precisamente si uno ha ejercido todo los poderes a su disposición y nada ayudó en absoluto. Así, se debe hacer todo lo posible en el mundo para lograr “para el Creador”. Entonces uno puede orar desde el fondo del corazón y el Creador oir nuestra oración.

Sin embargo, se debe saber, que al esforzarse para lograr Lishmá, se toma para sí querer trabajar enteramente para otorgar, completamente, es decir, sólo otorgar y no recibir nada. Sólo entonces uno empieza a ver que los órganos no comparten esta idea.

A partir de eso uno puede estar claramente consciente de que no se tiene otro consejo sino verter nuestra queja ante el Señor para que nos ayude, así el cuerpo estará de acuerdo en volverse esclavo incondicional ante el Creador, como cuando uno ve que no se puede persuadir al cuerpo en anular el ego completamente. Resulta que precisamente cuando se ve que no hay ninguna razón para esperar que el cuerpo esté de acuerdo en trabajar para el Creador por sí mismo, la plegaria de uno puede ser desde el fondo del corazón, y entonces su oración es aceptada.

Debemos saber que al lograr Lishmá, uno pone a morir la inclinación al mal. La inclinación maligna es el deseo de recibir, y adquiriendo el deseo de otorgar se cancela el deseo de recibir a partir de ser capaz de hacer algo. A esto se le considera ponerlo a morir. Porque ha sido alejado de su función, y no tiene nada más que hacer, porque no está más en uso, cuando es revocado de su función, esto es considerado ponerlo a morir.

Cuando uno contempla “Qué ganancia tiene el hombre a partir de todos sus trabajos donde sea que trabaje bajo el sol”, uno ve que no es tan difícil  esclavizarse por sí mismo a Su nombre, por dos razones:

1. De cualquier manera, es decir, de buena gana o de mala gana, uno debe esforzarse en este mundo, y ¿qué ha dejado uno de todos los esfuerzos que ha hecho?

2. Por otro lado, si uno quiere trabajar Lishmá, debe recibe placer durante el propio trabajo también, según el proverbio del Recitador de Dubna, que dijo sobre el verso “vosotros que no Me habéis preguntado, Oh Jacobo, ni te habéis gastado por Mí, Oh Israel”.

Él dijo que es como algún hombre rico que partió en tren y tenía un bolso pequeño. Él lo puso donde todos los comerciantes ponen sus equipajes y los porteros toman los equipajes y los traen al hotel donde los comerciantes se quedan. El portero había pensado que el comerciante habría tomado el bolso pequeño por sí mismo, así que tomó un paquete grande.

El comerciante quiso pagarle poco, como normalmente paga, pero el portero no quiso tomarlo. Pues dijo: “Puse en el depósito del hotel un bolso grande, me agotó y apenas pude llevar su bolso, y ¿usted quiere pagarme tan poco por él?”

La lección es que cuando uno viene y dice que uno se ha esforzado grandemente mientras guarda la Torá y las Mitzvot, el Creador dice, “vosotros que no Me habéis preguntado, Oh Jacobo”. En otros términos, no es mi equipaje el que tomaste, sino que este equipaje pertenece a otro. Puesto que dices que hiciste mucho esfuerzo en la Torá y las Mitzvot, debes haber tenido un dueño diferente para quien estabas trabajando; ve con él y él te pagará.

Éste es el significado de, “ni te habéis gastado por Mí, Oh Israel”. Esto significa que quien trabaja para el Creador no tiene trabajo, al contrario, tiene placer y espíritu eufórico.

Sin embargo, el que trabaja para otros propósitos no puede venir al Creador a quejarse de que el Creador no le da vitalidad en el trabajo, puesto que esa persona no trabajó para el Creador, para que el Señor le pague por su trabajo. En cambio, uno puede quejarse a aquellas personas por las que ha trabajado para administrarles placer y vitalidad.

Puesto que hay muchos propósitos en Lo Lishmá, uno debería exigir la meta por la cual se hubo trabajado para recibir el premio, es decir, el placer y la vitalidad. Sobre eso se dice, “Ellos que hacen a ellos estar dentro de ellos; ¡sí!, lo que cada uno confió en ellos”.

Sin embargo, según esto es perplejo. Después de todo, vemos que incluso cuando uno toma para sí mismo la carga del Reino del Cielo sin ninguna otra intención, y todavía no se siente el sustento para decir que este sustento compele a uno a tomar en sí la carga del Reino de Cielo, la razón de que uno tome en sí mismo la carga es sólo debida a la fe por encima de la razón.

En otros términos, uno lo hace por vía de la coerción, de mala gana. Así, podríamos preguntar: ¿Por qué uno siente el esfuerzo en este trabajo y el cuerpo mira cada minuto durante ese tiempo cuando puede librarse de este trabajo, como cuando uno no siente algún sustento en el trabajo? Según lo anterior, cuando uno trabaja en la humildad, y se tiene sólo el propósito de trabajar para otorgar, ¿por qué el Creador no imparte el sabor y la vitalidad en el trabajo?

La respuesta es que debemos saber que este asunto es una gran corrección. Si no fuera por esto, es decir, si la Luz y el sustento hubieran iluminado instantáneamente cuando uno empezó a tomar sobre sí la carga del Reino de Cielo, uno habría tenido el sustento en el trabajo. En otros términos, el deseo de recibir habría consentido este trabajo.

En ese estado uno estaría de acuerdo ciertamente porque se quiere saciar el deseo, es decir, que se trabajaría para el autobeneficio. Si ése hubiera sido el caso, no habría habido nunca una posibilidad real de alcanzar Lishmá (lit. por Su Nombre).

Esto es así porque uno es compelido a trabajar para el propio beneficio, puesto que el mayor placer se siente en el trabajo de Dios que en los deseos corpóreos. Así, uno habría tenido que permanecer en Lo Lishmá (lit. No por Su Nombre) porque en eso, se habría tenido satisfacción en el trabajo. Donde hay satisfacción, uno no puede hacer nada, puesto que sin beneficio, uno no puede trabajar. Resulta, que si se hubiera recibido la satisfacción en este trabajo de Lo Lishmá, uno habría tenido que permanecer en ese estado.

Habría sido similar a que las personas digan que cuando hay personas que corren al ladrón para atraparlo, el ladrón también corra y grite “agarra al ladrón”. Entonces, es imposible reconocer al ladrón real para agarrarlo y sacar lo robado de su mano.

Sin embargo, cuando el ladrón, es decir, el deseo de recibir, no siente algún sabor y sustento en el trabajo de aceptar la carga del Reino de Cielo, si en ese estado uno trabaja con la fe por encima de la razón, coercitivamente, y el cuerpo se  acostumbra a este trabajo en contra del deseo de recibir, entonces se tienen los medios para llegar a un trabajo que estará con en el propósito de contentar al Hacedor.

Esto es porque el requisito primario de una persona es llegar a Dvekut (lit. Adhesión) con el Creador a través del trabajo propio, que es discernido como la equivalencia de forma, donde todas las acciones de uno son para otorgar.

Es como el verso dice, “Entonces te deleitaréis en el Señor”. El significado de “entonces” es que primero, al principio del trabajo, no se tenía  placer. En cambio, el trabajo de uno es coercitivo.

Sin embargo, después, cuando uno ya se ha acostumbrado a sí mismo, a trabajar con el fin de otorgar y no examinarse si está sintiendo un buen sabor en el trabajo, pero cree que contenta a su Creador con su trabajo, uno debería creer que el Creador acepta el trabajo de los más bajos sin tener en cuenta cómo y cuánto es la forma de su trabajo. En todo, el Creador examina la intención; eso trae el contento al Creador, y entonces a uno se le imparte: “Entonces te deleitaréis en el Señor”.

Incluso durante el trabajo de Dios uno siente ahora el placer, porque ahora uno realmente trabaja para el Creador, porque el esfuerzo que hizo durante el trabajo coercitivo lo califica para poder trabajar para Él en serio. Encuentra que entonces también el placer que se recibe se relaciona a Él, es decir, específicamente para Él.

 

 

 

Título en inglés:

Lishma is an Awakening from Above, and Why do We Need an Awakening from Below”

Traducción:

Julio Akerman

Revisión y edición:

Elisbán Sandro Tupayachi Safuán

 

 

 

Partner Sites
kabbalah TV |  kabbalah films |  kabbalah books |  kabbalah site in hebrew |  kabbalah movies archive

 
Kabbalah.info website is maintained by
the
"Bnei Baruj" group of kabbalists

Copyright ©1996. Bnei Baruj. All rights reserved.